2

106 25 1
                                    

Me tiemblan las manos.

Siento que no puedo respirar.

Donovan está tan cerca que su cuerpo parece fusionarse con el mío, nuestras pieles rozandose de tal manera que sentía escalofríos en todo mi cuerpo. Mi cuerpo estaba cálido. Mis pensamientos borrosos. Lo único en lo que podía pensar era en Donovan. Donovan tocandome. Donovan cerca de mi.

Suspiro con suavidad cuando los labios de Donovan se acercan a mi cielo, su textura rústica haciendo que sienta un cosquilleo extraño allí donde nuestras pieles se tocan. Todo mi cuerpo se rinde ante él. Me vuelvo débil, mis miembros son flácidos y solo puedo relajarme entre los brazos de Donovan como si nada estuviera pasando a mi alrededor. Mi mente se enfoca solo en el alfa que me aprisiona contra el tronco de un árbol.

Donovan hunde su cabeza en mi cuello, por lo que alcanzo a ver por encima de su hombro la expresión aterrada de mi padre y a un nervioso Henry tratando de detenerlo de venir hacia mi. Entiendo que debe verse mal. Yo, un humano, con un hombre lobo alfa olfateando mi cuello. Mi padre teme que me muerda. Y Henry sabe que evitarlo es imposible. Al menos para ellos.

Los lobos que encuentran a su mate son territoriales y muy posesivos, sobre todo si se trata de un alfa o un rogue. Sabiendo que Donovan es ambos, no puedo esperar una actitud distinta a la que tiene ahora. Me está aplastando con su cuerpo, está marcando mi cuerpo con su aroma e inhala el mío. He oído que los lobos disfrutan el aroma de su mate casi tanto como si fuera una droga. Les encanta. Ahora imagino que mi aroma es lo que más le emociona.

Intento moverme un poco para deshacerme de la incomodidad, pero Donovan gruñe y sus colmillos se entierran brevemente en mi piel. No es suficiente para marcarme, pero sí para sacar unas cuantas gotas de sangre. Me dolió, aunque había tenido peores heridas. Sentí una chispa. El contacto entre nosotros era demasiado fuerte.

Donovan entierra sus colmillos aún más, haciendo que de mí escape un gemido al sentir el dolor. No debí hacer tal sonido, porque ahora puedo sentir una erección golpeando mis muslos. Los lobos que encuentran a su mate son salvajes. Su lado animal sale a la luz. Donovan ahora solo quiere hacerme suyo.

Siento su nariz en mi cuello. Me olfatea. Retira sus colmillos solo para pasar su lengua sobre las gotas de sangre. Sé que me está marcando, no del modo oficial sino del modo que serviría para ahuyentar a todo Alfa de mí durante unos días. Trato de concentrarme en otra cosa, pero me es difícil mantener la cordura mientras el hombre más caliente que he visto alguna vez está restregandose contra mí con su boca en mi cuello.

Donovan sigue lamiendo a pesar de que ya no hay sangre. Tengo que reaccionar. No puedo dejar que Donovan me marque o haga otra cosa para hacerme suyo. Dios, no enfrente de mi padre. Tengo que alejarme.

Apenas me muevo un centímetro cuando Donovan gruñe, presionando mi entrepierna con la suya. Aprieto los labios, jadeando cuando Donovan empuja hacia mi tan fuerte que siento su erección sobre mi propio miembro. Tengo que concentrarme para no mostrar reacción alguna. Si me excito él va olerlo y va a tomarme sin importar nada. En éste momento está totalmente sumergido en su lado animal y no va a detenerse sin importar lo que yo diga.

Miro a mi padre, que ahora llora entre los brazos de Henry. Siento que debo alejarme de Donovan. Por el momento. Luego debemos conocernos como una pareja.

—¿Alfa?— un susurro sale de mis labios y sé que he hecho lo correcto cuando Donovan gruñe. Ahora me escuchará. Soy su mate. Y si juego bien ese papel, él hará lo que yo le pida.

—Mío— le oigo murmurar sobre mi cuello. —Mío, mío.

—Sí, soy tuyo. Alfa.

—¡Eres mío!

El Alfa Del Cazador. BxbWhere stories live. Discover now