Capítulo 20

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Hola. En este capítulo hay advertencia de mayoría de edad. Hay unas cuantas partes que no son aptas para todos los públicos; por eso, si sentís que no podéis acabar el capítulo, se entenderá perfectamente. Incluso, para mí, ha sido difícil escribirlo. También, este capítulo, está narrado en tercera persona, no cómo los anteriores que estaban narrados bajo la vista de Galatea.

Espero que disfrutéis leyendo.



¡+18!



James miró su teléfono preguntándose si debía llamarla. "Azucena". Apareció aquel nombre en la pantalla de tu móvil. Aceptó aquella llamada para llevarse aquel aparato a la oreja.

-James, dile a mi hija que se ponga -La voz sería de aquella mujer hizo que el muchacho se estremeciera -.

-Galatea no está conmigo -Habló con lentitud y miedo -.

-Me han llamado del instituto y ha faltado a todas las clases, por favor, dile que se ponga -Estaba intentando calmar su voz para no gritar -.

-Azucena -Tragó saliva y respiró hondo -Hace unas dos horas me ha llamado ella en el instituto... su profesor de filosofía le ha contado lo de mi hijo -Su voz estaba apagada -Y le he colgado porque, a parte de que estaba en el instituto, prefiero hablar con ella de ese tema en persona -.

Un silencio incómodo se ocasionó en esa llamada.

-Dios... -Exclamó la mujer -A mí no me coge el teléfono -Por su voz, James, pudo intuir que estaba preocupada -James, Galatea puede que haga una locura -Su voz cada vez estaba más desesperada -.

James no entendía bien que estaba pasando. ¿Qué locura podía cometer Galatea?

-Si no está contigo y a ti te ha llamado en el instituto... -Se quedó callada, como si estuviese procesando toda aquella información sin hacer que su cerebro colapsase -Se ha escapado -No se lo podía creer del todo -.

-A ver, no creo que haya cometido tal estupidez -Intentó calmar a la mujer -.

-Que no esté allí -Suplicó ella llorando -James... hazme un favor -Se escuchó a la mujer sorber por la nariz -Te voy a dar una dirección y quiero que vayas a ver si está ahí mi hija -.

Un pitido constante hizo que James apartase el móvil de su oreja. "Renacuaja". No lo pensó dos veces y aceptó la llamada.

-¡¿Dónde estás?! -Exclamó furioso y no era porque lo estuviera, sino por su preocupación -.

-EN CAAAAASAAAAA -Alargó su forma de hablar -.

-Pequeña... ¿estás...? -
-¿Tinkiwinki? -Se rio -Sí -Soltó una carcajada -.

James se quedó sorprendido pero soltó un suspiró de alivio al saber dónde estaba.

-No te vayas a dormir la mona, voy a ir a tu casa para asegurarme de que no vayas a hacer ninguna locura -James seguía teniendo la mosca detrás de la oreja -.

-Que sííí -Entonces un pitido se escuchó desde el auricular, había colgado -.

Desbloqueó el móvil y buscó el contacto de Azucena para llamarla.

-Está en casa y borracha -Le habló con calma -Voy a ir para asegurarme de que está bien -.

-De verdad, gracias -Seguía llorando -Revísale todo el cuerpo... lleva casi tres años sin hacer nada pero... -Su voz se entrecortaba -.

Ahí entendió el motivo de la preocupación de la mujer.

-Si veo algo te lo haré saber, no pienso dejar que se autolesione -.

Poco después de colgar se puso a vestirse. Agradeció de librar aquel día. Revisó que todo estuviera en orden en su casa antes de coger las llaves del piso y del coche. Abrió la puerta de la entrada y salió para dirigirse al ascensor. A los pocos minutos ya estaba en el garaje montado en su coche. Salió del edificio con tranquilidad pero en realidad tenía los huevos en la garganta. Condujo con normalidad como si nada le estuviese pasando. En menos de diez minutos estaba en el barrio donde vivía Galatea, y su antiguo barrio. Aparcó en el primer hueco que vio cerca de la calle de su amada. En su mente solo podía suplicar que no se hubiese hecho nada. Bajó con rapidez del coche y lo cerró. Caminó a paso ligero por su desesperación. Lo que menos quería aquel día era verla sufrir. Al llegar al portal tocó al timbre con ansias. Un pitido molesto hizo que la puerta se desbloquease y James la abrió dirigiéndose al ascensor. Agradeció que el ascensor estuviese en la planta baja. Nada más llegó al piso correspondiente se encontró a Galatea esperándolo apoyada en el marco de la puerta. Estaba sonriendo mientras que su mirada se veía bastante cansada. James, se alegró de verla sonreír.

Sí, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora