Capítulo 3

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A medida que avanzaba, se sentía cada vez menos seguro de sí mismo. Era cierto que nunca ninguno de sus amantes le había dicho nada negativo sobre su desempeño en la cama, así que el ligero temblor en sus manos debería detenerse, pensaba.

Había creado él solito unas muy altas expectativas de su actuación privada y ahora le daba mucho miedo no llegar a cumplirlas.

La situación solo se hizo más real cuando escuchó el pitido de la puerta de hotel siendo abierta mediante la llave-tarjeta que usó Jungkook. Ambos felinos entraron uno seguido de otro despreocupadamente, y después de una gran inhalación, el también lo hizo.

Ocultar unas manos nerviosas no era muy difícil por lo que se las arregló muy bien para dar una apariencia desinteresada e imperiosa, con sus manos metidas en sus bolsillos y las solapas de su traje echadas pulcramente hacia atrás.

Fingió observar a detalle la habitación, caminando de un lado a otro, solo para darse a sí mismo tiempo de pensar qué hacer con sus nervios y que demonios haría para sorprender a estos hombres.

Los dos alfas lo escudriñaban y lo sabía muy bien porque sus miradas se sentían pesadas, también sabía que se le estaba acabando el tiempo.

Finalmente recurrió a una salida de emergencia, plan C, que jamás, jamás tomaría de no encontrarse en un callejón sin salida.

Luego de un suspiro corto se dejó dominar por su animal. Por completo.

—Quitense la ropa. Toda la ropa.


✨🐆🐰✨


Seguir órdenes nunca fué algo que se les diera muy bien a los hermanos, en especial a Gguk. Probablemente porque en todo ámbito ellos siempre se encargaron de darlas a otros, y no recibirlas. Ahora el tono autoritario con el que habló el descarado conejo les sorprendió a ambos, pues sus brazos cruzados y sus cejas alzadas creaban una imagen que hasta ahora no habían visto de él. Incluso su aura parecía diferente, invitándolos a hacer lo que dijo.

Después de una mirada entre ambos, se deslizaron de su ropa. Jungkook comenzando por su pantalón y Gguk desabrochando su camisa.

—Es increíble que no te hayas quejado hasta ahora.

Gguk le dió una mirada divertida a su hermano, tirando su correa sobre la cama y volteandose para mirarlo.

—Él suena prometedor y no me meteré en su camino de complacerme. ¿Y tú, por qué tan dócil?

—Aunque deteste decirlo, opino lo mismo que tú.

Una risita les hizo mirar en dirección a TaeHyung, que yacía sentado con comodidad en un sofá frente al gran ventanal cubierto por una cortina.

—Son tan diferentes, me causan risa porque es irónico cuando se ven exactamente igual.

TaeHyung se levantó de donde estaba y se detuvo entre ambos hermanos a medio desvestir, y tocó sus entrepiernas por sobre la tela delgada que les quedaba en un solo movimiento. Miró hacia arriba, a los dos, y sonrió.

—Ya quiero saber que tan diferentes son sus penes.

Una frase tan simple y cero elaborada, logró que los miembros bien agarrados se endurecieran casi al instante. El tamaño inicial cambió, y le dió un claro indicio al conejo de que los leopardos no eran en lo absoluto pequeños.

Cruel  |  KookvWhere stories live. Discover now