No estaba seguro de cuántos días habían pasado, no era capaz de saber en qué hora vivía, ni qué día era. Hyunjin lo había alimentado alrededor de unas seis o siete veces por lo que podía suponer que no habían pasado más de seis días, porque el castaño no era de alimentarlo muy seguido a decir verdad.
Podía moverse libremente por el lugar, por lo que intento desesperadamente buscar algo que lo ayudara a escapar, una ventana, alguna pequeña abertura, cualquier cosa era de utilidad en esa situación. Pero no fue capaz de encontrar nada, el lugar estaba completamente cerrado.
Sabía que estaba corriendo con mucha suerte, Hyunjin no lo había lastimado, al menos no aún. Aunque las pequeñas raciones de alimento sumada al largo periodo de tiempo en el que no comía lo tenía cada vez más débil.
Nuevamente la enorme puerta de acero fue abierta, dejando ver el sonriente rostro del que una vez fue su amigo.
—Hola bokkie— saludó el mayor dejando algunas cosas sobre la mesa— Debes tener hambre, no comes desde ayer.
—¿Cuántos días han pasado?— cuestionó Yongbok desde la cama.
—Ocho, cariño— respondió el castaño— Changbin te esta buscando sin descanso, pero ¿Sabes algo gracioso?
—¿Qué?
—Yo soy quién está a cargo en la misión de encontrarte— comentó Hyunjin con diversión— Incluso hay otro chico al que pusieron a buscarte, todo el mundo está en busca del codiciado Lee Yongbok Felix. Que lindo se siente tener lo que tantos desean, ¿No, cariño?
Yongbok no respondió, sus esperanzas estaban siendo aplastadas cada vez que Hyunjin abría su estúpida boca. Pero no iba a darse por vencido, de alguna manera buscaría la forma de salir, con o sin ayuda, incluso si moría en el intento.
—Hoy es un día especial Yongbok— habló nuevamente el más alto, acomodando algunas cosas sobre la mesa, dándole la espalda— ¿Sabes por qué?
—No... ¿Por qué?— interrogó el menor.
Por alguna razón Yongbok sentía el peligro avecinarse, las palabras de Hyunjin sonaban en un tono divertido y ansioso, como si hubiera estado esperando ese momento durante un largo tiempo. Sintió su cuerpo temblar y sus ojos llenarse de lágrimas cuando el castaño volteo a mirarlo con una tétrica sonrisa dibujada en sus perfectos labios.
—Hoy es el día en el que empiezas a trabajar— respondió Hyunjin acercándose al pelirrojo con lentitud— Hoy voy a darle el segundo golpe a Changbin, a través de tu bello cuerpo bokkie.
Las palabras del mayor calaron como hielo en los huesos de Yongbok, sintió sus lágrimas caer sin permiso alguno y sus manos y piernas temblar. Sabía que esto iba a llegar tarde o temprano, pero nunca iba a estar preparado para tal cosa.
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Habían recorrido kilómetros y kilómetros dentro de la enorme Seúl, Hyunjin les había dicho que esta vez no podía acompañarlos pero les había dejado instrucciones de cómo avanzar, junto al joven que su madre le había presentado hacía unos días.
