Día 07: Edging + Morning Sex(Steve Harrington)

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⚠️TW: Creampie, leve praise kink.



El escozor natural de la luz matinal en tu rostro te generó cierto tipo de malhumor difícil de desdeñar ahora que tus ojos se abrían poco a poco, gruñendo patosamente contra la almohada. Tuviste que frotarte los párpados, retirándote el generoso acumulado de lagañas en las comisuras para después refregarte el resto de la cara en un intento fallido por despabilar tus cinco sentidos entumecidos.

Querías seguir durmiendo, gozar las horas de sueño que te quedaban por delante pero la cortina entreabierta de la habitación había frustrado tus planes. La pereza se adueñó de tu cuerpo, optando por dar media vuelta e ignorar la hora marcada en el reloj encima de la mesita de noche a tu lado cuando los pesados brazos alrededor de tu cintura te impidieron el más mínimo movimiento, te contenían contra la persona adherida a tu espalda, manteniéndote presa del agradable calor corporal ajeno.

Al principio el desconcierto fue inherente, luego de acabar con la momentánea confusión, analizaste detenidamente las particularidades en la pieza que no pertenecían a los recuerdos de toda tu vida y tu memoria comenzó a engranar correctamente. Pasar la noche en casa de otro había sido más extraño de lo que habías imaginado alguna vez, especialmente tratándose de alguien cuyo significado de orden era mantener la basura al borde del cesto, los posters y las banderas mal colgadas de la pared y la ropa desdoblada sobre la silla del escritorio.

Tenía sentido, se parecía al interior de su casillero y de su carro, desorganizado pero no asqueroso.

Era tolerable, rayaba dentro de tus parámetros limitados por el suficiente afecto que le habías tomado durante los últimos meses al rey de la preparatoria Hawkins, Steve Harrington.

Bueno, rey en sus mejores años. Ahora solo era el perdedor que trabajaba en la tienda de videos del centro que te coqueteaba a ti y a todas las chicas que pasaban frente a sus narices pero, más allá de ser un completo ciego e incomprendido con complejo narcisista, era un encanto.

Tú lo sabías mejor que nadie, habías estado enamorada de él desde tu primer año de preparatoria, cuando él cursaba el último y era relevante en la sociedad juvenil. Justo antes de perder su título, su carisma, su séquito de fans y todo lo que lo hacía la cara del complejo estudiantil, gracias a Hargrove, el castaño se había estancado igual que muchos otros como él.

Sin embargo, tu infantil fantasía por convertirte en su nueva conquista adolescente nunca murió, así que la esperanza continuó ahí dentro de ti por un par de meses, incluso tras graduarte.

Excepto, quizá, cuando corrió el rumor de que estaba absolutamente flechado por su ex novia, Nancy Wheeler, y que era un verdadero desperdicio darle pelea a ese sentimiento.

Más tarde lo encontraste laborando en el local, para ser precisa el verano pasado cuando querías festejar tu cumpleaños con una buena cinta policiaca y él te dio la mejor selección que resguardaban en la bodega trasera. El resto era historia.

Ahora dormían juntos a escondidas, a mitad del otoño, acurrucados en su cama cada domingo. Todavía no te acostumbrabas del todo a esa nueva rutina; sus papás jamás estaban en casa y le gustaba la compañía. A veces tenían sexo, a veces cenaban en la sala, otras veces solo charlaban de sí mismos y después–de nuevo–tenían mucho mucho sexo.

La calidez que impregnaban en tu cuero sus músculos relajados por la inconsciencia era regocijante, removiéndote cómodamente en su pecho, sintiendo el latir ameno de su corazón en tu espalda desnuda. Las sábanas los cubrían hasta las costillas pero sus extremidades cerradas en tu torso acunaban perfectamente tus pechos.

ONE SHOTS(ST) +21 (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora