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Mis ojos buscaron con desespero a Leny a quien encontré de inmediato y vi como su cara era de terror al verme en esta situación, pero debía seguir con el plan, por eso se dio la vuelta y salió para pedir a los refuerzos.

-Mi querida Juliette

Sentí la fuerza abandonar mis piernas y por eso me fui hacia atrás, pero él me sostuvo con fuerza, con una mano en mi cintura y la otra en mi nuca, así, me llevó hasta dejarme en el suelo, sosteniéndome entre sus brazos.

-Si tan solo me hubieras creído, si hubieras estado de mi lado... hubiera sido la reina y mi esposa -apretó la mandíbula y sus ojos se cristalizaron -pero no creíste en mi e intentaste matarme

Me sentía cansada y con sueño, en cualquier momento perdería la conciencia.

-Te amo, eso lo sabias y lo usaste para acercarte a mi esta noche -apretó los labios -lo lamento, pero necesito vengar la muerte de mi madre, pase lo que pase, eliminare a todos los que intenten detenerme... incluso a ti

-Joseph -susurré

-Lo lamento, Juliette -se inclinó a mí, dejó un beso en mi frente y después se acercó a mi odio -prometo que, en nuestra próxima vida, estaremos juntos y las cosas serán diferentes

-¡Juliette!

Escuché la voz de Jean Paul, pero no pude verlo desde mi posición, además, el movimiento de las personas a mi lado, de los caballeros luchando contra los nuestros, de los pocos invitados tratando de escapar de aquí, todo eso, me hacían sentir mareada.

Joseph se alejó de mi pero no se apartó de mi lado.

-Que tengas una dulce y tranquila muerte, mi preciosa Juliette

Esas fueron sus ultimas palabras antes de levantarse del suelo e irse y antes de que yo fuera tragada por la oscuridad y el silencio.

Joseph

El dolor en mi pecho era asfixiante, quería clavar mis uñas en mi piel para arrancarlo, las lágrimas querían salir, pero soy el rey y nadie puede verme llorar.

-¡Quiero que los atrapen a todos! -fueron las palabras de furia que salieron de mi boca mientras yo me movía entre todo el desastre hasta el trono, tres escalones por encima del piso, mirando todo el desastre

Tomé mi espada y esperé paciente a que alguien intentara atacarme, pero nadie se me acercaba, en su lugar, un hombre que al principio no reconocí solo después de verle la cara supe que era Jean Paul, él se acercó a Juliette que yacía sobre el suelo del gran salón, con una mano sobre la herida, cubierta de sangre, estaba dormida y parecía tener un tranquilo sueño, pero en realidad, estaba muerta.

Jean Paul la movió un poco diciendo su nombre, pero ella no respondió.

Los ojos de él encontraron los míos por encima del desastre y la pelea, sabia que me estaba maldiciendo por matarla, que había incredulidad en sus ojos de que yo fuera responsable de ello, pero al final, esa incertidumbre le dio paso a la rabia. Jean Paul tomó en brazos el cuerpo de Juliette para correr a la salida.

-¡Uno de ellos esta escapando! -gritó un caballero a un lado de mí

-Déjalos, a ellos dos... déjalos irse, a los demás, atrápenlos y llévenlos a los calabozos

-Como ordene, majestad

Hizo una reverencia y obedeció mis ordenes, en mi lugar, arrojé la espada a un lado mío, me di la vuelta y me fui del lugar.

Jean Paul

Apenas logramos escapar del palacio, escuchaba pisadas detrás de mi mientras nos internábamos en el bosque, pero por más que los escuchaba, no me giraba a mirar quiénes eran, lo único que quería era escapar y alejarme lo más pronto posible del lugar, corría lo más rápido que mis pies y el peso de Juliette en mis brazos me lo permitían.

Al final, cuando me sentí a salvo, una vez que estuvimos cerca de la casa donde todos habíamos declarado como punto de reunión en caso de tener que escapar, dejé de correr al igual que los pasos detrás de mí.

-¡Jean Paul! 

Marion salió de la casa, acompañada de otras dos mujeres y dos hombres.

-¡Llévala adentro! ¡Rápido! -se la entregué a uno de esos hombres y corrieron dentro de la casa mientras que yo me quedaba afuera, mirando a los pocos que logramos regresar y dirigiendo a los que no estaban gravemente heridos en rodear el lugar para asegurarnos que ninguno de los caballeros nos hubiera seguido, mientras que los heridos iban dentro de la casa para que recibieran atención médica.

Las manos me temblaban, mi cabeza daba vuelta, me sentía culpable ahora mismo de que Juliette saliera herida de este modo.

No esperaba que Joseph hiciera algo como eso, pensé que él la amaba demasiado como para herirla, confiaba en ese amor como una ventaja para nosotros para que ella se pudiera acercar fácilmente y poder lograr lo que planeábamos, pero jamás me imagine algo como esto.

Mi cabeza me decía que me sentiría inmensamente culpable si Juliette muriera, otra parte de mi mantenía la esperanza diciéndome que ella estaría bien, pero otra parte era más fatalista incluso diciéndome que ya no había nada que hacer, que Juliette ya no estaba aquí.

De todos modos, despuésde un tiempo afuera, vigilando y rondando los alrededores de la casa paraasegurarnos de que todo estuviera bien, dejé mi espada en su funda y esa fundala dejé a cargo de un chico que las recolectaba para guardarlas. 

Dentro, en la casa, todo era un alboroto, los dos médicos que habían decidido cooperar con nosotros y las mujeres, andaban de un lado al otro, con tinas llenas de agua teñida en sangre, con trapos ensangrentados, vendas, tijeras, herramientas medicas para curar las heridas de los que habían salido heridos, quejidos y llantos inundaban el pequeño espacio, personas sentadas en las sillas, tiradas en el suelo, sobre la mesa, por todos lados. No éramos muchos, pero viendo esto, era como si fuéramos más de 100 personas ¿O simplemente sentía que éramos demasiados por lo abrumado que me sentía? 

Los hijos de la línea 26 y los niños desaparecidos (ParkJimin)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ