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En el cumpleaños número 20 de JungWon, Jake esperó a que le dijera su deseo.
Pero JungWon no planeaba nada, sinceramente creía que lo tenía todo. Jake estaba con él, su familia y otros amigos también, así que no había nada que quisiera pedir.
Eran pasadas las dos de la madrugada y todos en la fiesta estaban pasándola bien. Incluso JungWon, quien no bebió mucho, sólo para divertirse y bailar. Jake también estaba cuerda, pero seguía insistiendo en el deseo.
—No quiero nada, Jakey, de verdad soy muy feliz así.
—Odio eso.
—¿Qué cosa esta vez?
—Que no seas capaz de decirme la verdad.
JungWon miró a su alrededor, estaban hablando afuera de la casa, afuera donde el viento leve de la noche helaba su piel y sus pensamientos eran mezclados. Nadie estaba realmente interesado en su conversación, sólo eran los dos mejores amigos hablando igual que siempre.
—No sé qué quieres decir.
—He odiado todo lo que haces desde hace mucho tiempo, JungWon, pero te he amado a ti como a nadie.
—Lo sé, Jakey. Te amo igual.
—No, JungWon —sólo un paso adelante bastó para ganar confianza. Jake tomó las mejillas frías de JungWon.— Te amo como para amar también tus malos días, para amar tus malos hábitos, para amar tus secretos, amar tus virtudes y defectos, amar cada parte de ti. Te amo, JungWon, como para dejar de odiar todo lo demás.
Y entonces el último deseo se cumplió.
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