Capítulo 1

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Narra Noah

Los invitados ya estaban llegando, me habían avisado, pero quise ignorarlo por alrededor de veinte minutos más. Con esta reunión además de que mi padre cerraría quién sabe cuántos negocios, también contaría el éxito que tuvo en Londres y, además que ya estaríamos de regreso. Eso era lo que más quería evitar, puesto que aún no había hablado con mis amigos de Cali, para decirles que ya estaba de regreso y sin pase para volverme a ir. A nadie le había contado sobre esa fugaz relación que tuve en Londres, la verdad es que no me gustaría decir que, por primera vez, alguien me había quitado del lugar, para dárselo a otro.

Recibí un WhatsApp por parte de mi madre, decía algo como: «Ya han llegado la mayoría de los invitados, incluso, el pequeño encargo que te pidió tu papá; no ha dejado de preguntar por ti y yo ya no puedo hacer más. Baja ahora mismo, Noah Stone».

¿Qué no se daban cuenta de que, si no estaba aún ahí, era porque no me apetecían esas aburridas fiestas con un montón de empresarios que, no hacían más que hablar de sus grandiosas cifras?

Respiré profundamente antes de levantarme de la cama, pensaba que era patético todo lo que tenía que hacer para que mi padre conservara un negocio más. ¿Es que no le eran suficientes los que ya tenía?

De pronto, se abrió la puerta de mi habitación, pero no le preste atención, puesto que pensé que sería mi madre la que vendría a reprocharme por no bajar y por haberla dejado en visto. No pensé en mi padre, porque él habría levantado la voz y me hubiese hecho saltar de mi cama como si un terremoto estuviese comenzando a hacer sus desastres.

―Justo estaba por bajar ―me aproximé a decir y me senté sobre la cama.

―Oh, yo estaba buscando el baño, pero me encontré con algo más interesante ―sonrío con coquetería.

Era ella, Venus Campbell. Llevaba puesto un corto vestido en color negro brillante, sus cabellos caían a los lados como llamas de fuego y sus piernas se veían tan brillosas, que no podía apartar la mirada de ellas. Solo sabía que, de no haber visto sus fotografías en Instagram, no tendría ni idea de quién sería esa chica que estaba metida en mi habitación.

―¿Has terminado de observarme? ―cuestionó.

En ese momento, la miré a los ojos y me hechicé con esa mirada grisácea, pero inmediatamente negué con la cabeza para salir del encanto.

―Bueno, como te habrás dado cuenta, este no es el baño. Si sales por esa misma puerta que entraste y caminas cinco más adelante, vas a encontrarte con uno de los baños.

La chica comenzó a jugar con las puntas de sus cabellos y yo no entendía cómo era que seguía allí dentro si ya le había dado las instrucciones.

―Temo perderme... ¿Podría tan solo usar el tuyo un momento?

Recordé que papá me dijo que tenía que hacerla sentir especial y bueno, pensé en que, si le prestaba mi baño, eso podría contar como algo bueno.

―Por supuesto ―señalé la puerta.

―Gracias, Noah ―ella sonrió y caminó hasta el baño.

Los sonidos de sus tacones me hicieron voltear a verla, no era de esos chicos que intentaban acosar a las mujeres con la mirada, pero es que algo tenía ella que, por más que quería apartar mi vista, no podía. Mis ojos la buscaban.

De pronto, sentí como una bofetada. ¿Ella sabía mi nombre? Oh, claro que lo sabía, esa era mi habitación y mis padres eran los anfitriones de este coctel. Era yo el que se suponía que no debería saber quién era ella. Escuché el agua del inodoro y supuse que ella estaba por salir, así que me senté firmemente sobre mi cama, para salir detrás de ella una vez que abandonara mi habitación. Sin embargo, cuando ella salió, no lo hizo con las manos vacías; una chica normal, quizás saldría con sus maquillajes, peinándose, acomodándose el vestido o quizás roseándose de perfume, pero ella no era normal.

El que se enamore pierdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora