«Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.»
- Romanos 5:12
Un...
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¡Santo Santo es el Señor! por entregar de mi amado su corazón, corre por los valles y llega al aposento recita el Corán de los turcos reza nuestro Credo.
Damiano el más bellos de todos los mozos el más fiel de todos los santos. Eclipsa a la oscuridad con la calidez de sus manos sublime me es el sabor de sus labios no hay pecado en quién peca si hay tentación, cede ante ella.
Llena de gracia, Rosemary la Rosal de Rosas ingenua insensata cuya amargura le trae desgracia.
Pero, ¿quién osa sufrir cuando uno es joven? no saben nada, ignoran al cruel y al pobre un escondite bajo la luz de la luna besan sus labios con ternura una pasión llena de locura.
Bienaventurados aquellos que ven la belleza en las cosas buenas para ellos hay esperanza plena. Dos plebeyos juegan al amor gozan de la plenitud, aventuran en el placer las estaciones son volátiles alas de mariposas frágiles ¿Serán realmente felices?
Enigmático. Mágico. Pasión jovial rumbo a la gloria de Dios el tiempo ha pasado ellos siguen intactos libres de todo pecado eternamente enamorados.
Día de verano Roma anochece frente al lago ese joven muchacho, el Príncipe Encantado tomó a su amada de la mano; iris esmeraldas vieron par de avellanas adentrándose al bosque de su mirada el apogeo de la belleza, el misterio de su propia alma.
Pares de latidos corrían a mil suspiros soñolientos exhalan entre sí. Sempiterno una vez comienza ya no tiene fin.
"Rosemary, pequeña Venecia mi estrella, mi rosa, mi eterna primavera canto en verso a tí, mi Artemisa griega.
Dueña de mi corazón amada mía soy devoto en oración, Virgen María.
Tan fina tu piel de seda reina de la pradera, bendita sea tu pureza.
Eres aquí y no hay tristeza pintas mis sombras con acuarela rojos son tus labios que me envenenan.
Perdido me hallé y guíaste mi camino ahora sé mía, por favor te lo pido."
Damiano, por nadie se arrodilla pero ante esa mujer lo haría, porque la amará toda su vida pediría su mano como prometida.
No hubo protesta alguna solo sollozos en la cercanía ¡Llora de alegría, qué maravilla! Tan encantadora era al dar el sí sin prisa vive la realidad de sus fantasías deja a relucir el rubí de su anillo y agradece al cielo por el deseo concedido.
Sombra de rosas, ellos eran inocentes con juventud eterna. Mirad el atardecer, el sonrojo de sus mejillas vivirán juntos hasta el final de sus días ¿Queréis que diga otra mentira?