NO ME DEJES.

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Baji.

Un día en el parque mi mamá se puso a hablar con una mujer de cabellos blancos, poco después mi mamá me hablo así que corrí hasta ella y al llegar logre ver a una niña parecida a la señora escondida detrás de su mamá.

- Akina saluda a Keisuke, es el hijo de Ryoko mi amiga- la chica salió por fin y logre verla completamente. Parecía un ángel caído del cielo sus cabellos blancos, su tez clara y esos hermosos ojos azules resaltaban con el overol rojo que traía puesto. Desde ese momento Akina y yo nos volvimos inseparables y hacíamos todo juntos.

Todos los días después de clases nos turnabamos para ir a una casa y pasar toda la tarde ahí, eran momentos divertidos ella me enviaba cartas cuando estuve en la Correccional también acompañó a mi mamá cuando salí. Ella y yo hacíamos todo juntos y me gustaba ver su sonrisa. También se la presente a Mikey y a los demás, no me gustó ya que Mikey y Mitsuya acaparaban toda la atención que antes me daba; pero aún así hacia todo lo posible por estar cerca de ella.

Desde entonces ella formó parte de la ToMan, no como un miembro pero siempre estaba junto a nosotros, y eso era lo que me gustaba. Cuando deje la ToMan ella me golpeó y después se puso a llorar por que estaba en contra de nuestros amigos pero aún así no hice caso. Después cuando creí que iba a morir ella estuvo a mi lado y ahí me di cuenta de lo mucho que la amo pero aún seguía teniendo mis dudas y no quería ser rechazado así que por eso le dije eso ese día, aún que ahora me estoy arrepintiendo.

Hoy estoy dispuesto a ir con Akina y poder ser algo más que amigos. Me levanté de la cama y fui a su departamento. Toque la puerta y después logre verla aún más palida que el día de ayer.

- Que pasa Baji- hablo muy bajo y mi corazón se estrujo cuando la escuche.

- Te espero en el parque donde nos conocimos para hablar -

- Baji no tengo muchas ganas de ir -

- Por favor sí, te juro que está vez no seré un idiota sólo dame otra oportunidad- ella asintió con duda y yo salte de la alegría. - No te vas a arrepentir -

- Eso espero- respondió y se volvió a meter a su casa, yo feliz de que ella aceptará fui a mi departamento y comencé a prepararme. Terminando fui a comprar sus flores favoritas, los girasoles, y también le compre unos chocolates. En el camino al parque me encontré con Yuri.

- Hola Baji-kun- dijo dándome un beso en la mejilla. - Te puedo acompañar- lo pensé por unos minutos y después asenti, después de todo ella es sólo una amiga y nada malo podría pasar. Comenzamos a caminar, ella venía muy feliz y a pesar de que ya estábamos en invierno traía un vestido con estampado de flores. Al llegar al parque donde me vería con Akina nos detuvimos frente a frente.

- Y para quien son esas flores- pregunto pero antes de que respondiera ella volvió a hablar. - No me digas son para mi, ay eres muy lindo- tomó las flores y se acercó hasta darme un beso en los labios. Con ese simple beso me di cuenta de mis sentimientos y de que todo este tiempo sólo trataba de ignorar lo que sentía por Akina. Así que la aparte de mi, temeroso de que me hubiese visto.

- Lo siento, pero no puedo hacer esto, no me gustas y yo amo a Akina -

- ¿Qué? Pero si yo tengo que gustarte, que tiene esa maldita canosa que no tenga yo!- grito enojada y yo me moleste quitándole las flores.

- Akina no es ninguna canosa, su cabello es así y eso es lo que me gusta de ella, así que por favor vete- se fue molesta y yo solté un suspiró dejándome caer en la banca. Había su pasado ya un buen rato desde que Yuri se había ido pero Akina aún no llegaba.

Lo cual me preocupaba, tal vez le pasó algo malo en el camino. Así que le marque pero su teléfono mandaba a buzón. Preocupado comencé a buscarla por todo el parque hasta que llegue a los cestos de basura donde se lograba ver sangre y pétalos.

Asustado y con el corazón en la mano comencé a correr pidiendo que nada malo le pasará. Estuve corriendo por un bien rato hasta que llegue a los departamentos. Entre y subí corriendo las escaleras, al llegar a su departamento vi su puerta abierta y a Chifuyu cargando a Akina; mientras su ropa se llenaba de sangre.

- No, No, no, no!- repetí entrando a su casa y se la quite a Chifuyu viendo su cara de miedo, me senté y la lleve a mis piernas. - Por favor no te vayas, no me dejes -

- L-lo s-sie-nto- dijo y nuevamente volvió a toser sacando más pétalos.

- Hey no se te ocurra tienes que seguir con vida, Akina en verdad lamentó haber actuado como un idiota no quiero perderte- mis lágrimas comenzaron a llegar junto a los recuerdos de los momentos que viví con ella.

El llanto de Chifuyu sólo me hacia sentirme culpable por haberla lastimado de esa manera. Poco a poco su respiración se fue haciendo más pausada y ya casi no hablaba y tampoco sentía su pulso.

- Hey por favor no te vayas- acerqué mis labios a los de ella y antes de besarla hable, tomando su mano y poniéndola en mi mejilla. - Tu también me gustas, pero no va a pasar nada si te das por vencida- antes de que ella respondiera la bese, podía sentir su sangre pero aún así no me importó. Me separe de ella y lo único que vi fue esa hermosa sonrisa y su mano cayó al piso.

- Akina!- grito su papá mientras la movía de un lado a otro intentando despertarla. El llanto de Chifuyu se hizo aún más fuerte y después se paró.

- Todo esto es tu maldita culpa, Ella no merecía morir la mataste!- grito soltandome un puñetazo en la cara, la mamá de Chifuyu lo abrazo y el se escondió entre su pecho llorando.

- En verdad lo siento- susurre y volví a dejar un beso en sus labios.

[•••]

Hoy enterrariamos a Akina por lo que desde temprano mi mamá fue a levantarme y dejó mi traje en la cama. A petición del señor Toshiba todos iríamos de gala, quería que su hija mereciera un buen entierro.

- Date prisa Keisuke- mi mamá tomó las llaves del departamento y salimos del edificio, al salir logre ver a todos ahí. El señor Toshiba era consolado por la señora Jun. Y Chifuyu llevaba una foto de Akina con un moño entre sus brazos.

Mikey y los demás se acercaron hasta ellos.

- Lamentamos su pérdida, Ella era una buena amiga- después de un rato todos llegamos al cementario y el papá de Akina colocó la urna en su lugar. Todos fueron dejado rosas blancas en su lápida y Chifuyu puso su foto.

- Espero que siempre tengas en mente la muerte de Akina- hablo cuando me acerqué para poner las flores.

- No pude salvarnos, mi Atlántida- susurre colocando sus flores favoritas y de a poco fuimos saliendo del cementerio. No tardo mucho en llover por lo que tome a mi mamá del brazo y nos fuimos directo a casa.

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