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Sus hermosos y enrojecidos ojos color avellana miraban fijamente al escusado, mientras su garganta roja, raspada y lastimada palpitaba de dolor, le quemaba, y rogaba que esta situación parase.

Su cara y su cabello negro y largo, recogido en una coleta estaban empapados de sudor por el esfuerzo y contracciones que no dejaba de provocar en su abdomen.

Sus delegadas manos temblaban sosteniéndose al rededor de la taza de baño, se podía apreciar un tono amarillento en sus uñas.

Su estómago y abdomen punzaban del inmenso dolor interno, un dolor hueco, un dolor de insatisfacción, hambre y consecuencia de mucho esfuerzo por expulsar alimentos a mas no poder.

Sus piernas flacas y temblorosas no podían aguantar mas, estar tanto tiempo incado comenzaba a doler, pero nada de lo antes mencionado le importaba, nisiquiera lo notaba por el trance en el que se encontraba, solo podía ver a un punto fijo, a uno en el cual se encontraba una masa brumosa y viscosa maloliente en el interior de la taza de baño.

Ya no razonaba, solamente quería sacar más y más.

Tomo un poco de aire antes de volver a levantar su mano, juntar tres dedos e introducirlos en su garganta para provocarse asco, y así, expulsar y purgar lo poco que aún quedaba dentro de su pobre y lastimado estómago.


Dolía, sin duda todo su interior pedía a gritos un descanso, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera unos cuantos gramos menos en su peso.


Una vez que considero que se había purgado lo suficiente, se levantó, limpio la comisura de su labio con su muñeca derecha y bajo del escusado.


Se dio media vuelta para tomar su cepillo de dientes, y junto con un poco de pasta dental comenzó a lavarse la boca, la lengua le raspaba y la garganta le ardía, pero no podía tener ese olor tan fétido saliendo de su interior, debía aguantar y asearse la boca.

Mientras cepillaba de arriba abajo su dentadura, podía apreciar el tono amarillento que sus notorios colmillos los cuales relucían en su sonrisa ahora tenían.

Se miraba con recelo al espejo cada vez más pálido, ojeroso y sobre todo, su cara delgada. Ahora no era ni la mitad de lo que solía ser hace apenas algunos meses, meses antes de comenzar con todo esto.



Una vez terminó de lavar y enjuagar su boca, decidió peinarse un poco el cabello que ahora tenía desordenado, quito la liga, y pasó un cepillo por su ahora delgada y quebradiza cabellera negra.

En cada cepillada podía notar como se caían cada vez más y más sus delgados cabellos. Todo su pelo había perdido el brillo que tenía en un principio, dejando ahora una insípida imagen.


Termino de cepillarse y tomo la liga para volver a amarrar la coleta. Esta era una de las situaciones que más lo desanimaban, su cabello, su orgullos, un gran parentesco que compartía con su madre, estaba ahora dañado y deteriorado por completo gracias a la falta de nutrientes que él mismo se provoco.


"Jamás volverá a ser tan lindo", pensó...





Tomo el aromatizante olor a frutos rojos que estaba en el estante del baño y roció un poco, y así, cualquier olor, marca y evidencia de lo que hizo en ese baño, quedaría olvidada para siempre.






Eran las 7:30 am., y como era costumbre, debía irse a la escuela.

Se encontraba completamente solo, ya que su madre había salido ya hace al menos una hora para su trabajo.


𖦹𝑩𝑼𝑳𝑰𝑴𝑰𝑪ᵇᵃʲⁱᶠᵘʸᵘWhere stories live. Discover now