Capitulo 25

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Ni siquiera sabía cómo había llegado ahí pero en cuanto sus sentidos reaccionaron, ya estaba en la puerta de Malfoy's Manor, mojado por la lluvia que caía en esa zona. Dió tres fuertes golpes en la puerta y se quedó inmóvil hasta que el pedazo de madera crujió en señal de estár siendo abierta.

Por el estrecho espacio que quedaba entre la puerta y la pared, la cabeza de un viejo elfo se asomó, sorprendiendose de verlo. –¿Están tus amos?– preguntó con la garganta rasposa.

La criatura asintió e hizo una señal para mandar a otro elfo a avisar al matrimonio, no era tarde, seguramente estarían terminando de cenar. Unos segundos pasaron y un "poof" se escuchó del otro lado, el elfo lo dejó entrar y antes de que pudieran secarlo, unos apresurados pasos se escucharon por el pasillo que conducía a la recepción.

La puerta se abrió y dejó paso a una perfectamente arreglada Cissy, –¡Severus! ¿qué sucedió?– preguntó preocupada.

Atrás de ella apareció Lucius, quien no dudó en quitarse el sacó y acercarse a él para colocarselo encima, olvidando que con un simple movimiento de varita, quedaría como si nada.

La alfa comenzó a revisarlo con preocupación mientras su esposo lo cubría con su saco, –No lo sé– masculló con la voz quebrada.

–¡Oh, querido!– exclamó la mujer, pasando uno de sus brazos por sus hombros y dirigiéndolo a la sala privada de la casa.

–Llamaré al doctor– decretó el alfa.

–No, solo... no me siento bien emocionalmente– dijo mientras veía fijamente la alfombra húmeda bajo sus zapatos.

–Pasarás la noche aquí, por la mañana si vemos que te encuentras bien, volverás a Hogwarts por la chimenea– dijo Cissy aún preocupada, sacando su varita para secarlo.

–¿Me harás sopa si despierto enfermo?– preguntó burlesco.

–No pero puedo ordenar que la hagan para ti– confesó con cariño, acariciando su cabello ya seco.

–Narcissa tiene razón, pasarás la noche aquí y mañana ya veremos– decretó Malfoy.

El omega simplemente asintió cansado, cosa que ninguno de los dos dejó pasar –¿Cenaste algo?– preguntó la rubia.

Severus negó y al tener la mirada en el suelo, no notó la mirada de reproche de ambos alfas, –Te llevaré a tu habitación para que te cambies, los elfos te llevarán de comer a la cama– ordenó la mujer, sin darle opción al joven de negarse.

–Mañana lo resolveremos, ahora tienes que comer algo y descansar– dijo suavemente Lucius.

Una fuerte presión se hizo presente en el pecho del más bajo ¿por qué no pudo haber nacido como el hijo de una pareja así de cariñosa? ¿es que acaso él no merecía ser feliz?. Sus ojos se inundaron de lágrimas de nuevo y Cissy lo envolvió delicadamente entre sus brazos, dándole acceso a sus glándulas para que se tranquilizara con su aroma, tal como una madre lo haría.

Lucius no se hizo del rogar, envolvió a su esposa y a su amigo entre sus brazos, proporcionando una parte de su aroma también.

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Apenas iba recobrando conciencia y lo primero que sintió fue una suave mano sobre su frente y muchas cobijas arropándolo. –¡Mmm! despertaste– sonó la dulce voz de Narcissa.

–¿Qué hora es?– preguntó con la garganta rasposa y con los ojos entreabiertos.

–Primero tienes que beber algo de agua y dependiendo de cómo te sientas, algunas pociones–

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