III

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El segundo beso ocurrió seis años después, la sensación del primer beso aún seguía latente en sus memorias, como un recuerdo secreto que ni siquiera hablaban entre ellos. Hyunjin con 14 años, un muchacho trabajador que ayudaba a su madre con algunos gastos del hogar trabajando a medio tiempo en una tienda del pueblo. Felix de 13 años, aún su única preocupación era estudiar además de mantenerse alejado de su padre borracho, su hermana había partido hace tres años a la universidad, pero volvía a visitar al joven cada vez que podía. Felix había tenido un tiempo muy duro viviendo con su padre que apenas le dirigía la palabra y cuando lo hacia la mayoría de veces le alzaba la voz. Aún no olvida el suceso del mes pasado. Cuando podía se escapaba de la casa para ir a la casa de Hyunjin. De todos modos a su padre no le importaba.

Una de esas noches cuando el otoño coloreo los arboles de amarillos y naranjas brillantes, y el viento los sacudía llevándose consigo las coloridas hojas. Un Felix con bufanda y chaqueta había llegado a arrojar pequeñas piedras en la ventana del cuarto de Hyunjin. Quien sabiendo que su madre estaba durmiendo bajo sigilosamente las escaleras y abrió la puerta trasera para que el castaño entrara. Hyunjin sonrió al ver la nariz roja del otro muchacho, tan lindo. Tomó la mano helada del pecoso para guiarlo a su cuarto, como si no supiera el camino de memoria.

— No debiste haber venido hoy, el frio esta aumentando, vas a enfermar— regañó el mayor.

— Pero... Papá estaba muy enojado hoy y esta borracho, no quiero que me golpee otra vez— explicó el niño.

A lo que Hyunjin no supo como responder tragando el nudo que empezó a formarse en su garganta, solo lo abrazo con intensiones de reconfortarlo, o tal vez era él quien necesitaba esa abrazo, quería darle calor a la piel fría expuesta al helado otoño, no quería que Felix pasara por algo así otra vez, hace un mes se dio cuenta que el señor Lee también golpeaba a Felix. Hyunjin enloqueció de rabia al ver el labio roto de Felix y su ojo morado. ¿Cómo podría existir alguien en el planeta que odie a ese ángel personificado? ¿Cómo ese alguien podría ser su propio padre?

— Deberías vivir aquí conmigo— Propuso de nuevo después de seis años, cualquier persona lo habría olvidado rápidamente, para ellos quedó en su memoria para siempre.

— Tu sabes que eso no es posible, no quiero ser una carga para ti o tu madre. Aún no trabajo, no tengo nada. Hay muchas cosas que me atan a esa casa— trató a explicarse. Hyunjin trató de entenderlo.

Los dos se acostaron juntos para poder mantener el calor en aquella noche heleada, la luz de la luna de deslizaba por la ventana y se posaba pálida en las caras de ambos muchachos. En un momento sus miradas se unieron siendo exactamente lo que el otro quería ver, todo el resto del mundo era insignificante cuando estaban juntos. Flashbacks de la sensación de los labios del otro sobre los propios recorrían ambas mentes. El deseo ganó. Y los labios se besaron, pero había algo más en aquel toque.

Los labios se abrieron lentamente, un simple toque de labios no sería suficiente esta vez. Hyunjin tenia el control, la cabeza de Felix se encontraba recostada totalmente, y Hyunjin estaba parcialmente arriba de él. Las mejillas estrelladas del menor ahora se encontraban calientes fue lo que pudo determinar Hyunjin al tocar una con su mano. Las lenguas tocándose hacían corto circuito. Se separaron en el instante en que Hyunjin acomodó una de sus rodillas entre las piernas de Felix. Para luego continuar el beso, la torpeza en este era evidente, puesto que ambos no habían besado a nadie más, su primer y último beso había sido aquella vez a la tierna edad de 7 y 8 años. Pero aquella torpeza solo lo hacia más autentico. La mano libre de Hyunjin bajo para tocar la cadera de Felix, la piel suave. El mero toque sacó una pequeña queja de la garganta de Felix a lo que ambos respondieron con las mejillas tiñéndose de colores rojizos. En ese momento se separaron, las pupilas dilatadas A causa de la escases de luz ¿o del deseo? Probablemente ambas.

— Lo siento— articuló Hyunjin. El apenado Felix tenía la mirada en cualquier lado menos en la cara del mayor, quería ocultarse de la vergüenza.

— No tienes porque disculparte— aseguró.

— Si tengo. No pedí permiso para besarte o tocarte— dijo apenado al tener que decir exactamente que había hecho.

— Bueno, entonces yo también te bese sin tu permiso— y sonrió cortando la tensión alzando su mano con algo de titubeo para tocar la mejilla del otro.

— Sabes a que me refiero— dijo con obviedad pero con la sonrisa blandeando sus labios.

— No es necesario que pidas permiso— tranquilizo con las mejillas sonrojadas.— Me gusta cuando me besas— Confesó. Eso definitivamente dejo a Hyunjin sin palabras por un par de segundos, la sinceridad de Felix como siempre le impacto.

— A mi también me gusta besarte— agregó pasando sus dedos por los suaves cabellos esparcidos en su cama — En ese caso...— Y se inclino para darle un suave pero corto beso en los labios. Para recostarse al lado de Felix. Quien volteo su cuerpo para enfrentar al mayor.

— Es mejor que durmamos ya— Razonó el mayor.

Y como era acostumbrado, la cabeza de Felix reposo en el pecho de Hyunjin abrazándolo por la cintura. Y la mano de Hyunjin reposaba sobre el suave cabello castaño. Ambos descansaron con sonrisas en sus labios.

Una semana había pasado desde ese segundo beso. Y Hyunjin sabía que tenia que hacer algo, quería que Felix fuera su novio. Ya había hablado con su madre con un poco de inseguridad, acerca de sus sentimientos por el pecoso, y ella sabiendo todo desde siempre solo dijo que estaba muy orgullosa de él y que Felix sería el yerno perfecto. El nerviosismo lo sentía hasta en el tuétano, aunque sabía que Felix sentía lo mismo, el rechazo siempre era una opción después de todo, ¿verdad?

Quería hacer algo lindo por Felix, para así también escapar del drama en el que se ha convertido la casa de los Lee, si dependiera de Hyunjin, él nunca dejaría que Felix volviera a esa casa. Tenía planeado llevarle al valle cerca del lago, en donde la yerba crece hasta llegarte a las rodillas, y las flores silvestres, se alzan libres hacia el cielo, no podía evitar pensar en él cuando las veía, por que Hyunjin veía a Felix reflejado en aquellas flores silvestres, una margarita, que lamentablemente le tocó crecer con la maleza alrededor, sin embargo, se mantiene hermosa. Eso no evita que Hyunjin tema que algún día esa maleza le impida su crecimiento cubriéndola y por lo tanto asfixiándola.

Picture me - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora