6.

113 20 3
                                    

Donovan parece decidido a entrometerse en mis entrenamientos con esa sonrisa tan frustrante en su rostro. Me desconcentra, me hace perder el enfoque y más que todo me llena de una muy extraña sensación en el estómago.

Donovan siempre se acerca a mí. Sus manos siempre encuentran algo manera de posarse sobre mí, ya sea que lo quisiera o no. Cada vez que me movía o agachaba para hacer algo, podía sentir las manos de Donovan acariciando mi trasero. No me molesta realmente, pero hace que los alumnos se burlen de mi. No obstante, basta con un gruñido de Donovan para que se callen.

Aunque parezca extraño, caemos en una especie de rutina que me hace olvidar los problemas que giran a nuestro alrededor. Su manada, el hecho de que es un rogue, nuestra falta de apareamiento, mi padre, alfa Henry, el campamento. Todos éstos asuntos pasan desapercibidas cuando lo único en lo que parezco ser capaz pensar es en los toques de Donovan. Cada vez me siento más cómodo, más confiado incluso, de demostrarle mi afecto al imponente Donovan.

No le temo.

No tanto, al menos.

Hoy es uno de esos días en los que un presentimiento me dice que Donovan será especialmente atrevido. Casi puedo adivinar que planea hacer de mis lecciones todo un espectáculo para los estudiantes. Y sin embargo sé que eso le enojaría. Ningún hombre lobo soporta que su mate esté en una situación comprometedora frente a alguien más. Tal vez por eso la actuación de Donovan me hace sentir tan confundido a veces.

Sonriendo ligeramente, espero junto a la puerta a que Donovan se presente. Siempre viene cuando estoy a punto de salir de mi hogar. Me saluda, me besa la mejilla y finalmente toma mi mano para dirigirnos al campo de entrenamiento. Es un lobo muy cariñoso, pero asumo que en parte eso se debe a la risueña personalidad de Zeke.

Espero al sonriente alfa en mi puerta.

Alfa que nunca llega.

Su ausencia me hace sentir muchas cosas. Sin embargo me concentro en el entrenamiento y no vuelvo a pensar en él. O eso me digo a mí mismo, aunque sé que mi corazón grita por él. Lo necesito tanto como al aire. Ah, que frustrante es ser el mate de un alfa y no tenerlo cerca.

Cada golpe, cada estocada que doy con mi espada es débil porque sigo pensando en Donovan. No sé a dónde podría ir… bueno, si lo sé. Solo que me es difícil entender por qué se iría sin avisarme. Es un alfa. Ha pasado bastante tiempo lejos de su manada por mí. Seguramente fue a verlos. Aunque estoy seguro de que ya les había comunicado a los miembros de su manada que podían quedarse en los terrenos de la manada de alfa Henry. Casi había olvidado que así fue cómo nos conocimos.

El entrenamiento termina antes de lo previsto.

Decido plantearle a mi padre la idea de ir con Donovan, pero su respuesta es inmediata.

—No vas a ir tras ese rogue.

Frunzo el ceño por el ligero tono despectivo que oigo. Mi padre sigue sin apreciar mi relación con Donovan, al parecer. No obstante, no pienso rendirme.

—Papá, por favor— suplico. —Sabes que me duele estar lejos de él.

—Entonces no debió irse. Si no te dijo a dónde iba, es porque no quiere que le sigas. Entiéndelo, Rory.

Sus palabras me hacen enojar.

—No hables así de él.

—¿Lo defiendes después de que te golpeara?

Se refiere a la pelea del otro día. Eso solo fue un juego entre nosotros, pero mi padre no lo entendería nunca.

—Papá-

El Alfa Del Cazador. BxbWhere stories live. Discover now