Capítulo 54

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El cómo y a qué hora había llegado a esa habitación eran datos completamente desconocidos para él. Lo único que recordaba después de que se fue con Todoroki era a…

Izuku se acercó a dónde estaban ambos chicos. negando con la cabeza en medio de una sonrisa.

-Les dije que se fueran.

-No puedes culparnos, él es .. bueno, ya sabes.

Todoroki envolvió al peliverde con sus brazos dándole leves palmaditas en la espalda.

-Estuviste maravilloso Midoriya.

Le cogió del rostro dejando un beso lleno de cariño sobre su frente.

-Todoroki tiene razón. Reconozco que está actitud de él me dejó un poco consternado.

El pelirrojo se recargo sobre la pared de la barda dejando caer su cabeza hacia atrás.

-No supe manejar mis emociones, me quedé inmóvil dejando que la situación y su presencia me dominaran, rayos, yo no soy así.

Con una mano sostuvo el puente de su nariz aspirando fuertemente, apretó a la vez los ojos que con la luz de la farola se mostraban enrojecidos, y con el puño comenzó a golpear la pared.

El suave y cálido tacto de las manos de Izuku no tardaron en agarrar la mano en puño del pelirrojo, masajeando las zonas que comenzaban a ponerse rojas. Todoroki lo agarró de los hombros para guiarle el camino, habían comenzado a caminar hacia unas bancas cercanas, pero lejos de la calle donde antes estaban.

-No tienes la culpa y no tienes porque sentirte así. Cuando quieres a alguien, hay veces que no puedes darte cuenta del daño que te está causando por la honda de ilusiones que tapan tus ojos y los tapones dulces que cubren tus oídos.

Kirishima ya no lo aguanto más y comenzó a llorar. Izuku lo tomó en sus brazos dejando que se desahogará hasta que pudiera sentirse un poco más tranquilo.

Se sostuvo las sienes ante el repentino dolor de cabeza.

(Al parecer de verdad llore mucho.)

Llevaba alrededor de 20 minutos despierto y aún no sabía si salir de la habitación. Se sentía un poco avergonzado por la imagen que debió dar en la noche, sin embargo, el aroma de lo que sea que estuviesen preparando en ese departamento le hacía rugir las tripas.

Un par de minutos pasaron para que los pasos sobre el pasillo se detuvieran frente a su puerta. Unos toques y un "voy a entrar" se escucharon antes de que la manija se girace para dejar ver a un peliverde en una pijama azul de puntos blancos.

-Hola Kirishima, ¿Pudiste descansar?

El chico se sentó al margen de la cama.

-Tengo un poco de dolor de cabeza, pero mi cuerpo definitivamente se siente bien. Debí ser una molestia para llegar hasta aquí.

-No, nada de eso. Yo te ofrecí quedarte aquí y Todoroki me ayudó a convencerte, estabas muy insistente en ir a tu casa pero ya era muy tarde y nos preocupaba que te pasara algo, o que él te estuviera esperando.

-¿De verdad? No lo recuerdo.

-Hablemos de ello más tarde, por ahora deberías comer algo, mira que es bastante tarde.

Izuku le entrego el móvil con la batería llena, en la pantalla se podía leer las quince con cuarenta y cinco minutos.

-Solo quitamos tu chamarra y zapatos, tu celular salió del bolsillo y lo puse a cargar.

-Tenía tiempo que no dormía hasta tarde y… gracias por cuidarme.

-Está bien, allí tienes el baño de esta habitación y puedes tomar lo que necesites, el comedor queda escaleras abajo.

Deku le sonrió y se levantó de la cama para darle espacio a Kirishima.

(Tengo suerte de que mi familia no esté en casa.)

Hizo caso a las indicaciones del peliverde. Primero se lavó el rostro y la boca. Al desbloquear el celular pudo ver el número de mensajes y llamadas que tenía, resopló volviendo a dejar en negro su pantalla. Si aquellas notificaciones eran del rubio las atendería después de haber puesto algo sólido en su estómago. Camino por el pasillo y se sorprendió ante la vista que daba todo el departamento desde el balcón, sin duda era espacioso con una elegante y tradicional decoración.

-Espero que la comida sea de tu agrado.

Mencionó el pecoso desde el comedor, quien se estaba quitando el delantal entregándolo a Todoroki.

-Seguro que si, desde que desperté el delicioso aroma inundó mis fosas nasales.

-Te lo dije Izuku, tu cocina es deliciosa.

Los comentarios provocaron un ligero rubor en las mejillas del mencionado. Kirishima sonrió por la linda reacción.




Bakugo había quedado quieto sobre el pavimento de la calle. Su cerebro trataba de procesar a aquel Kirishima viéndolo con despreció y negándose a su toque, cuando hace algunas lunas ellos habían compartido un momento más que íntimo. Pero sobre todo negando a ese Izuku que lo había mirado a los ojos llenos de una seguridad nunca antes vista.

Había intentado seguir a Izuku apenas pudo mover las piernas, sin embargo perdió el rastro tras algunas calles, poniéndose frustrado. Todo se le había venido abajo en cuestión de minutos. Había perdido a la persona que lo hacía hacer cosas que jamás imaginó, y había perdido a su… no, ya no sabía cómo llamar a Izuku.

Con la vaga esperanza de que Kirishima tuviera el celular prendido comenzó a buscar su ubicación, sin embargo la conexión se cortaba a pocos segundos de haber iniciado el rastreó. Por última opción regresó a la casa del pelirrojo, pero su espera fue en vano, pues tanto en el transcurso de la noche y de la mañana siguiente hasta llegar la tarde, ese chico jamás apareció, y ninguno de sus intentos de comunicación tenían respuesta.

El recuerdo de un Kirishima diciéndole que le daría las copias de la llave de la casa, se le vinieron a la mente y una gota salada se resbaló por su mejilla, ¿Qué demonios le estaba pasando?

Me engañaste primeroWhere stories live. Discover now