capítulo 5

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Me desperté con las mejillas empapadas y mirando al techo. La vibración de mi móvil me hizo levantarme de la cama y acepté aquella llamada.

-¿Galatea? -Reconocí la voz de James -.

-¿Qué quieres ahora? -Sorbí por mi nariz el liquidillo de los mocos -.

-Quiero que hablemos... Solo hablar, por favor -Noté su voz entrecortada -Quiero disculparme contigo -Bufó -Pero no por llamada -Su voz a cada palabra que decía estaba más nerviosa -.

Miré el reloj de mi pared, no era tan tarde, solo eran las ocho y veinte de la noche.

-Ven a por mí, te espero en el portal de mi casa -Dije lo más seria posible -.

Escuché como asentía con una onomatopeya y lo siguiente que escuché fue como se cortó la llamada. 
Abrí el armario para coger algo más adecuado que el chándal que me ponía para hacer gimnasia en clase. Tiré algunas prendas hasta que di con mi pantalón de pitillo con algunas roturas y mi camiseta roja de hombros al descubierto. Cuando acabé de elegir toda la ropa que me iba a poner alguien me llamó al móvil, ese alguien era James, acepté la llamada.

-Estoy en la entrada de tu piso -"¡¿Tan rápido?!" -.

-Espera dos minutos, es que... -Reí nerviosa -No me he vestido aún -Cogí la ropa y miré el reloj de mi pared -.

-Tranquila, no pasa nada -Dijo con una una voz muy... Dejémoslo en que me dijo -.

Colgué y me desnudé para empezar a vestirme con el conjunto que había decidido ponerme... En aquel entonces estaba muerta de miedo, podía decirle que mejor lo hubiésemos hablado otro día, o que no me encontraba bien, o alguna escusa... Pero me armé de valor y, al acabar de arreglarme, bajé las escaleras, aún teniendo ascensor, para dirigirme hacia la salida y ver a James apoyado en su coche.
Me fui acercando cada vez más a él y por mi cabeza se me pasó una magnífica idea, podía hacerle sufrir como él me hizo a mí... Lo malo es que no sabría cómo. James me miró con sorpresa al verme tan arreglada y pude notar como por primera vez en mi vida hubiese visto su propia inocencia, como si esa mirada, por una vez, reflejara vida. Él se acercó a mí quitándose su chaqueta y alargando un poco el brazo para que la cogiera haciendo que yo como respuesta arqueara mi ceja derecha.

-¿Qué haces? -Pregunte casi riéndome -.

-Es que como hace frío pensé... -Balbuceó tímidamente -.

Podía llegar a ser mono pero aún tenía en mente mi propósito. Caminé hacia su vehículo esperando a que me abriera y, como si me hubiera leído la mente, se acercó a mí abriéndome la puerta del copiloto. Entré en el coche sentándome. Vi como daba la vuelta y abría la puerta. Se sentó a mi lado. Abrochó su cinturón e hice lo mismo. No quería volver a tener una multa de tráfico. 


-¿Quieres que ponga música? -Habló nervioso -.

-No, estoy bien así -Le informé mostrando tranquilidad -.


Él asintió y arrancó. Saqué el móvil prestándole atención a mis redes para no marearme. 


-A tu hermano se le rompió el móvil -Le anuncié con miedo -.

-Lo sé, pero bueno es su problema ahora -Su voz estaba nerviosa -No tiene cuidado de las cosas -Aclaró serio -Pero eso no es de ahora, es de siempre -Lo miré de reojo y estaba sonriendo -.


Asentí con la cabeza pero no miré el móvil, sino a él. Había cambiado demasiado. Lo conocí siendo un niño orgulloso, con mal carácter y nada carismático. Y no solo había cambiado en lo personal, sino también físicamente. Había adelgazado y se hizo más alto. Tenía más músculo y se le marcaba la mandíbula. Se notaba que ya se afeitaba. Los dos habíamos dejado de ser esos niños de hace años. No iba a negarlo, era bastante atractivo, pero no lo veía como todas mis amigas y compañeras. Su mirada estaba fija en la carretera.


-Me vas a gastar -Se burló -.

-Es que me mareo en los coches -Le informé -.

-En la guantera hay chicles y caramelos por si necesitas -Seguía atento a la carretera -.


Asentí con la cabeza. Dejé de mirarlo y volví al móvil. Se me estaba haciendo eterno el camino. De repente el coche paró. Por el rabillo del ojo vi a James pulsando el botón de un pequeño mando. Miré al frente viendo una puerta de garaje abrirse. Las luces de su interior se abrieron y el coche volvió a ponerse en marcha. Estaba concentrado mientras aparcaba. Me despase el cinturón antes de que sacase las llaves y abrí la puerta. Esperé a que James saliera del coche y escuché dos pequeños pitidos provenientes de él. Guardó las llaves en su bolsillo delantero y se acercó a mí.

-¿Aquí? -Opiné arqueando una ceja -.

-Preferiría hacerlo en un sitio más privado, no en un parking -Se rio nerviosamente -.


Asentí. Me dispuse a caminar, junto a él, hasta el ascensor. Sacó un manojo de llaves e introdujo una en la cerradura. En pocos segundos las puertas se abrieron dejando ver un espacio pequeño.


-¿Prefieres ir por las escaleras? -Preguntó tenso -Es mejor las escaleras, este espacio es demasiado pequeño y no me perdonaría si tuvieses un ataque de claustrofobia por mi culpa -Tragó duramente saliva intentando ocultar lo nervioso que estaba -.


Asentí. No podía estar en espacios pequeños y menos aún en ese diminuto ascensor. 

Sí, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora