Capítulo 17

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Suspiré leve mientras terminaba de vestirme de nuevo.

Akaza, lo hacía bien, no voy a negarlo. Que, hablando del demonio, se había quedado dormido como un bebé.

Senjuro vendría con Hana en a penas momentos, y yo recién me estaba vistiendo. Que vergüenza.

—Hm...— balbuceó levemente Akaza.

Le miré para después depositar un beso en su mejilla, y salir de la habitación.

Al cabo de unos minutos, tocaron la puerta, cuando abrí, tragué saliva. Senjuro había venido con Kamado y sus amigos.

{Mierda, Akaza} —pensé.

—Rengoku-san. — los tres chicos hicieron una reverencia mientras Senjuro se aseguraba de que Hana entraba en casa segura.

—H-Hola, pasad— dije mientras corría la puerta de mi habitación—, ¿queréis beber té?

—No, gracias.— dijo el rubio, seguido de el, los demás también negaron esa sugerencia.

—Ma'a. Hana alzó sus brazos, cargué con la pequeña y sonreí.

—Huele... —miré a Kamado. ¿Por qué había dicho eso? —Huele a demonio.

—Se escucha una respiración— dijo ahora el rubio.

¿Qué mierda sucedía? ¿Acaso tenían superpoderes?

Kamado, algo serio se dirigía hacia la habitación donde se encontraba Akaza. Temía por el.

—¿Como que huele a demonio? Yo no huelo nada... Ni escucho alguna respiración...—dijo Senjuro.

—Tanjiro tiene el sentido del olfato muy desarrollado— explicó el rubio—, y yo el de escuchar... Sin duda, hay alguien aquí.

—¡Dejaos de tonterías!— el chico de cabeza de jabali, se levantó bruscamente y, literalmente, tiró la puerta de mi habitación al suelo.

En el fondo de la habitación, cerca de la ventana se podía divisar una silueta. La de Akaza.

—¡Eres tu!— Kamado sacó su Katana en menos de lo que cantaba un gallo.

Asustada por la situación tragué saliva, arrullando a Hana despacio, pues la pequeña estaba comenzando a sollozar.

¿Que se suponía que debía hacer ahora?

Antes de que Kamado corriera hacia Akaza, este salió por la ventana. Menos mal que era de noche.

—¡Hay que ir a por el!

—¡Si!— los tres chicos salieron de la casa, sin embargo, Senjuro me miraba sorprendido.

—Menos mal que vieron a ese demonio...

Afirmé con la cabeza mientras temblorosa me senté soble el sillón.

—A-Ah, espera Arisa-san, te traeré agua— dicho aquello, Senjuro fue a la cocina y al poco rato volvió con un vaso de agua en sus manos.

¿Que iba a suceder ahora con Akaza? Tenía miedo.

Viviendo Por Ti. | AkazaWhere stories live. Discover now