𝐏𝐀𝐑𝐊'𝐒 𝐆𝐀𝐑𝐀𝐆𝐄┋𝐉𝐢𝐜𝐡𝐞𝐧
❝En un tranquilo pueblo a los costados de la carretera, se halla el taller de Park. Tiene un pésimo carácter; es gruñón, prepotente, bruto y amargado. No tiene otros intereses que no sean su perro y las flores...
➣ 🔞Ustedes ya saben lo que se hace en una luna de miel, así que por eso en la parte del smut haré la misma dinámica de la última vez, quien quiera lee esa parte y quien no pues se la salta hasta este segundo emoji ❤️🔥 y ya.🔞
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Como viaje de luna de miel, RenJun los envió a Nueva Zelanda. Más precisamente a su nuevo hotel súper ostentoso, donde les reservó la suite más lujosa del último piso y con unas vistas preciosas a los alrededores.
Lo que sea por su pequeño ChenLe, además, también fue de parte de JeNo y JaeMin, quienes también le tenían un aprecio enorme al peligris.
—Entonces... ¿Qué deberíamos hacer hoy, pollito?— Le preguntó a su esposo, que tenía la bufanda hasta el cuello porque, el invierno de Nueva Zelanda era aún más frío que el de Green Hills.
—Yo opino que dormir la siesta.— El peligris comenzó a reír.
—Busquemos patines y vamos a la pista, ¿si?
—Bien. Pero luego vamos a acurrucarnos porque tengo frío.— Hizo un puchero y ChenLe quiso golpearlo por ser tan adorable.
—Bien, pero no olvides las excursiones de mañana.— Se rió.
Así fue como terminaron en una pista de patinaje con ChenLe moviéndose con la elegancia de un cisne y JiSung como si tuviera el cuerpo entablillado.
—¿Desde cuándo patinas?— Preguntó frustado. —No es justo.
—Papá me enseñó cuando era pequeño. Solíamos ir todos los domingos al lago de mi ciudad en invierno.— Tomó las grandes manos de su esposo, ayudándolo a moverse. —Vamos, tú puedes...
—No puedo creer que esté haciendo esto...— Susurró, tratando de avanzar sin caerse.
Aún con una sonrisa, ChenLe continuó con él y en cierto punto lo soltó, para irse a patinar con unos niños que por allí andaban.
El menor, además de sentirse traicionado, también sentía que iba a colapsar. Oh, y claro que lo hizo, porque pudo medianamente dominar el arte de avanzar, pero no el de frenar. Lo siguiente que supo fue que estaba enterrado en la nieve, a pocos centímetros de una roca.
—¿Estás bien?— Pudo sentir las manitos del peligris ayudándolo a levantarse.
—Casi me muero.— Exageró, oyendo luego la dulce risa de su esposo.
—Dramático.— Le dió un beso. —Ven, vamos a jugar un rato en la nieve...
Lo ayudó a ponerse de pie y posteriormente a quitarse los patines porque, ChenLe estoy hinchado desde el almuerzo y no llego, y ambos se calzaron las zapatillas.
