Destrozado en mil partes - MILE APO-

Esto es un adiós?

Tomando una gran bocanada de aire abrí la puerta. Lo primero que pude observar fueron las bolsas negras debajo de sus ojos. Su mirada me devolvió la misma miseria que yo sentía. Quería tomarlo entre mis brazos y dejar todo atrás, pero las crueles palabras eran dagas que seguían cortando mi corazón en pedazos.

Cuando iba a invitarlo a entrar se arrojó sobre mí abrazándome fuertemente. Mi cuerpo reaccionó quedándose inmóvil ante sus caricias pero con el correr de los segundos volví a ser plastilina en sus manos. Lo abracé tan fuerte que emitió un gemido, la ansiedad crecía dentro de mí diciéndome que quizás era la última vez que lo sentiría de esta manera. Aspiré profundamente su aroma y dejé que su perfume penetrara en mis sentidos, su nariz en el hueco de mi cuello me decía que estaba haciendo lo mismo.

Contra mi voluntad empecé a aflojar mis brazos, pidiendo a las traicioneras lágrimas que pugnaban por salir permanecieran en su lugar. Lo noté reacio a soltarme mientras continuaba acariciando mi espalda baja. El susurro en mi oído fue casi imperceptible

- Te extrañé- dijo mirándome, acariciando mi rostro con una de sus manos.

Su piel caliente contrastaba con el frio de mi cuerpo. Los callos de sus dedos se habían pronunciado durante la gira por la cantidad de horas que tocaba la guitarra. Aunque áspera, amé la suavidad con la que  me acariciaba. Una incipiente barba se asomaba en su mandíbula. Sabía que odiaba tener que rasurarse todos los días así como conocía el terror que le tenía a las máquinas eléctricas. La verdad es que creo que lo conozco como nadie, por eso esto duele tanto.

- Seguro descansaste de mis locuras y parloteo- contesté queriendo descomprimir el ambiente- pasa, siéntate, hice té

El aire de la habitación era tenso, descansó en el sofá mientras yo lo hacía en otro y servía la infusión. No pudo soportar el silencio, sus ojos tenían preguntas y yo trataría de contestarlas

- Habla conmigo Po... dime que pasa? Después del concierto de despedida siento que desapareciste de mi vida... acaso hice algo?...o pasó algo que no sé...- mientras hablaba se refregaba la sien como no sabiendo que más decir.

- Seré honesto en lo que pueda P', la verdad es que fui traicionado por alguien que amaba y hoy siento, aunque suene dramático, que me rompieron el corazón- dije mirándolo buscando dentro de sus ojos negros razones, excusas, cualquier cosa que me brindara consuelo- a veces los golpes bajos llegan de las personas más amadas destrozando tu confianza, quitándote las ganas de reír...no sé...

- Po... yo no sabía... pensé que eras feliz... Cómo pasó? Seguramente es un malentendido... – decía mientras estiraba una mano para tomar la mía. Lo miré esperando que me hiciera la pregunta más importante pero ésta nunca llegó. Mis dedos entumecidos apretaban tan fuerte la taza que por un momento temí romperla. El vacío seguía llevándose todo

- No importa... no te llamé para eso sino para decirte que viajo en un par de días a Nueva York a visitar a mis amigos- dije de la manera más natural posible mientras veía su rostro palidecer

- De qué estás hablando? Cuándo lo decidiste? Por qué no me lo dijiste?- las preguntas no dejaban de salir de sus labios y por un minuto me vi tentado a callarlo como lo había hecho una vez allá en México

-Po...necesito...- dijo entre susurros arrinconándome contra la puerta del baño

-Yo...- sus pupilas dilatadas, su voz era tan erótica que mis defensas empezaron a caer una a una

-Po...- mi nombre en sus labios dicho de esa manera terminó de quebrar todas las razones por las cuales yo sabía que lo que estábamos por hacer estaba mal