Prólogo

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TaeHyung no se lo esperaba

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TaeHyung no se lo esperaba.

Había salido a comer con su familia, como cada jueves. No entendía el porque sus padres insistían en esas reuniones familiares con el único fin de charlar sobre su día. Eso lo podían hacer en la reunión que hacían cada domingo en la casa familiar. Incluso su padre podía levantar el teléfono y llamarlo para reunirse en su oficina, de algo debía servir que trabajaran para el mismo despacho contable, ¿verdad?

Pero no. Sus padres insistían en esas reuniones.

TaeHyung estaba cansado de escuchar a su madre y a su hermana hablar de papeles decorativos para su estudio. Su madre no trabajaba fuera sino que enseñaba a niños el arte de la pintura y su padre era feliz viéndola hacer lo que amaba.

— Deberías guardar silencio Tete, tanto escucharte me ha aturdido — comento su madre mirándolo con reproche.

— Lo siento mamá, no me siento bien.

— ¿Qué tienes, querido? — en ese momento su madre dejo de lado el parloteo de su hermana y le presto atención.

— No es nada, solo me siento extraño...

— Síndrome del soltero oxidado — comento HyeJin con una sonrisa burlesca.

— Cuida tus palabras, mocosa.

— ¿Qué? Es la verdad, tienes veinticinco y vives como un anciano de cincuenta...

— ¡HyeJin! — los señores Kim mencionaron su nombre en reprimenda, ellos pasaban de cincuenta años y les molestaba la falta de tacto de su joven hija.

— Algún día entenderás que la vida no es estar de cama en cama y de fiesta en fiesta.

— ¡TaeHyung! Entiendo y apoyo tus palabras, pero no puedes ofender a tu hermana con ellas. Ella es una jovencita decente...

— Tener sexo no me hace indecente — La voz de HyeJin sonaba indignada.

La familia comenzó con una pequeña discusión sobre la decencia y la edad adecuada para mantener encuentros sexuales, lo común.

Fue entonces que TaeHyung la vio.

Una hermosa chica de cabello lila. Usaba lentes grandes de montura plástica transparente, una blusa blanca de cuello redondo, una falda negra de cintura hasta debajo de las rodillas y zapatos deportivos blancos. Aun a la distancia se veía más alta que él y sintió que había encontrado lo que había estado buscando. Tan sólo giro su rostro un par de segundos y TaeHyung sintió que su corazón salía de su pecho, un hermoso rostro delicado, con labios medianos y sonrosados, unos preciosos e hipnóticos ojos azules.

Ella era un ángel.

— TaeHyung ¿Te sientes bien? — el señor Kim pregunto cuando notó que su hijo había dejado de participar en la conversación.

Girly boy ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora