1. Mi nombre es Ryu

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Hola, ¿Qué tal todo? Me llamo Ryu, tengo quince años, y vivo en un vecindario pequeño con mi madre y mis dos hermanos mayores, los gemelos Natan y Nathaly, la más odiosa representación de la perfección, son tan irreales que dan cringe.
Mi padre, se llama Ryouma, y se divorció de mi madre hace poco para irse con su amante, el muy hijo de perra no admite que andaba con ella mucho antes del divorcio.

Bueno, ya no los haré perder el tiempo con presentaciones inútiles y comenzaré con la historia.

Hace algunos días se mudó una familia a la casa de al lado y cosas fuera de lo común empezaron a pasar, los vecinos ahora son más atentos que de costumbre y se siente un ambiente extrañamente agradable, en nuestra calle nadie se dirige la palabra, por eso digo que algo no cuadra.

Cuando ví el camión aquel día supuse que se trataba de una familia pequeña, pero no fue así, detrás venía otro camión y una enorme furgoneta, de allí se bajaron dos adultos, un par de jóvenes y cuatro niños. Los de la compañía de mudanzas comenzaron a bajar los muebles y las cajas de los camiones, mientras que la familia entre risas y agradecimientos les daban indicaciones.

Yo quería verlos más detalladamente, así que decidí trepar la barda de madera que divide nuestros jardines. Cuando casi logro asomarme, una voz profunda me llama con amabilidad - Ey, pequeño, baja de ahí, te vas a lastimar-, volteo y lo que me encuentro son unos brillantes ojos dorados que me miran fijamente desde arriba - ¡ AH, SU MADRE, ESTE TIPO ES ENORME!-, al verlo me asusté, me solté rápido de la barda y caí al suelo, me incorporé con rapidez y salí corriendo. En lo que me alejaba noté que el hombre agitaba la mano para despedirme y no dejaba de sonreír, su expresión era muy serena y me daba escalofríos.

Al llegar la noche, mientras hacía mi tarea me puse a pensar en él y caí en la cuenta de que él es uno de los muchachos que se bajó del carro, uno de los hijos mayores, al recordar eso me sentí muy avergonzado de mi reacción - parezco estúpido-.

Cuando llegó la mañana del sábado, mi mamá tuvo la brillante idea de darle la bienvenida a los nuevos vecinos, preparó lasaña y fuimos todos a su casa. Nos recibieron con enormes sonrisas y pusieron la mesa en el jardín trasero. Los adultos contaban historias de su juventud y los pequeños jugaban a las escondidas, mis hermanos parloteaban sobre la universidad con la hija mayor, y yo, para mi desgracia, quedé a solas con el hijo mayor.

- Mi nombre es Gabriel, gusto en conocerte -, sonrió.

-Igualmente -, me encogí de hombros-, me llamo Ryu...y... disculpa por mi reacción de ayer, no estuvo bien.

-No pasa nada, yo soy el que debería disculparse, te di un buen susto, pequeño.

-Como sea -no me digas pequeño -, ¿Vas a la universidad?

-Si, aunque por ahora estoy de vacaciones, estudio Derecho.

Me sorprendí - No pareces alguien que fuera a convertirse en abogado o algo así... -lo miré de arriba a bajo.

Soltó una leve carcajada.

-Entonces ¿De qué tengo cara? - preguntó mirándome fijamente.

-No lo sé, de un miembro de una boyband .... O un actor de novela, un tipo así es lo que se me ocurre - carraspeé -, hablando de otro tema...¿Qué edad tienes?

-Veintiuno, ¿Y tú?

-Ah, qué cosas, no parace... -tu cara me confunde -am, pues, yo tengo quince, me queda un año para salir de preparatoria -dije orgulloso.

Las alas de un cuervoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum