Capítulo 3

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-¡MAMÁ! -Grité llorando y pataleando en la cama -.

Mis padres entraron preocupados para acabar de despertarme de mi terror nocturno. Al abrir los ojos, los vi abrazándome mientras repetían una y otra vez que no pasaba nada.

Me desperté y vi todo lo que había a mi alrededor. Me levanté de la cama y cogí el móvil para ver la hora: 06:22. Salí de la habitación y caminé cinco pasos hasta el comedor. Me senté en la silla, de madera, para servirme una taza de café, recién hecho por mi padre. Mi hermano pequeño vino corriendo hacia el comedor para abrazar mi pierna.

-Soy el rey Julien para ti, pequeño Mort -Dije riendo mientras el sonreía -.

Mi padre me miró mientras se sentaba enfrente mía.

-Voy a llamar a tu antiguo psicólogo -Me informó haciendo que casi me atragantara con el café -Has tenido dos terrores nocturnos en lo que va de semana, y estamos a miércoles -Cogió la cafetera mientras se servía el café -.

-Papá, estoy perfectamente, solo son terrores nocturnos -Sonreí para que no se preocupara -Todo el mundo ha tenido alguna vez en su vida -Intenté restarle importancia -.

Mi madre me acarició mi pelo y me miró seria.

-Galatea, es por tu propio bien. Tu padre y yo estamos muy preocupados y no queremos que vuelva ha pasar otro accidente como el de hace unos años... -.

-No va a pasar -Informé levantando la voz -El curso que viene ya tendré dieciocho, no soy una niña -Expliqué harta de aquella situación -.

-Gala -Habló mi padre -Si nos preocupamos es porque tenemos motivos para hacerlo. Hasta hace poco -Eso fue la gota que colmó el vaso -.

-¿Hace poco? -Intenté no gritar -Han pasado ya tres años de aquello. Dejadme vivir -Levanté demasiado la voz -Mirad, paso, me voy a clase -Finalicé la conversación -.

Me levanté de la silla y fui a mi habitación. Abrí el armario buscando algo que ponerme.
Salí de casa y me dirigí al descampado. Saqué del bolsillo de la mochila un paquete de tabaco. Aún era muy pronto para ir a clase.

Entré a la clase de filosofía, con retraso como siempre, y me dirigí al pupitre que estaba al lado del de mi amiga.

-Señorita Galatea -Me dijo el ayudante a profesor, James -Llega tarde a -Le interrumpí -.

-Ni me hables -Amenacé intentando no gritar -.

La clase se quedó callada. James cruzo sus brazos a su pecho mientras fruncía su ceño. No estaba enfadado, sino preocupado.

-Sabes perfectamente que si pasa algo puedes contar con el profesorado del centro -Intentó calmarme -.

-No -Me acomodé en mi pupitre -No quiero, ahora déjame en paz de una puñetera vez -Estaba pagando la discusión de esa mañana con él -.

Se levantó de su asiento y se dirigió a la entrada del aula para abrirla.

-Quiero hablar contigo un momento -Salió del aula -.

Bufé, por segunda vez en ese día, y salí de ahí mientras algunos compañeros me miraban preocupados. Era normal. La última vez que me puse así con un profesor fue por la muerte de mi abuelo. Cerré la puerta y lo miré. Pude percatarme de que tenía una mirada de preocupación.

-¿Pasa algo en casa? -Preguntó con pies de plomo -.

-¿Y eso a ti que coño te importa? -Espeté furiosa -.

Él suspiró y me miró con tristeza.

-Puedo hablar con la psicóloga del instituto para que puedas expresarte con ella -.

Sí, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora