3: El Agente 3

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Caminamos hacia una gran escalera de hierro. Estaba un poco asustada, mire a mi madre ¿Por qué yo tenía tanto miedo? No sé, tal vez porque incluso mi madre estaba nerviosa. Yo sospechaba que mi madre sabía qué yo estaba muerta de miedo. Caminamos hacia unos largos pasillos y otras largas escaleras. Si yo tuviera que escapar de este edificio no sabría por dónde salir, ya que era inmenso y tenía demasiadas puertas. Finalmente mi madre entro a una habitación, en seguida la seguí. La habitación era grande, de color blanco con azul marino, en el centro había un escritorio de roble antiguo, pero en un buen estado, donde solo había una carpeta. Las paredes parecían de hierro, lo se, tal vez eso no cierto, tengo mucha imaginación. Contra una pared había una pequeña estantería con muchos libros del mismo estilo.

-¿Qué mierda es esto? -Le pregunté sorprendida a mi madre.

-¡Por Dios! Aubrely Ysatis. No sea tan maleducada para hablar -espetó mi madre.

-Lo siento -murmure en voz baja mientras dejaba mis manos en los bolsillos de mi jeans. Esta es de las pocas veces que mi madre me llamaba por mi nombre real. Y lo hizo sobre todo porque esta nerviosa y por lo tanto, seguro se le olvidó que mi nombre fue cambiado. Mi madre fue la pequeña biblioteca.

-¿Qué estás haciendo ahí de pie? Ven a ayudar, Aubrely -grito furiosa. Suspire. Mi madre tenía un temperamento un poco furioso. Me acerque a ella.

-¿Qué tengo que hacer? -Pregunté ¿Dibujo? Agarre con toda mi fuerza el libro de dibujo que estaba en la biblioteca, pero realidad no se movió.

-¡No puedes hacer nada, Aubrely! ¿Tan difícil es? -Mi madre pregunto, rodee los ojos. Entonces hizo lo mismo, pero no pudo. -¿Qué...? -Se quedó mirando extrañada el libro. Hice el intento de sacarlo de nuevo el bendito libro, pero como era de esperase no puede.

-Mamá... -Intente decir algo -¿Estas segura de que esto es...

-¡Claro!

-Bueno... -De nuevo intente decir, si esto era seguro, pero justo en ese momento, un hombre como de dos metros entro a la habitación.

-¡Hola! -Gritó con entusiasmo. Retrocedí aterrorizada, tropecé con mis propios pies y caí de nalgas.

-Aubrey -Suspiro mi madre -No es tan torpe, mi chica -Ella me dio una sonrisa nerviosa.

-Lo siento. -Murmure mientras me levantaba lentamente del suelo. -Me asusté un poco.

-Sí, bueno, no importa -El hombre me sonrió amistosamente. Él tenía una cara redonda, mejillas muy redondas. Sus ojos azules que aspiraban mucha confianza y amabilidad -¿Dificultad con la biblioteca? -Preguntó señalando la estantería. Asentí con la cabeza avergonzada.

-Sí, bueno, yo no entiendo muy bien, porque... -Él no me dejo terminar de hablar.

-No importa, te acostumbraras -miré fijamente la biblioteca ¿Por qué debo acostumbrarme a la mini biblioteca? El hombre sin nombre se acercó la pequeña biblioteca y él la empujo suavemente con sus manos. Mi boca se abrió y me puse totalmente roja.

-¡Oh! Lo que se puede hacer con un solo movimiento -le dije mientras le sonreía nerviosamente ¿Por qué soy tan tímida? Detrás de la biblioteca, había una alta escalera en forma de caracol que no se podía ver donde terminaba ya que es inmensa. El fondo era muy oscuro y en la pared colgaba un par de antorchas. Era muy medieval me dio la impresión que ahí pasó algo malo.

-Venga -Dijo el hombre gordo, que todavía estaba sin saber su nombre -Síganme no tengan miedo.

-¿No deberíamos esperar a papá? -Le pregunte a mi madre, con miedo que sucediera algo malo.

AUBREYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora