Capítulo 3.

1.2K 61 7
                                    

Jinsoul acabó todo el relato y se estiró, había estado sentada un buen rato.

– ¿Estás bien? – Miró a la rubia notando como esta tenía mala cara.

– Sí, estoy jodidamente bien, gracias por preguntar. – Jungeun respondió con algo de sarcasmo.

– De nada supongo... – Dijo haciendo una mueca extraña.

– Era sarcasmo.– Respondió enfadada, tomó su vaso de leche y comenzó a beber de este sin parar, algunas gotas revoltosas se deslizaron hasta su cuello.

– Tienes le- Déjalo, me encargo yo. – Quiso agarrar una servilleta, pero derramó su vaso de leche sobre la sudadera que estaba en sus piernas. – Mierda, soy idiota. – Dijo intentando limpiarse con la servilleta que iba a usar con la mayor.

– Déjame tu suda- – La rubia fue interrumpida por una fuerte negación por parte de la menor.

– Me tengo que ir. – Intentó ponerse de pie y algunas gotas de leche cayeron.

– No te voy a dejar salir así, parece que te has meado encima, déjame ayudarte. – La menor se negó frenéticamente. – Joder, Jinsoul. ¿Tanto asco te doy como para que no me quieras dar tu sudadera y pantalones para meterlos en la maldita lavadora? – Preguntó al borde de un ataque de nervios.

– No, no lo enti- – La rubia no le dejó acabar.

– Desde que empezamos este trabajo has estado demasiado rara conmigo. – Murmuró Jungeun.

– ¿En serio he sido yo la rara? – Preguntó con molestia Jinsoul. – La que ha estado haciendo demasiadas insinuaciones sexuales has sido tú.

Jungeun río con algo de enfado.

– ¿Y acaso han servido para algo? – Preguntó con ironía. – Eres demasiado rara, tenía entendido que te gustaban las mujeres, pero cualquier tipo de acto que he hecho te ha incomodado, ni siquiera te pido que follemos ahora, solo te estoy diciendo que me dejes lavar tu ropa, puedes quedarte aquí durante la noche y mañana irte, presentamos el relato y no nos volvemos a hablar, pero déjame ser una buena persona y deja de ser tan jodidamente cerrada. – La más bajita empezó a hablar de una forma demasiado rápida.

Jinsoul estaba entrando en pánico. ¿Cómo podría callarla? Lo que haría probablemente sería el error más grande de su vida, pero no había vuelta atrás, dejó caer su sudadera y llevó una de las manos de la mayor entre sus piernas, dejándole palpar el notorio bulto.

– Oh. – La rubia iba a responder, pero Jinsoul no la dejó hablar.

– Cuando expones no me mojas ni me humedeces porque no puedo, me la pones dura. – Murmuró con vergüenza. – No es algo que haya elegido nací con esta condición, mis cromosomas se cruzaron de cables y en vez de nacer con vagina nací con pene. – Miraba el suelo y parecía que quería llorar. – Todo este tiempo lo he intentado ocultar, porque créeme, Kim, me pones muy caliente, pero no quiero que pienses que me quiero aprovechar de ti.

– Yo... Jinsoul no lo sabía. – La mayor se sintió demasiado culpable.

– No tenías porque, ahora si me dejas iré a casa. – Trató de salir, pero la mano que anteriormente estuvo entre su pierna la agarró por una de las muñecas y no le permitió irse.

– Déjame que te lave la ropa, puedes quedarte aquí esta noche... – Murmuró Jungeun. – Te puedo dejar algunos pantalones cortos que le robé a mi hermano, pero por favor no salgas por esa puerta así, parece que te hayas meado. – Jinsoul asintió.

La rubia le dio unos pantalones cortos, por suerte el líquido no había traspasado a su bóxer, así que mientras la otra ponía la lavadora aprovechó para darse una ducha rápida. Jinsoul salió con los pantalones cortos, normalmente no solía usarlos.

Erecciones literarias (LIPSOUL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora