Capítulo 4

112 23 71
                                    

KAYLEE.

«Tú eres una infiel y yo odio a los infieles... sobre todo si es una mujer».

Las palabras del trigueño no salen de mi cabeza, qué le habrá pasado para que menosprecie así a una persona infiel, porque así me sentí cuando lo dijo, su mirada era de rechazo hacia mi persona, y por primera vez me sentí extraña al sentirme rechazada por alguien.

Todos odian mi mal carácter, pero no lo dicen por más que les moleste, nunca me ha importado la verdad, pero ahora mismo no quiero que eso pase con Tyrone. El deseo está nublando mi mente para dejar que suceda eso conmigo.

Desde cuándo me importa lo que un hombre piense de mí.

Levanto la vista hacia la puerta cuando esta es tocada, el único capaz de venir aquí a esta hora es el koala de Harper, parece que no tiene vida social.

Decido ir a abrirle porque sé que no se detendrá si no lo hago, su insistencia a veces molesta como un grano en el culo. Lo encuentro parado frente a la puerta con una caja de pizza en su mano, hace una mueca al verme mientras recorre mi cuerpo.

—Si fuera otra persona la que estuviera aquí parada, Kaylee, ¿lo recibirías así? —inquiere, refiriéndose a que estoy en ropa interior.

—No sería la primera vez que vería a una mujer semidesnuda —contesto, quitándole la caja para entrar—. ¿Qué haces aquí a esta hora, Harper? No te queda claro me irrita tu presencia.

—Yo también me alegro de verte, linda —hace caso omiso a mis palabras y deja un beso en mi hombro.

Imbécil.

Voy a mí habitación para tomar una de las tantas camisetas que le he robado a mi hermano, yo no uso pijamas, me gusta la sensación de libertad que genera dormir sin nada de tela arropando mi cuerpo.

Vuelvo a la sala de estar y Harper ya está sentado sobre el sofá viendo el documental del sistema solar que estaba viendo yo. Tiene el cabello recogido en un moño alto dejando un poco sobre su nuca, el suspiro que roba a diario de parte de sus admiradoras, es gracias a eso, también a su atractivo, porque lo es.

Muy a mi pesar, debo admitir que yo también soltaba uno que otro suspiro al verlo, lo alto que es, sus lindos ojos grises acompañados de una linda sonrisa que provoca un hoyuelo en su barbilla, su delicadeza para tratar a una mujer y su actuación en cada película o serie que hace.

En conclusión, una vez me gustó Harper, pero es tiempo pasado, porque desde que a mi padre se enteró de que hablamos, quiso meterse entre los dos para imponer cosas sin preguntarnos. El problema no está en que eso haya pasado, está en que, a pesar de que el koala y yo estábamos empezando algo de verdad, decidió dejarse manipular por su padre y el mío para que llevara la "relación" al siguiente nivel.

O sea, hacerlo público, para que un año después, me propusiera matrimonio frente a cientos de personas, ¡sin mí conocimiento sobre ello!

Armaron todo un plan, y les funcionó.

En ese entonces estaba recién iniciando mi trabajo, se aprovecharon de eso para dejarme con las manos atadas sin poder hacer nada. Era ilusa, era joven, y por eso caí, porque mi debilidad es mi trabajo, amo demasiado el diseño, más de lo que quisiera admitir, ellos usaron eso en mi contra.

Por eso soy como soy ahora, y después se quejan de lo que ellos mismos han creado con su ambición.

—Lárgate —espeto, caminando al sofá, tomo el control y apago la tele—, mañana tengo trabajo y debo madrugar.

La obsesión de KayleeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora