27. That's not why we're doing this

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Se acordó dormir todos juntos. Hacía mucho frío. Estaba nevando afuera.
La casa más cercana a todos era la de Himeno, quien incluso, se daba el lujo de encender la calefacción cuando era necesario.

Todos estaban helados. Las narices rojizas que se tintineaban la una a la otra, como señal de alerta. Navidad iba acercarse pronto.
No había como detenerla.

—Dios santo... Estoy helada por completo —Kobeni se frotó las manos con mucha fuerza, después se abrazó a sí misma para mantener el calor.

—Un piso más y habremos llegado a mi departamento...

—Apresúrense... Si no se dan prisa, mis cuernos se congelarán y se caerán.

Power no llevaba abrigo, así como tampoco se cubría con nada del frío. Le gustaba simular que sentía lo mismo que sus compañeros para sentirse parte de ellos.

Llegaron al quinto piso. Himeno sacó un montón de llaves y abrió la puerta principal. Todos se metieron con rapidez al rellano, tiritando los dientes y cascabeleando los huesos enteros como si la nieve se les hubiera huntado entre la carne.
Denji se sacudió las botas, y se las sacó de inmediato.

Power se quitó la corbata, y desabotonó un poco su camisa.
—¿De verdad hace tanto frío? —preguntó—. Creí que los japoneses estaban acostumbrados a éste clima...

—El invierno es lo peor —se quejó Kobeni, como respuesta para Power—. Además, lo único que puedo hacer es cubrirme con capas y mantas de ropa, una sobre otra.

—El invierno es más denso en ésta zona de Japón porque es un área bastante húmeda. Digamos que, el frío es más denso y difícil de despegarse —explicó Aki, con aires de inteligencia superior. Power asintió, colocando una de sus manos sobre su mejilla derecha.
Parecía interesada, consternada y también, algo aburrida.

Himeno encendió la calefacción. Denji se arrastró hasta quedar justo al frente de la rejilla.
Dejó salir un sonido de puro placer.

—Pónganse cómodos... Traeré las mantas y los futones para que descansemos lo antes posible. Mañana debemos estar listos para salir en búsqueda de Makima.

Power rodó los ojos.
—Qué tarea más absurda... Podría comerme a esa perra de tres mordidas y no le quedaría más que un pelito rojo. Con él me limpiaría los dientes.

—Qué sucia... —se rió Denji—. Tienes mucho tiempo libre como para pensar eso.

—Denji tiene razón. Tenemos que mostrar nuestra faceta más madura y unirnos para destruir lo que sea que esté tramando —le siguió Aki—. Es probable que ella sepa que estamos aquí.

—Es probable que ella sepa que mañana vamos a morir —refutó Power, con fastidio—. Cómo sea, me da igual... Está noche dormiré como una bebé —se tiró al sofá, haciendo que Kobeni se tambaleara en su lugar.

—Si les soy sincera, tengo un poco de miedo.

—Todos tenemos un poco de miedo cuando se trata de ella.

—Será comer o ser comidos —Power tronó la lengua, y colocó sus brazos detrás de la cabeza. Quería reposar así.

—¿Al menos tenemos un plan?

—Himeno es la mejor con esas cosas junto con Aki. Si ellos no logran acomodar todo lo mejor posible, estaremos jodidos de por vida.

—O por muerte —se burló Power, cerrando los ojos.

Kobeni se acercó a la ventila de la calefacción. Apartó las manos de sus brazos y las acercó hacia el calor. Sintió que su piel se renovó debajo de la ropa; todo se infló por dentro.
El ambiente la regresó a la vida.

—Si mañana muero —habló—. Quiero que sepan todos que siempre los llevaré conmigo. En mi mente estaremos juntos por siempre; seguiremos siendo los mismos.

Himeno se acercó, botando los futones en frente de la rejilla. Observó a los demás con curiosidad.
—¿Se están confesando antes de morir?

—Creo que es bueno... Así no siento tanto miedo —Kobeni abrió los ojos. Parecieron estallar por dentro. Himeno le sonrió; le causó mucha nostalgia futura ver una expresión tan sincera e inocente en su rostro.

—Entonces... Quiero confesar ésta noche, yo, Himeno, que siempre les estaré agradecida y será uno honor morir junto a ustedes el día de mañana. Y si regreso, haré lo posible porque la humanidad entera los pueda recordar de uno en uno, como memorias colectivas.

—Tampoco exageres, Himeno —Aki entrecerró los ojos—. Aunque ahora que lo dices, yo confieso que no quiero morir. Pero, si no hay otro destino más que ése, al menos pude conocer a gente genial con la que tuve muchas diferencias y dificultades. Hicieron mi vida más interesante.

—Pues yo agradezco haber tocado un par de tetas.

Todos se quedaron en silencio. Fue como si hubieran cortado la música sentimental y todo se hubiera ido al traste por culpa de Denji.
Power tenía los ojos bien abiertos después de escuchar eso.

—¿Qué?

—Toqué un par de tetas. Eso es genial. No me arrepiento.

—¿En serio dices ésto en un momento clave y tan lleno de... Sentimentalismo? —Aki estaba frustrado de pies a cabeza.

—Tetas son tetas.

Power se sentó de golpe.
—¡Pues yo quiero confesar que jamás he tocado a un hombre!

Eso sonó tal como una completa defensa personal para sí misma.

Kobeni miró a Himeno, tratando de escribirle con la mirada un "ésto es demasiado, haz algo".
Himeno apagó la ventila de la calefacción.
El calor había afectado no sólo sus corazones, sino, también... Sus más estúpidos deseos.

Fictober: Denji x Power [Chainsaw Man ; au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora