«Día 294 de 365» (sin corregir)

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«Día 294 de 365»


No puedo dormir. Hace dos horas estoy dando vueltas en la cama, vueltas y vueltas. Agradezco que Hiccup tenga el sueño pesado. Me dijo que él se quedará todo el día en el hospital, así que despertarlo sería algo muy egoísta de mi parte.

Estoy nerviosa. Demasiado nerviosa. Ya quiero que pase esa operación e irme a casa con Hic. No estoy creyendo en si no funciona, es más, estoy siendo muy optimista. Voy a sobrevivir, y lo sé, pero... ¿qué pasaría si no es así? No puedo irme sin decir nada... no puedo.

Me senté sobre la cama y tallé mis ojos. Hiccup dormía plácidamente. Sonreí y acaricié su cabello.

Me levanté de la cama y agarré mi pijama que estaba en el suelo. Me lo puse todo. Vi una vez más a Hiccup y luego me metí en el baño.

Me miré en el espejo y suspiré.

- Todo va a estar bien -susurré mirándome-. Tú puedes, Mérida.

Asentí con la cabeza.

¿Pero qué pasa si no es así? ¿Qué pasa si muero? ¿Qué pasa si ya no vuelvo a ver a mis amigos, a mi marido, a mi madre?

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Es la primera vez que esto sucede. Los días anteriores he sido muy optimista, no dudaba en que hoy me deprimiera un poco.

Pero..., Dios, por favor, necesito vivir.

Lágrimas cayeron por mis mejillas y yo las limpié.

Salí del baño y miré sobre el escritorio un pedazo de papel. Cerca de él había una lapicera... qué puedo perder intentándolo.

Si llego a morir, Hiccup encontrará mi carta. Si sobrevivo, yo se la daré cuando seamos más grandes. Sería algo tierno.

Me senté sobre la silla del escritorio, prendí la lamparita y tomé la lapicera en mis manos. Solté un suspiro. Miré a Hiccup y luego a la hoja.



- Mer -sususrró-. Mer, despierta, hoy es el día.

Abrí mis ojos lentamente para encontrarme con los de Hiccup. Él me sonrió.

- ¿Cómo dormiste? -preguntó riendo.

Me estiré un poco.

- Bien -respondí con mi cara de dormida.

Hiccup rio y me dio un beso en los labios.

Me levanté de la cama y miré a Hiccup, él ya estaba listo. Caminé hacia el baño sin antes darle una mirada discreta al escritorio que yacía vacío.

Me cepillé los dientes y me arreglé un poco el cabello. Estaba hecho una maraña. Me rendí al ver que lo inflaba más.

Salí del baño y busqué ropa en mi cajón, Hiccup se había ido para darme más intimidad.

Me puse unos jeans azules, una remera de manga corta algo pegada al cuerpo. Arriba me puse una campera fina de color negro. Me calcé y bajé las escaleras.

Mamá estaba allí hablando con Hiccup en el living. Yo sonreí.

Ellos se percataron de mi presencia y giraron a verme.

- ¿Lista? -preguntó mamá con una sonrisa.

Asentí con la cabeza.


Cuando llegamos al hospital, me quedé unos segundos sin salir del auto observando el edificio. Yo puedo.

- Mérida -mamá me llamó. Yo me giré a verla- ¿vas a bajar, cielo?

Mericcup: 365 Días para NO enamorarme. (Corrigiéndose)Where stories live. Discover now