5. no importa el lugar

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La mañana del sábado fue un completo desastre para Hoseok. Los pendientes se acumularon gracias a su ensoñación y ahora no paraba de recibir llamadas de atención por parte de sus superiores.
Su viaje a la universidad el día anterior (junto al almuerzo con sus padres) fueron cancelados al momento de recibir el primer mensaje por parte de Namjoon, un simple saludo y todo su día se fue alterando conforme pasaron las horas.

¿Cuál era la forma correcta de tener una cita?
En su vida Hoseok había tenido solo una, y había sido un completo desastre. La mayoría de las veces aceptaba encuentros íntimos, en la vivienda de su conquista o en cualquier motel barato, porque era consciente de la dirección que tomaban en la noche. Pero ¿Una cita? ¿A plena luz del día? ¡¿Cómo él iba a estar preparado para algo como eso?!

La noche anterior habían acordado salir a comer juntos en la tarde, el moreno se vio obligado a trabajar la noche del sábado pero la emoción de pasar el momento juntos los llevó a un inocente encuentro en algún restaurante que Hoseok aún desconocía. Antes de saber aquel importante detalle había pasado toda la mañana-tarde ordenando su abandonado departamento, tratando de hacerlo ver un poco más iluminado y cálido. Durante la mañana y la tarde Namjoon y él mantuvieron cortas conversaciones, resultó que el moreno se mantenía ocupado gran parte del día, aunque no entraron en muchos detalles las momentáneas pláticas que mantuvieron fueron suficientes para hacer que el día tranquilo de Hoseok estuviera lleno de su inagotable sonrisa. O lo fue hasta que el día acabó.

—¿Diga?

Ya había pasado del medio día y el móvil pegado a su oreja no daba indicios de descansar hasta iniciar la merienda. Sus superiores parecían enfocados en tenerle toda la mañana ocupado, lo que le hacía dudar de su 'amistosa' compañía laboral. Con la computadora prendida sobre su regazo, un cuaderno lleno de garabatos y su vacía taza de café a su lado en la desordenada cama sentía estar a punto de tirarse desde la ventana de su apartamento. ¿Cuánto daño sería la caída desde el tercer piso?

Finalizando la quinta llamada que recibía ese día volvió su atención a su computador, se tomó varios minutos tratando de descifrar lo que sea que tenía escrito en el documento abierto de word. ¿Cuál era el mal que había cometido para merecer todo aquello? El incesante sonido de una llamada entrante volvió a desbordar su casi inagotable paciencia, y por su paz mental decidió ignorarlo, con la vaga esperanza de ser descartado por el interlocutor contrario. Pareciera no ser el caso. Un segundo después de ser cortada la llamada volvió a sonar el incesante tono de llamada.

—¿Diga? —intento muy fuertemente sonar amable, pero el tono despectivo de su voz no ayudó mucho.

—¿Hoseok? ¿Es un mal momento?

El suave y bajo tono de voz de Namjoon al otro lado de la línea fue un total remedio para su mal humor, el computador seguía encendido, la taza vacía se volcó a su lado, y el documento seguía sin tener sentido. Pero el ya era un idiota, uno con una extraña suerte.

—¿Eh? No, no, para nada. Solo terminaba unas… cosas. —ni siquiera se había quitado el pijama.

—Bueno, suenas ocupado. —no había forma de confirmarlo sin preguntar, pero Hoseok sabía por el ánimo en la voz de Namjoon que esté se hallaba sonriendo.

—No lo estoy, en absoluto. —el también sonreía, cómo un oso comiendo miel, pero más tonto.

—Ok, te creeré —el bajo bullicio al otro lado de la línea no ocultó el ligero sarcasmo del moreno, y Hoseok no lo podía culpar—. Entonces, ¿Estás listo?

—¿Eh? —primero fue la duda, después preocupación, y cuando la pantalla del computador mostró la hora en la parte inferior de está, bueno, Hoseok no pudo más que brincar de la cama alterado.

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⏰ Last updated: Oct 02, 2022 ⏰

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