Chapter eighteen

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-- ¿Cómo te atreves?-- pregunta Sirius, voz baja pero audible para todos en la sala, rompiendo el tenso silencio luego de unos minutos-- Dime, ¿cómo te atreves a venir aquí y hacer ese maldito rol de padre preocupado que todos sabemos que no cumples porque ni lo primero eres?-- interroga, comenzando a alzar más la voz y levantando la vista, hasta ahora fija en su hermano, hasta Orion.

-- Sirius...-- advierte mi padre, pero es interrumpido.

-- No. Déjelo-- dice Orion, ojos únicamente para el chico que parece tan joven e indefenso en aquella cama--. Él tiene razón-- murmura, una sinceridad y sensibilidad que nunca creí escuchar en ningún Black fuera de aquellos cuatro primos.

-- Dímelo, por favor. Ilumíname y contéstame cómo es que puedes. ¿Qué tan descarado tienes que ser para estar aquí, fingiendo ser un buen padre y querer a tu hijo, cuando todos aquí sabemos muy bien que si está aquí, inconsciente, es por tu culpa? Tu culpa y la de aquella bruja. Porque tú no cumples ningún rol en su vida, no lo has hecho con ninguno de nosotros, te apartabas, y si no lo hubieras hecho, si no hubieras dejado que esa maldita señora nos torturara, él no estaría aquí, no habría intentado acabar con su vida. Si hubiera muerto, que gracias a Euphemia no fue así, su sangre estaría en tus manos, tú tendrías la culpa, quieras o no aceptarlo. Y entiendo que no te hayas involucrado en mi vida, en la manera en que me dañaba Walburga, pero ¿en la suya? Cometiste un grave error al no hacerlo, él es la mejor persona en todo el maldito mundo y tú, por ser tan malditamente egoísta y desinteresado, te lo perdiste.

-- Lo sé. Sé que es mi culpa-- admite el padre de Sirius, casi un susurro--. Y no sabes cuánto lo lamento y cuánto lamento no haber hecho nada cuando ella lo dañaba ni cuando te lastimaba a ti, no se merecían nada de eso, pero no puedo regresar en el tiemoo, lamentablemente no poseo un giratiempos para hacerlo, y debería haber hecho más. Por él. Por ti. Por ambos. Pero no soy valiente, soy tan cobarde que no la puedo desafiar, a ella o a cualquier Black, y admiro la valentía que tienes, que tienen los dos, tan pequeños y tan decididos. Si tan sólo hubiera podido ser así, ustedes... Ustedes no estarían aquí ahora. Lamento todo, todo lo que no hice por ustedes-- confiesa Orion y por un segundo creo que alguien ha tomado una poción multijugos para convertirse en él, porque no se parece en nada al Orion Black del que Sirius y Regulus me hablaron.

-- Sabes que eso no arregla nada, lo sabes muy bien. Ese Lo siento no arregla los años de torturas constantes y diarias, y aunque tú no lo hayas hecho, tampoco lo impediste. No eres la causa, pero sí el cómplice-- le echa en cara Sirius, mirándolo sin recibir una mirada a cambio--. Y ni siquiera tienes la dignidad de mirarme-- musita Sirius, soltando una risa amarga y sin gracia, haciendo que su padre al fin levante la vista y lo vea.

-- Sé que no lo soluciona, ojalá pudiera, pero no puede. Yo nunca quise eso para ustedes, realmente los quería, los quiero, pero no sabía qué hacer, no sabía cómo actuar. Nunca tuve un ejemplo bueno de la paternidad de joven y me educaron para dedicarme al trabajo y dejarle la crianza a la madre. No sabía qué hacer, quería hacer algo, pero no sabía cómo.

-- Mira, ya no puedes hacer nada por mí, pero puedes impedir que Regulus siga sufriendo-- comenta Sirius luego de largos segundos procesando las palabras--. Ayúdalo. Si no puedes detener a Walburga cuando lo tortura, impide que lo haga, convéncela de dejarlo ir en vacaciones con sus amigos y aplaza todo lo que puedas el que tome la marca, porque eso no es lo que quiere, y aunque lo quisiera no sería lo correcto, no sería bueno para él.

-- Trato de hacerlo, pero no sé cuánto pueda. Con la huida de Narcissa, el desertar de Andrómeda y tu ausencia, están desesperados con que otro Black tome la marca. Y el mejor candidato, según ellos, es él. Tengo la sospecha que por eso hizo esto-- murmura, moviendo la mano hacia Regulus y una máquina que medía sus latidos--, Walburga lo iba a obligar a tomar la marca hoy.

Ciervo - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora