CAPÍTULO 1

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--Desde hoy comienza su entrenamiento. El que quiera retirarse ya sabe lo que tiene que hacer. Su salida de aquí está asegurada con que tan solo ustedes vayan allá...--...--Gira su cuerpo para caminar hacia una gran campana. Se colocó firme delante de los otros--...--Y toquen esta campana, el entrenamiento es completamente arduo, fuerte y complicado, pero como hombres fuertes y valientes que son espero y puedan resistirlo--...--Regresó a pasos lentos y al lugar donde estaba hace poco, al frente de aquellos a los que tendría que preparar para las tan flamantes "Fuerzas Armadas". Hace mucho sol, ponerlos a nadar no les caería nada mal.--

¡Para nada! y menos si los hacía nadar por dos horas sin descanso. El primero que deje de nadar estaría completamente encerrado, privado de libertad por dos días. La comida en aquella celda no constaba con más de solo agua y pan, además que esa falta quedaría en su historial de documentación militar.

--¡Al agua bastardos! el primero que caiga irá instantáneamente a la celda de castigo en el sótano. ¡¿Entendido?!--

--¡Si Señor!--...--Respondieron todos, pero no lo suficiente alto como para dejar complacido al coronel Jeon--

--¡¿ENTENDIDO?!--...--Grito de nuevo. Las venas de su cuello sobresalían de su piel a causa de la presión. Su rostro completamente rojo.--

--¡SI SEÑOR!--...--Gritaron mas alto, fuerte y claro.--

--Los quiero ver nadar en uno, dos, tres...--...--Ya todos estaban entrando al mar para empezar a nadar como se les había ordenado.--

El coronel Jeon seguía parado a la orilla del mar y pasaban los minutos, unos cinco para ser exactos. Todos los soldados lejos a excepción de uno que se estaba ahogando...

¿¡Ahogando?!

No le importo que tuviese su uniforme puesto recién lavado y planchado por el encargado de la lavandería. Así mismo, se adentro al mar nadando rápidamente, llegó donde estaba el cuerpo de uno de los soldados para envolverlo entre sus brazos antes de que se hundiera por completo en la mar. No era muy pesado y se le hizo demasiado fácil salir con este del mar, asegurándose de que su rostro no quedara bajo el agua.

Ya estando fuera lo coloco en la arena caliente donde aplico los primeros auxilios para estos casos, pero no fue suficiente. Aquel chico, Park Jimin, el que hace unos días le mordió y respondió altanero debía ser ayudado por él. Tuvo que acercarse a abrir su boca con sus manos, apegando sus labios con los de él para darle respiración boca a boca.

Hizo mas presión en su pecho, alrededor de unas seis veces y volvió a darle respiración boca a boca.

Park tosió sacando el agua salada que se trago y seguido abrió sus ojos encontrándose con el coronel Jungkook. Tenía frío, aunque hiciera un fuerte sol él tenía frío. El mayor se sintió mas tranquilo. No le convenía que uno de sus militares muriera, de todas formas, estaba a cargo de ellos le guste o no.

Jimin se semi sentó tosiendo un poco más dándose unos cuantos golpecitos en su pecho sacando la salada agua por completo, respiró mas calmado para girarse y ver al coronel. Tuvo la intención de hablar para darle las "gracias" aunque... solo sintió un golpe en su mandíbula.

El coronel Jeon le propino un puñetazo fuerte y certero.

--¡Idiota! te irás a la celda de castigo--...--Lo levanta haciendo presión en su brazo empujándolo para llevarlo a aquel sótano que tenían como celda de castigo.--

Todo era muy desolado. A Jimin le pareció ver una que otra serpiente cerca y no pudo evitar tensarse y temblar.

El castaño abrió la puerta arrojando al tembloroso chico por las escaleras del sótano cerrando la puerta sin decir nada más

Tan solo hizo una mueca de asco por el estado en que terminó su uniforme al tener que salvar a este soldaducho. Fue a cambiarse con unas nuevas prendas de uniforme totalmente limpias y bien planchadas, la molestia de hace rato queda en el olvido y se dedica a vigilar a los soldados bajo su mando.

Ya había pasado tan solo una hora cuando Jimin sentía que moriría en cualquier momento.

Las cucarachas pasaban cerca de él y las ratas igualmente, pasaban por sus piernas y las encogía cada vez mas evitando que lo tocaran. Por alguna rara razón les tenía un miedo diferente y pues, cada minuto, cada segundo que pasaba era un total infierno. Tenía frío ya que ese lugar era un sótano muy desolado y totalmente oscuro, por mucho que abrazara su cuerpo no podía brindarse calor a el mismo, pues todavía estaba mojado a causa del mar.

Forzó la puerta y no abría. Mentiría si dijese que no tenía hambre... porque en realidad si tenía. Al hambre le sumamos el cansancio como nunca antes lo tuvo y eso que sabia que lo que vendría seria aún peor. Su rostro dolía mucho. El coronel Jeon pegaba duro. La sangre permanecía seca en la comisura de su labio.

--Esto será aún peor.--

No lo dudaba.

.

Dos días después por la mañana:

Park seguía con su misma ropa sin tan siquiera haberse podido cambiar. Sentía asco de sí mismo. Lloró mucho hasta que no creyó tener mas lágrimas para poder seguir llorando, sus ojos estaban mas hinchados de lo normal. Por lo poco que logró comer se adelgazó mucho, al igual que el color de su piel era pálido y no muy diferente al de un cadáver en pleno ataúd.

Se había comido una rodaja de pan por día y solo le pasaban dos vasos agua al día. Ayer, las cucarachas se pusieron a husmear en su pedazo de pan pero tanta era su hambre que de todas formas tuvo que comérselo.

Pero eso tuvo sus consecuencias; vomitó alrededor de dos veces y prácticamente no podía ni levantarse a causa de su no potente fuerza.

La puerta se abrió haciendo que a Jimin le dolieran los ojos gracias a la luz del sol que entró después de dos días.

--Ya se ha cumplido tu castigo. Puedes salir--...--Era la voz del coronel Jeon.--

Jimin se levanto con cuidado para no caerse, seguido de eso subió los siete peldaños. No lograba verse pero estaba seguro de que un bote de basura estaría mas decente que él en ese momento.

--Debe arreglarse para el entrenamiento de hoy. tiene dos horas de descanso--...--Permanecía tan sereno que ni siquiera se apiadó del semblante de Park. Ni siquiera lo mando a enfermería.--

A Jimin le dolía todo su cuerpo además de que en las mangas de su chaqueta permanecían rayones de sangre a causa de una que otra mordidas de las ratas.

--¡Cómo diga, señor!--...--Habló fuerte a pesar de que ni para eso tenía energía.--

Se fue caminando como pudo. Lastimosamente, Jungkook no sintió ninguna culpa por aquel desvalido chico que estuvo encerrado dos días. Pero es que en cierta forma le agarró un profundo y gran odio a ese chico.
Mismo chico que ahora se había quedado desmayado a mitad de camino.


Armed Forces - [KookMin]Where stories live. Discover now