3. con café y té

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La mañana soleada de jueves, el aire en finales de verano se tornaba cálido mientras un vehículo se estacionaba frente a una de las tantas humildes casas con pequeño jardín, lleno de coloridas flores cabe aclarar.
El castaño cruzó la acera y se detuvo frente la blanquecina (algo desgastada) cerca de madera, recordando el verano que junto a su hermana y su padre comenzaron la tradición en la pequeña familia, mientras su madre regaba las plantas y ellos iniciaban peleas juguetonamente con el material blanco. Una sonrisa adornó su rostro al recordar esos tiempos, ahora ocasionalmente era su padre quien renovaba la pintura de la cerca, pero su madre siempre mantenía vivo el pequeño jardín.

La casa de dos pisos a la que ahora se dirijan sus pasos seguía igual a como siempre entre sus tantas visitas, gracias a sus aportaciones con la universidad que se encontraba cerca de la vivienda podía darse la libertad de saludar a sus progenitores en las tardes, o como aquella ocasión, en la primera mañana libre de esa semana. 
Subiendo los únicos dos escalones de la vivienda se volvió a detener frente la blanca puerta de entrada, parecía ya una costumbre para el replantearse todas las acciones que implicaba el tener una conversación sincera sobre su vida personal, y ocasionalmente laboral. Desde la salida nocturna con sus colegas de oficina no ha hecho más que replantearse cada una de sus decisiones tomadas a lo largo de la vida. Siempre con la opción fácil, simple, y con menos riesgo. Un patán, cobarde y miedoso maricón, o al menos es así como se autodescribia.
Mientras sus pensamientos se arremolinaban en su mente, sin previo aviso la blanquecina puerta fue abierta sobresaltado al castaño distraído y asombrando a la mujer con ligeras canas, sonriendo al instante que reconoce al mudo de su hijo.

— Oh, vaya sorpresa Hoseok-ie.

Hoseok baja un escalón hacia atrás al reconocer el bolso bajo el brazo de su madre, aquel que solo usaba cuando salía a comprar la comida de la tarde, sin la compañía de su padre.

— ¿Quieres compañía? —pregunta Hoseok mientras ofrece su antebrazo flexionado, en espera de ser entrelazado con la mano de su madre en el corto trayecto de la entrada a la pequeña puerta en medio de la cerca—.

— Claro, solo necesito comprar algunas cosas, no te esperábamos hasta la tarde. —indica tomando el brazo de su hijo, comenzando el camino hacia el minisuper calle abajo—. ¿Estarás ocupado?

La razón de la cuestión es, sus constantes visitas en las tardes en aquel trayecto de la semana. Sin darles alguna razón importante o interesante como excusa, solo un vistazo a la vida cotidiana de sus establecidos padres. Nada tenía que ver con sus constantes crisis existenciales referentes a su futuro, no, nada, él lo jura.
Tomo de excusa su paso en la universidad solo para evitar la soledad de su departamento cerca de su oficina, sin mencionar que antes de sus visitas a su casa de la infancia tomaba toda invitación de sus colegas a cualquier bar o sitió dónde pudiera olvidarse por un momento de el mismo (agradeciendo internamente aquella última salida, cabe aclarar).

Negaba tranquilamente hacia su madre mientras ingresaban al solitario minisuper, asumiendo de inmediato la falta de gente por el horario de visita, no era muy temprano pero pareciera normal la soledad en aquel turno.
Mientras su madre escogía el poco material que necesitaba para la merienda, Hoseok no se despegó de su lado, con la pequeña canasta del lugar sujeta entre sus manos tomaba todo lo que su progenitora pedía. Una vez pagado todo volvieron al camino hacia su casa.

— No tengo tantos pendientes para hoy así que pase solo a saludar. —da la explicación que pareciera necesitar su madre para no preocuparse, de nuevo su brazo cruzado con el suyo en el recorrido—.

— Entonces quédate a tomar el té conmigo, —comenta saludando a lo lejos a alguna vecina o conocida que hoseok no logra recordar— tu padre pasa la mañana tratando de arreglar ese viejo radio que está en la cochera, realmente no entiendo para que.

¡Con el cantinero!Where stories live. Discover now