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—Maldita sea, ¡¿Que debemos hacer?! Probablemente no sobrevivirán...
—¡Callate, owen! Con una mierda, ¡dejame pensar!
—Pero, están las pussycats ¿no? También está Aizawa.—dudó Shelly.
—¿Y si vamos...? Con el coche de Dom llegaremos en menos de 30 minutos...—Añadió Minu algo nervioso, tenía miedo. Conocía a varios del curso A y B, le agradaban.
Bakugou... Era lo único que pasaba por la mente de Seitan, le preocupaba el rubio sin duda. Pero sabía que él era fuerte y podría combatir, pero Denki, Sero, Kirishima, izuku y los demás... le causaba escalofríos de sólo imaginar lo que les podría pasar.
Y no porque desconfiara de ellos, porque sabía que eran capaces, pero también sabía de las desventajas que tenían sus quirks.
Incluso le preocupaba ese rubio castroso y metiche de la clase B.
—No. No podemos ir...—Habló después de mucho, Seitan—Si llegan a saber nuestro poder, vamos a la muerte segura.
—Seitan, ¿Desde cuando te importa vivir...? Ayer te quejabas de todo, ¡Tenemos que ir! Es lo que un héroe haría ¡¿Que importa que sepan de nuestras singularidades?! Algún día iba a pasar, y... Y ¡Joder! ¡Ellos me agradan! No voy a perder a buenos amigos solo por tu maldita cobardía.—Regañó Shelly.
—Shelly... No podemos. Lo prometimos...
—Por si no recuerdas, estábamos a media puta misión, en donde probablemente hayan sabido de nosotros y los malditos quirks. No seas un imbecil y vamos. Y si no quieren, bien. Iré sola.
—Por una mierda, nunca te callas.—Seitan caminó enojado detrás de ella.
Irían todos en el deportivo de Dom, y algunos en el de Seitan.
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