24. ¿Quién está detrás de mí?

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Enya llegó hasta Tython donde en el instante en el que se bajó de la nave, volvieron en su cabeza todos los recuerdos de Ash. Y sorprendente, no era tristeza o anhelo lo que sintió, sino serenidad y esperanza por encontrarle. Fue hasta la roca de la visión, mirando a su alrededor con melancolía, ¡tanto añoraba a Ash!
Recorría los verdes prados respirando el aire puro como hacía Ash, al que le encantaba disfrutar del tiempo. Arrancaba las flores que más le gustaban, recordando así la vez que él le puso una flor en el pelo. Sólo suspiraba por él, y no sabía por qué. Se acercó una flor a la nariz para disfrutar de su fragancia y se la acercó tanto que la flor tocó sus labios, y se acordó del beso que se dieron. En su momento le pareció una barbaridad, pero ¿ahora? ¡Ahora! Ahora querría darle mil besos 💕. Desde lo alto vio un pequeño lago, que recordó a los hermosos lagos de Naboo que tanto le gustaban a Ash.

Enya estaba totalmente enamorada, había caído en el inocente primer amor, y el anhelo lo había intensificado más. Enya era como una inocente niña que jugaba en un prado lleno de flores, con las que jugaba a arrancar cada uno de sus pétalos diciendo «Me quiere. No me quiere».

Tardó más de lo esperado en llegar hasta su destino, ya que se entretuvo con todo aquello que le recordaba a Ash. En el momento en el que llegó, más cansada no podía sentirse. Sus brazos y piernas pesaban toneladas, y los pulmones no tenían todo el aire que necesitaba para reponerse. Su corazón latía rápidamente y con intensidad, y sentía la tentación de tumbarse en el suelo. Se abstuvo de aquello y se sentó de una vez por todas en la roca de la visión. Calmó allí su viva energía, y se concentró en buscar a la persona por la que suspiraba.
Tan sólo cerrar los ojos, le enseñó un mundo oscuro en el que sólo se veía ella misma, mientras que en el exterior, Enya se veía en el interior de una columna de luz azul que llegaba a tocar el mismísimo cielo.

En aquel mundo oscuro en el que se veía sumergida, lo más extraño que había descubierto hasta ahora, era el suelo sobre el que caminaba, no era ni más ni menos que agua, y con cada paso que daba, las hondas que se formaban en el agua se extendían infinitamente. Bajó la mirada un momento para ver aquel extraño fenómeno, y cuando volvió a levantar la cabeza, a lo lejos pudo ver a Ash. Más feliz no se podía sentir Enya al verlo, y corrió hacia él para abrazarlo mientras gritaba su nombre. Sin embargo, al llegar hasta él, todo había cambiado. Él no escuchaba a Enya en un principio, pero no era eso lo que había estropeado el momento. Iba vestido completamente de negro, y su mirada, expresaba oscuridad y miseria. Estaba sentado en lo que parecía un asiento de una nave, y aunque no lo podía ver, Enya escuchaba a Vader de fondo, que hablaba con él. Enya se arrodilló y le acarició la cara.

- Debes traerla al lado oscuro- le dijo Vader.- Ella vendrá a por tí. Querrá llevarte hacia la luz.

- Lo sé- respondió.- Ya la puedo sentir.

Enya dejó de acariciarlo al instante. Su alegría se había hundido, y sólo quedaba en ella una expresión de confusión e incredulidad. No se creía lo que estaba oyendo, ¿acaso Ash se había unido al lado oscuro? Y entonces... ¿Qué pasa con lo que le había dicho la joven dama de Naboo? ¿Era todo mentira?
Enya sentía cómo su corazón se quebraba. La joven Jedi se apartó de Ash, y al instante se esfumó en la oscuridad. Enya no daba crédito a lo que había visto y oído. En ese momento no sabía qué hacer ante tal situación, por lo que se arrodilló y se secó las lágrimas que le caían. Sin esperanza alguna, tenía decidido quedarse allí para llorar desconsoladamente. Bajó la cabeza y se tapó la cara con las manos, sumida en aquella depresión ya no podría salvar a nadie.

- Enséñame lo que de verdad pasó- murmuró.

Y al instante, la oscuridad se iluminó. A su alrededor podía ver el jardín del palacio de Naboo. Pudo discernir a Ash en la distancia. ¡Le estaba mostrando el pasado!

Jedi GrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora