Capítulo 17. Final

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—Salta Lu, yo te atajo.

—¿Está profundo?

—Muy profundo, ya lo sabes.

Me remuevo insegura. No estoy segura de hacer esto.

—P-pero.

—Cielo, no pasa nada si no quieres. Puedes quedarte ahí.

—Es que... — sonríe nadando hasta salir del agua, se pone de pie y queda frente a mí.

—¿Qué es?

—No tengo buenos recuerdos de este lugar.

—Entiendo, pero no te soltaré, lo último que quiero es que mi novia muera trágicamente ahogada.

—Tampoco quiero dejarte viudo.

Se ríe y agarra mi mano.

—Hazlo solo si quieres.

—Quiero hacerlo, ¿prometes no soltarme?

—Lo prometo.

Asiento y avanzo. Dylan salta primero y luego cuando estoy segura de que me sostendrá salto también yo, me sumerjo por pocos segundos, ya que Dylan me sujeta y rápidamente me saca. Me aferro a su cuerpo haciéndolo reír.

—¿Estás bien?

—Sí, es solo que... Está un poco fría.

—Ya te acostumbrarás.

Le creo y sonrío notando lo guapo que se ve con las gotas de agua. Deslizan por su suave piel, tiene las mejillas sonrojadas y pareciera que brilla más ahora que está mojado.

—Woah, te tengo muy enamorada, me miras como si fuera la persona más guapa del mundo — parpadeo y noto que sonríe mucho. Suele pasarme seguido eso de quedarme en silencio admirando lo guapo que es.

—Muy, pero muy enamorada.

—Te quiero — susurra logrando que contenga la respiración. No hay momento en el que no me genere mariposillas en el estómago, escucharlo decir eso. Siempre me hace feliz.

—Te quiero — susurro yo también, su sonrisa crece un poco más.

—¡Hola Dylan!— escucho una voz conocida y muy molesta, así que lo abrazo alrededor del cuello haciéndolo reír.

—Abrázame más fuerte Lu.

Obedezco y él hace lo mismo conmigo.

—Grace... — de alguna sorprendente manera nada a la orilla y la observa. Ella me observa y le muestro una cínica sonrisa que la hace respirar hondo.

—Veo que ya están saliendo.

—En efecto, se cumple un mes la semana que viene.

—Ya veo...

—¡Víctor! ¡Qué pesado!

—¡Vamos prima!

Me tenso y Dylan lo nota, al ver a Paula acercarse trago grueso.

—No nos empalaguen tortolos— pide Víctor, mi mirada se topa con la de ella y quiero tanto abrazarla, pero teniendo en cuenta que no le caigo bien, lo mejor será que no. Aparto primero yo la mirada y me centro en Dylan, él lo capta con rapidez.

—No le hables si es que no quieres.

—No lo haré.

Asiente y deja un beso en mi barbilla, pese a la situación eso logra revolver todo mi cuerpo. Aprieto mi agarre a su alrededor por miedo cuando se mueve lejos de la orilla para que los demás puedan lanzarse.

Dulce Corazón Where stories live. Discover now