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•❅─────✧ 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑖́𝑎 𝑒𝑛 𝐻𝑜𝑔𝑤𝑎𝑟𝑡𝑠 ✧─────❅•

Su primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras había sido sumamente dura para todos

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Su primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras había sido sumamente dura para todos. 

El profesor Alastor Moody no había tenido piedad al mostrar de manera tan cruda y directa las tres maldiciones imperdonables y, desde el momento en que lo vió entrar al aula, Amber había sentido sus músculos tensarse y su piel rodearse de una fría sensación de peligro. No confiaba nada en aquel auror ni en sus intenciones, y muchos menos en su forma de enseñar.

Cada maldición realizada en aquella araña le había proporcionado un zumbido insoportable en sus oídos y un retumbante dolor en su cabeza, como si ella misma hubiera sido la víctima.

Bajo la segunda maldición, quiso retorcerse de dolor. Se había encontrado siendo extremadamente sensible ante el sufrimiento del pequeño animal, pero no quería llamar la atención, por lo que se limitó a apretar sus puños y clavar sus uñas contra la piel de las palmas de sus manos hasta que toda sensación abrumadora pasara. Nadie lo había notado, o al menos eso esperaba. No iba a hacer un escándalo ni llamar la atención.

Cuando la clase terminó, su corazón seguía golpeando fuertemente en su pecho, como si sufriera de una inminente taquicardia. Sus manos liberaron la tensión acumulada cuando estiró sus dedos y se levantó de su asiento en silencio, aún aturdida pero expectante a las reacciones de sus compañeros. Fue casi la última en bajar las escaleras, con la vista baja pegada a los escalones que resonaban con cada pisada. Si había algo que no quería, era perder el equilibro por continuar afectada.

Levantó la cabeza cuando escuchó la voz de Harry Potter que iba dirigida a su compañero Neville. Amber le había prestado atención a aquel chico en la clase a pesar de la bruma pesada de su propio malestar. Aquel Gryffindor también se había notado bastante afectado por las maldiciones e incluso Hermione había gritado para ayudarlo. Al verlo tan apagado mirando por aquella ventana que daba hacia los terrenos del castillo, no pudo evitar acercarse luego de que Harry y sus amigos hayan seguido su camino escaleras abajo.

— Eres Neville, ¿verdad?

El león, que mantenía sus manos sobre su pecho como síntoma de su malestar, se dio la media vuelta para mirar a su nueva compañera, que le había dedicado una voz dulce y tranquila, contrario de lo que recibía por parte de los demás Slytherin.

— S-sí.

Se limitó a contestar con un monosílabo, puesto que no sabía si la chica tenía intenciones de burlarse de él o no, como lo había hecho Draco Malfoy y su grupo unos minutos atrás.

— Lamento mucho lo que pasó allí en clases. — Amber sabía que no tenía mucho sentido disculparse porque no poseía influencia sobre las acciones del profesor, pero sí quería mostrar su empatía hacia él. — ¿Podrías acompañarme hasta la próxima clase? No conozco bien el castillo aún.

𝐃𝐈𝐅𝐅𝐄𝐑𝐄𝐍𝐓┊ Draco Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora