Capítulo 24

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Amigo invisible

Quedamos el 8 de enero en casa de Paula y Carla para celebrar mi cumpleaños y darnos los regalos del amigo invisible. Compré unas bebidas y un par de bolsas de patatillas para picar entre todos y llegué al piso sobre las 18:00.

Las chicas llevaban viviendo juntas un año y parecía que todo les estaba yendo bastante bien; era un apartamento sencillo, en la zona del puerto de la ciudad y no estaba muy bien comunicado, pero tenía buenas vistas. Todavía tenían colgados los adornos de navidad —cómo no—, pero se habían molestado en quitar el árbol y llenar el salón de globos y guirnaldas. Las ayudé a colocar las cosas encima de la mesa y Pablo llegó pocos minutos más tarde.

—¡Felicidades! —me dijo y me dio un par de toquecitos en el hombro. Después dejó caer sus cosas en el sofá de forma despreocupada.

—Técnicamente no es mi cumpleaños. Faltan dos días —le reproché.

—Pero lo vamos a celebrar hoy también —me contestó Pablo con una sonrisa maliciosa.

—¿En serio? —me quejé, aunque no lo decía de verdad—. ¿Otra vez Navidad y Cumpleaños a la vez? Pensaba que habíamos superado esa fase.

—No haber nacido en enero —me espetó Carla y me tiró un globo a la cara.

Lo esquivé como pude y fue dando botes por el suelo hasta perderse detrás del sofá.

—¿Hacemos primero el amigo invisible y luego el cumpleaños? ¿Os parece? — preguntó Paula.

—Venga, vale —confirmé—. Así acabamos ya con el espíritu navideño.

Paula y Carla fueron a la habitación a por sus regalos y mientras Pablo y yo sacamos los nuestros.

—Empiezo yo —dijo Carla dándome un paquete mediano envuelto con un papel azul.

—Gracias por acordarte de que odio la Navidad. Todo un detalle.

—De nada.

Abrí el paquete rasgando el papel por uno de los laterales. En su interior había un libro, pero lo había abierto por la contraportada. Le di la vuelta y rodé los ojos.

—¿La magia del orden? —me quejé— ¿Qué insinúas?

—Considéralo un servicio a la comunidad.
Chasqueé la lengua.

—Cabrona. No pienso meter a Marie Kondo en mi vida.

—No te va a quedar mucha opción —Carla me hizo un corte de manga disimulado—. Te toca.

Me había tocado regalarle a Paula. Había elegido para ella unas luces RGB en forma de flores, para que pudiera ponerlas en el fondo de sus directos. Al principio se me había ocurrido comprarle algo de vestir o alguna novela, pero no tenía muy claro sus gustos y supuse que algo práctico le haría más ilusión. Sonrió cuando vio el paquete y me dio un abrazo.

—¡Muchas gracias! ¡Me encantan!

—Ya me dirás bien si quedan bien en tu cuarto —le sonreí y nos dedicamos una mirada de complicidad durante un segundo—. Te toca.

Paula le dio el suyo a Carla; había elegido  una paleta de maquillaje que parecía haber querido desde hacía tiempo y se dieron un beso bastante efusivo para celebrarlo. Después Carla le dio su regalo a Pablo: unos auriculares bluetooth nuevos, ya que se quejaba que los suyos nunca se sincronizaban bien. Por una vez parecía que todos habíamos acertado. O eso, o habíamos aprendido a mentir mejor.

—Vale, ahora toca la parte de cumpleaños. Nate, quédate en el salón.

Los tres se fueron a la cocina y yo me esperé allí plantado. No contaba con un un evento aparte. Tampoco hacía falta

Falling On Stream [Falling #1]Where stories live. Discover now