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Recomiendo escuchar la canción cuando se nombre :)

3...

2..

1.

Nuestro esplendor. 

— Agradece que me dejaron venir — le dije a Jayden.

— ¿Por qué debería de agradecer? Si tu eres la culpable de que nos hayan puesto este trabajo.

Gruñí de frustración y Cruze los brazos mientras caminaba.

Al día siguiente que nos pusieron el trabajo de química, tuve que ir a la casa de Jayden y de milagro me dejaron ir, bueno realmente les dije que iba a casa de una amiga y es cierto, porque después de esto voy a casa de Nat.

El problema es que tengo que pasar varias horas con Jayden, ahhh esto va a ser muy estresante.

Pero del bueno...

Tu cállate.

Después de tanto caminar, porque era mentira que vivía cerca, vivía mas lejos que don Fernando — que no se quien es, pero vive lejos — cuando llegamos el abrió la puerta por mí.

—Por fin eres caballero monsieur del cacho.

— No te dije mi apellido para que me molestaras.

— Te jodes.

— Además yo siempre soy caballeroso madame Eira dulce.

— ¡Lo haces sonar mas horrible de lo que ya es!

Negó con la cabeza, con una pisca de diversión.

— Por cierto, bonita casa.

Su casa era común, de color blanco y gris, tenia diseño moderno; dentro de su casa tenia lo normal una sala, cocina, comedor y en el segundo habitaciones.

Realmente no vivíamos en el mejor sector de la ciudad, éramos clase media por así decirlo, no éramos de los uff millonarios que se pueden dar el lujo de viajar cuando quieran, que tienen cualquier cosa con tan solo pedirlo, no, pero tampoco estábamos mal.

— Puedes sentarte ahí — me indico — ¿Quieres algo, no sé, de tomar o comer?

— No así estoy bien.

— Okey.

Dejo su mochila en el suelo, a lo que yo lo imite, nos sentamos en el sofá que teníamos al lado y nos quedamos en silencio.

— Eh...será mejor que empecemos.

— Si mejor.

Saque mis cosas y el las suyas, miramos los apuntes que teníamos y empezamos hacer el trabajo que era una maqueta de la estructura de Lewis, que aquí a la señorita se le olvido que era eso.

El empezó a pintar unas bolitas de icopor y yo pinte unos palitos para luego unirlos, mientras hacíamos eso estábamos muy cerca, nuestras rodillas ya se rozaban.

Sentí su mirada de reojo que me hizo mirar también, cuando mis ojos encontraron los suyos, él desvío su vista rápidamente, haciéndome reír.

— De que te ríes — pregunto.

— De ti.

Entrecerro los ojos.

— ¿Te pongo nervioso Jeydencito? — pregunte viendo como mi objetivo se logró, sus orejas enrojecieron.

— No, solo estoy pensando en unas cuantas cosas que quiero hacer contigo.

Contra ataco. Me sonroje y él sonrió.

Nuestro esplendor (#1)Where stories live. Discover now