Ceremonia de selección.

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Después de varios días de reposo en el puerto, Xie Lian fue a darse un baño en la playa solitaria. Como no tenía cambio de ropa, se desvistió por completo y entró al agua. El vaivén de las olas era un arrullo cariñoso.

–He tomado una decisión.

– ¡Kya!

Dirigió la vista a la costa, una muchacha huía de un chico que la acosaba, él la atrapó y le arrebató la ropa, descubriendo su busto. A Xie Lian se le fue el aliento. Se sumergió y cogió una piedra, volvió a la superficie, apenas dejando su nariz por encima de las aguas. Usó sus poderes marciales y atinó perfectamente a la cabeza del maleante, quien cayó desmayado.

– ¡Son los Cielos, definitivamente ellos me han salvado! – celebró la chica, acomodando su ropa y huyendo–. ¡Gracias, gracias!

Del cielo vino un estruendo tras otro, una ráfaga de potente viento botó a la chica en la arena.

– ¿Una...ascensión? – expresó ella, completamente perpleja por una intensa luz proveniente del mar que se elevaba a los cielos.

Destruyendo templos a su paso, Xie Lian finalmente puso sus pies sobre una superficie firme. Reconoció la cegadora luz de la Capital Celestial.

– ¡¿Ascendí?! ¡¿Justo ahora, por qué?! – se miró a sí mismo–. ¡Estoy...estoy-!

–Xie Lian, antiguo sirviente de Tian Suyin– oyó la aburrida voz de una mujer y murmullos de la multitud que se acumuló a ver el espectáculo del recién llegado.

Xie Lian se hizo bola en el piso, con la cabeza enteramente roja, parte de su cuello también enrojeció. La elegante mujer ni siquiera lo miraba, tampoco se esforzaba por no hacerlo.

–Felicidades, acabas de ascender como el Dios de la Virginidad.

– ¡¿Dios de...?!

Qué hilarante, un dios de la virginidad luciendo así.

–Ahora, le pido a los espectadores que se larguen– mandó la mujer vestida de negro. La multitud se dispersó–. Y tú...Ve inmediatamente a tu alcoba designada en el Gran Palacio Marcial.

–N-no puedo ir viéndome así– supo que era el momento de llorar.

Una de las asistentes de la mujer le arrojó una túnica.

–Usa esto por el momento. Ling Wen para servirte– ella le dio la espalda–. Ah, y puede dar por hecho que esto ya es del saber de todos.

– ¿De-del Emperador Celestial también? – se puso la túnica con nerviosismo.

–Exacto. Nada escapa de los cinco sentidos del Gran Señor.

Xie Lian quiso morir y que sus cenizas fuesen dispersadas.

–Dese prisa, hay una importante actividad en honor a Su Majestad Celestial. Utilice su mejor traje, los encontrará en su alcoba.

–E-enseguida...

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El dios de la virginidad. | BaiLian/JunLian | - 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora