𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 4

692 62 22
                                    

Maldita sea, no sabía en qué momento pensó en que los zombis no le seguirían, si hace algunas horas le miraban como una presa más, talvez fue porque anteriormente estaba conectado con los zombis y esos vagos no le hacían nada. Estaba condenado, o muerto, ahora.

Solo tenía que correr y correr, hasta buscar un lugar seguro, pero para su desgracia no había nada en el bosque, solo árboles grandes y gruesos como para no poder subirse, era inútil escapar.

Cuando iba a acabar el bendito bosque, no había una salida, los árboles le estaban mareando, no sabía si estaba dando vueltas por el mismo punto.

Los zombis corrían como si no habría un mañana, sus rostros feos y ensangrentados no demostraban un signo de cansancio o querer parar.

Gwi-nam, en cambio, ya estaba lo suficientemente cansado para parar, sus pasos empezaron a caminar, poco a poco más lento.

Total volvería a morir, nadie dijo que viviría feliz a este apocalíptico año, después de todo su vida siempre fue un infierno. Meterse al grupo de los bravucones fue una completa mierda, esos idiotas cada día le ponían difícil, hacían todo lo que les gustaba o que les pareciera divertido, hasta ya le estaba empezando a preocupar las ganas de seguir golpeando a sus inocentes y tontos compañeros; literalmente parecían como corderos ante el lobo.

Por fin sus pasos se detuvieron. Ya no podía seguir corriendo, ya fue mordido una vez, no va a ser tan sorprendente ser mordido de vuelta.

Además, merecería esto. Siempre supo que no era lo suficiente para este mundo, ahora era hora.

Su respiración, poco a poco se apaciguó, volteó para darle la cara a esos malditos y asquerosos zombis. Pero grande fue su sorpresa que en ese segundo de contacto sintió su cuerpo tensarse, el miedo le invadió sin permiso alguno. No quería morir, no en manos de ellos. Necesitaba correr, pero sus pies extrañamente se congelaron, ¡no podía moverse! Se maldigo mentalmente, su cuerpo no obedecía a sus órdenes.

No obstante, en el fondo de la orda de zombis alguien gritó su nombre lleno de desesperación.

—¡Gwi-nam!

No podía ser cierto, maldita sea, estaba condenado.

—¡GWI-NAM, IDIOTA, CORRE!

—¿Cheong-san? —se preguntó aún incrédulo con lo que veía.

Cheong-san estaba derribando con un palo a cada zombi que se le acercaba, hacia paso para correr con total desespero. Su cuerpo estaba lleno de sangre muerta, al igual que todo su rostro.

Los zombis dejaron de correr hacia él y regresaron donde Cheong-san, este con una fuerza atravesaba a cada zombi, sus cabezas eran reventadas sin pudor alguno.

—¡Cheong-san! —llamó su nombre con un dejo de preocupación. Ya había reaccionado de su trance. —¡que te pasa, tonto!

—¡¿que no ves lo que hago?! ¡solo corre! ¡yo le distraeré!

—¡No seas un imbécil y hacerte el héroe! —levantó una rama gruesa del árbol y corrió donde Cheong-san que estaba en aprietos.

—¡no! ¡no vengas!

—muy tarde —se paró a su atrás. Protegió su espalda.

—¡Argh! —con molestia golpeó a un zombi —te iva a alcanzar.

—si, muerto como zombi —rio irónico.

—eres un completo imbécil.

Gwi-nam solo atinó a sonreír de lado.

—sígueme. —Cheong-san le jaló de la muñeca para adelante.

Los dos corrían, y detrás suyos una manada de Zombis ambrientos de su carne.

Gwi-nam no protestó nada, al contrario, le siguió el paso con total entusiasmo. No sabía donde Cheong-san le llevaba, pero se sintió seguro a su lado, si era necesario correr unas millas junto con Cheong-san, entonces lo haría. No volverá a soltar esa mano cálida que en ese momento le sostenía fuertemente la muñeca.

Gwi-nam soltó el agarre de Cheong-san. Cheong-san en ese momento sintió el pánico apoderarse de su cuerpo, no podía hacer eso Gwi-nam, ese maldito bravucón no debía soltar su mano.

Cuando estaba a punto de bociferar un montón de preguntas y maldiciones, los dedos de Gwi-nam se enredó aldedor de sus dedos, como si una planta se tratara, sus entre dedos se juntaron un rompecabezas caviendo perfectamente. Su corazón se paró.

Para asegurarse que esto no fuera un sueño, bajó su vista, y ciertamente no era un sueño, las blancas y manchadas manos de Gwi-nam estaban entrelazadas con las suyas. La presión y el jalón le hizo reaccionar.

—apresúrate, los Zombis nos alcanzarán.

Cheong-san sintió como salió esas palabras con una necesidad, tan suave, sus labios delgados siendo estimulados por las palabras.

Su pecho empezó a bombear más rápido de lo normal.

Rápidamente bajó la cabeza, su sangre caliente se alojó en sus mejillas, estás se tiñeron como el rojo del tomate.

Carraspeó, sin mirarle a los ojos, asintió. Corrieron rápidamente, dejando atrás a los zombis decepcionados de que sus comidas se fuera.

A pasos apresurados buscaron un refugio por las calles vacías, forzaron algunas cerraduras de las casas, pero estas no se abrían. Continuaron con las demás y sorprendemente ninguna se podía abrir.

—¡maldición! —Cheong-san golpeó con molestia la última puerta.

—probemos el otro lado del barrio —dijo Gwi-nam.

—No podemos ir más lejos, nos estamos exponiendo demasiado.

—No tenemos opción, si nos quedamos aquí más tiempo los Zombis vendrán de todos modos.

—¡al otro lado están más hordas! —gritó resonante. 

—¡entonces qué mierda hacemos aquí!

Cheong-san con una eminente furia y estrés pateó la puerta con brusquedad, no dejaría ir a ese tonto, cada minuto aventurándose a algo peligroso, tenía que mantenerlo con vida.

Pateó otra vez.

Esta vez él será quien controle a esa bestia sin cerebro, hará que se quede a su lado, necesitaba ver más de ese rostro apaciguado que le dio hace algunas horas. Era muy lindo.

A lo lejos se escuchó los rugidos hambrientos de los zombis que le estaban siguiendo.

—Cheong-san, vámonos de aquí —Gwi-nam suplicó con un tono aterrado.

—no nos vamos a mover de aquí —pateó más rápido, con un dejo de desesperación.

Los rugidos escalofriantes cada vez se oían más cerca, se giró hacia la calle izquierda, quedó en blanco. La misma horda corrían hacia ellos con hambre.

—¡Cheong-san!

La voz alarmada de Gwi-nam le sacó de su trance. Con el hombro empujó la puerta. Gwi-nam no se quedó atrás y también golpeó la puerta con el hombro.

Hasta que sorprendentemente la puerta se abrió, con un gran alivio entraron a la casa rápidamente, cerraron la puerta a casi azotar.

Aun con la respiración agitada se deslizaron por la puerta muy aliviados. No obstante, un golpe en el fondo de la casa llamó su atenciones.

Sus respiraciones se cortaron, otra vez el miedo mezclado con la adrenalina les puso de pie. Sus mentes ya sabían que era ese sonido, y fue confirmado cuando se escuchó un sonido de rugido, habia un zombi en esa casa.

—ponte detrás de mi —susurró Cheong-san a Gwi-nam.

—jódete —con el hombro le empujo a un lado. Cheong-san casi resbaló.

—¡no espera! —le sostuvo del brazo —es muy peligroso, no sabemos cuantos zombis hay en la cocina.

—yo escuché solo uno —escogió sus hombros con obviedad y aburrimiento.

—¿que? ¡no puedes confiarte! —susurró gritando —esto es lo que haremos, yo iré primero a verificar, si hay más de dos, te voy a avisar para que me cubras la espalda.

—está bien —suspiró con resignación.

Cheong-san asintió en conformidad, dio media vuelta listo para ir donde el maldito zombi. Sus manos volvieron a sudar del miedo, ajustó más el agarre del palo pesado que llevaba en su mano, desde que vio a Gwi-nam casi ser matado por esas feas cosas, no pudo soltar el palo, temía dejarlo y que Gwi-nam otra vez necesitara de su ayuda.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 02, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

DEFINITELY EVIL LOVE (Lee Cheong-san X Yoon Gwi-nam)Where stories live. Discover now