Pedir perdón y saber perdonar.

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– ¡Alto!

Xie Lian volvió la espalda, el monje al que le pagó venía detrás suyo, y más de cerca tenía a HuaHua. Xie Lian se enojó.

–Deja de seguirme– le regañó sin recurrir a los gritos.

HuaHua rápidamente alzó la mirada con determinación y seriedad. Xie Lian se asombró, este niño no se apartaría pasara lo que pasara, una estampida de bueyes, inundaciones, maremotos o una lluvia de meteoritos. Lo cargó con cariño, cambiando drásticamente la mirada de HuaHua por una más tierna.

–Perdón, juro que lo tenía bien vigilado, pero...

–No hay problema– Xie Lian llevó una mano a la nuca de HuaHua y con un sólo dedo lo noqueó. La visión de HuaHua se volvió más oscura que la noche.

El monje quedó sorprendido. Xie Lian le entregó a HuaHua sin una palabra.

–Lo cuidaré mucho más, de ser posible lo ataré a mí– dijo el hombre de los tres ojos.

–Por favor, hágalo.

Xie Lian se marchó...

... ... ...

Dos semanas pasaron desde que Xie Lian se despojó del grillete dorado en su tobillo, ahora enrollaba su rostro con vendajes para evitar ser reconocido.

–Una cara como la tuya no debería ocultarse.

En esta playa de arenas blancas en las que jamás estuvo antes, al atardecer, apareció frente a Xie Lian la figura que admiró desde su niñez y en la que equivocadamente depositó sus sentimientos más apasionados.

En esta playa de arenas blancas en las que jamás estuvo antes, al atardecer, apareció frente a Xie Lian la figura que admiró desde su niñez y en la que equivocadamente depositó sus sentimientos más apasionados

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Jun Wu.

–Lograste despistarme, pero fue muy tonto de tu parte creer que huirías.

Xie Lian le miró desafiante, Jun Wu hizo igual. Con descaro, Xie Lian calzaba sandalias, mostrando sus tobillos limpios, sin ataduras.

–Igual que la vez que prometí recompensarte, tan pronto te fuiste te deshiciste del grillete. Ya no me cabe duda, eres un mentiroso.

–No quiero escuchar nada que venga de ti– empuñó a Fang Xin.

Jun Wu sonrió con serenidad, una mota de polvo desafiaba al universo.

–Te hice llorar e implorar piedad sin necesidad de pelear, en una batalla no tienes oportunidad contra mí.

Xie Lian se sorprendió y se puso rojo por el enojo...más bien se sonrojó y se enojó.

–Eres un dios y los Cielos el lugar al que perteneces.

–De ninguna forma...Tú siempre fuiste justo y sensato; sin embargo, que te presentes en persona por este dios sin poderes espirituales me hace pensar que tus motivos son personales.

El dios de la virginidad. | BaiLian/JunLian | - 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora