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Era hermoso de admirar la violencia con la que la mirada de Chifuyu derretía el corazón de Baji en segundos.

Ambos tenían esa extraña facultad de comunicarse sin palabras. Algo que era propio ese par, algo que era solo de ellos dos.

No podía evitar morir y perderse en esa inmensa mirada celeste que cada vez que ese brillo en los ojos de ambos chocaban y hacia corto circuito.

Cada que se miraban primero sonreían sus ojos y su corazón, después sus labios.

Se encontraban totalmente a solas, mientras ambos trataban de descifrar en lo que pensaba el otro.

El cálido abrazo del Chifuyu que aún mantenía con firmeza tenía todo el peso del cielo, y hacía sentir a su amado la certeza de que nada podía lastimarlo en ese momento.

Baji enloquecía en cada rose que tenía con las cálidas menos del rubio, cada respiración que daba este afirmaba su amar, el cual después de tanto tiempo decidió aceptar, la verdad es que aunque cada parte de él se sintiera como una mierda no podía seguir ocultando el hecho de que su corazón palpitaba con fuerza y su cuerpo temblaba con la sola existencia de Chifuyu.








Por otro lado, no tan indiferente, Chifuyu ni siquiera podía creer que algo así estaba pasando, sus respiraciones tan cerca, sus manos tomadas de ese modo, el rubio sentía que en ese momento Baji era más suyo que de nadie en el mundo.

No era para nada por aprovecharse de la situación, esa no era su intención, pero era simplemente inevitable no querer tener cada vez más cerca a ese chico, a ese el cual era el único al cual quería pertenecer, no importaba realmente si Baji lo miraba con ojos de amor, amistad o cualquier otra cosa más, Chifuyu lo amaba incondicionalmente.



A pesar de lo enrojecidos que se encontraban y las lágrimas que al parecer no dejaban de salir, los ojos de Baji parecían un par de estrellas que atraían cada vez más y más la luz de Chifuyu hacia ellas.




Era como un eclipse en ese pequeño lugar, luz y oscuridad ocurriendo en un solo segundo. Un hermoso eclipse en el cual eran presentes solamente ellos dos, uno era el lugar seguro del otro.



-Té prometo que estaré aquí, incluso si no soluciono el problema...supongo que puedes imaginar al menos cuánto te amo. ¿No es así?.—Ahora el rubio también rompía en lágrimas, un montón de sentimientos encontrados invadían el pequeño perímetro en el que se encontraban.





-¿Sabes?, me gustaría no ser tan idiota para amarte como quisiera, eres lo único que me hace olvidar mi soledad, así que incluso si esto es solo una ilusión soy estúpidamente feliz de que estés aquí, y de que seas tú y nadie más. -Recargo su frente sobre la del más bajito, sentía que en cada respiración se le saldría el corazón.- estoy cansado de todo, pero tú me devuelves a la vida, Chifuyu.


No encontraba palabras para agradecer el cariño y la simple presencia del rubio, era quien le cambiaba la realidad, desde el momento en el que lo conoció marcó un antes y un después en su vida. De un momento para otro se dio cuenta de que simplemente sería Chifuyu hoy mañana y siempre en su vida, podía tener la certeza de que lo amaría plenamente a pesar del asco de persona que era, aunque en realidad, lo supo siempre, siempre fue su luz.

El corazón de ambos había latido silenciosamente todo este tiempo, pero hoy era momento de ponerle fin a eso.



-Ámame de la forma que te sea posible, porque yo te amaré el doble, me duele no poder terminar con todo lo que te hace daño ahora, pero te levantaré cada vez que te sientas frágil.





𖦹𝑩𝑼𝑳𝑰𝑴𝑰𝑪ᵇᵃʲⁱᶠᵘʸᵘWhere stories live. Discover now