🐱; Arisca como gatito.

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Para su segunda cita habían acordado salir a caminar, a Shuhua le gustaba dicha actividad; ella padecía su mente inquieta que la inundaba de pensamientos que solo se callaban cuando caminaba o leía. Jamás caminaba en compañía, pero le parecía linda la idea de intentarlo con Miyeon.

A Miyeon le había parecido una linda idea, pero para no andar por el parque con las manos vacías le propuso ir por un helado. Supo entonces que el sabor favorito de Shuhua era el de vainilla, lo cual le sorprendió, ya que creía que sería el de chocolate... o incluso el de menta.

"Amo venir por estas horas, no están esas criaturas detestables", comentó Shuhua casualmente.

Miyeon la miró confundida, para después darle una mirada al parque, tratando de entender a qué se refería. Entonces lo supo, las "criaturas detestables" eran los niños, que no estaban en el parque porque era día de semana a las doce del mediodía. Debían seguir en sus clases o ya estarían en casa almorzando.

La castaña rió por lo bajo, sorprendiendole las declaraciones de la menor pero no espantandola.

"Creí que se te daba bien con lo niños", se limitó a responder.

"Lo hago" dijo Shuhua. "Pero se vuelven pequeñas bestias salvajes cuando están en un parque. Solo gritan mientras corren".

"¿Cómo harás cuando tengas hijos? No es algo que puedas evitar".

"Será distinto, estoy reservando mi paciencia para ellos" explicó. "Él o ella, no pienso tener más de uno" se corrigió rápidamente.

La conversación pareció morir allí, pero fue porque los helados comenzaban a derretirse y debían apresurarse a terminar de tomarlos. Más tarde cuando no quedó más pararon en un kiosco para comprar algunas servilletas descartables y una botella de agua, iban a seguir con su caminata al parque pero ya estaban llegando los primeros niños.

"¿Quieres ir al centro? Si nos cansamos podemos ir por un café" propuso Miyeon.

"¡Podemos ir a Starbucks!" Exclamó Shuhua con un adorable brillo en los ojos, derritiendo el corazón de Miyeon.

La camina de donde estaban hasta el centro no debía durar más de veinte minutos, pero lo hizo. Pese a que ambas chicas tenían un entrenamiento físico (Shuhua seguía corriendo tres veces a la semana y supo que Miyeon tenía una rutina en el gimnasio, que no cumplía estrictamente pero igual existía) y no corrían riesgo de agitarse, prefirieron ir a paso lento. Después de todo, nadie las apuraba.

Shuhua tuvo la oportunidad de saber más de Miyeon, como que su mejor amiga era Soojin, y esta curiosamente era la novia de Kim Minnie. Shuhua se atrevió a contarle sus suposiciones sobre la tailandesa siendo su enamorada, y como lo descartó rápidamente gracias al post que vio con su novia. Miyeon no se burló, pero sí se mostró sorprendida.

Supo también que a la castaña le gustaba mucho la cultura pop y americana, aunque lo supuso desde su primera cita. Fue lindo confirmarlo, oír a la mayor hablar con tanto entusiasmo sobre sus películas favoritas y la serie que veía. Shuhua en cambio le comentó sobre los doramas que tenía en su larga lista.

Efectivamente, cuando llegaron al centro ambas chicas se empezaron a sentir cansadas, por lo que fueron directo al Starbucks por un café, más que nada para poder un asiento.

"He notado algo" dijo Shuhua cuando revolvía su café con la fina cuchara de plástico, pese a no haberle echado azúcar.

"¿Si?" Dijo Miyeon antes de tomar un sorbo de su té helado, dandole pie a la menor para que continuara.

"Yo te conté que me gustaría tener hijos, pero no me dijiste si tú también querías" dejó a un lado la pequeña cuchara, la apoyó sobre una servilleta para evitar manchar la mesa.

"¿Es importante?" Cuestionó Miyeon sorprendida, fue respondida por un encogimiento de hombros. "Nunca lo he pensado... pero creo que sería lindo tener tus hijos".

Miyeon estaba bromeando, ambas lo sabían y por eso habían compartido una sutil risita. Pero Shuhua no podía controlar el alegre aleteo de las mariposas que habitaban en su estómago, llenándola de ilusión y falsos escenarios que le gustaría concretar a futuro. Porque sí, Shuhua quería tener hijos y formar una familia, que ahora le gustara una mujer no cambiaba sus planes.

"Tú serías la madre que cumple el rol paternal" dijo la menor. "Solo vendrías en las noches, proverías dinero y bienes materiales, pero me dejarías a cargo de la crianza".

"Tal vez pase tiempo de caridad los fines de semana" continuó Miyeon, siguiendo el hilo de la broma. "Así no pueden acusarme de ausente".

Esta vez ambas rieron como si hubieran perdido el miedo a ser oídas, sonoras carcajadas llenaron el rincón de aquel Starbucks. Miyeon llevó su mano hacia la de Shuhua con la intención de tomarla, pero la menor se le adelantó, escondiéndola debajo de la mesa.

"Lo siento" susurró notablemente apenada. "Yo..."

"Está bien" interrumpió Miyeon con una cálida sonrisa. "Si no quieres, no quieres".

"Es que soy cariñosa, pero solo en mis momentos" trató de explicarse la menor. Ni siquiera ella sabía por qué era tan importante darle explicaciones a la mayor.

"Está bien" insistió la castaña. "Entonces cuando quieras, hazmelo saber".

(...)

El día después de la cita Shuhua llegó a la universidad junto con Yuqi, iban camino a su salón cuando la pelinegra le estaba contando a su mejor amiga sobre su relación con la mayor. Al llegar, ambas pararon en seco cuando vieron que una pequeña cajita la recibía a Shuhua en su banco.

"¿Otra enamorada? ¿Enamorado esta vez?" Preguntó Yuqi con humor.

Shuhua vio la pequeña nota que estaba pegada a la caja antes de abrirla.

Pensé en ti cuando lo vi, porque eres arisca como él. -Miyeon

"No, está vez tiene firma" respondió Shuhua con una amplia sonrisa, tendiendole el papel a su amiga.

Abrió la caja al fin, encontrándose con un llavero de un pequeño gatito blanco con manchas negras. Era adorable, parecía tejido a mano.

Sin pensarlo dos veces Shuhua puso el llavero en uno de los cierres de su mochila; no quería ponerlo en sus llaves, quería que todos pudieran ver el regalo que le había hecho Miyeon.


La enamorada de Shuhua.Where stories live. Discover now