Capitulo 41

98 6 0
                                    

— ¿Gustas algo de tomar? – cuestiono Albert a Diana, cuando recién se sentaba sobre un sillón en la sala.

— No gracias.

— Creo que ya tomaste suficiente ¿verdad? – sonrió él en tono bromista.

— Albert, me siento muy apenada contigo por lo sucedido ayer, ya...

— No hace falta que te excuses Diana, entiendo lo que ocurrió ya Eliza me contó y no te preocupes, no pasó nada, de hecho, ni recuerdo lo que hice anoche – sonrió él sirviéndose una copa de whisky en las rocas.

— ¿no crees que es temprano para eso?

— Uhm – Albert miró el reloj y vio que la aguja casi marcaba las doce - ¡ya!, es mediodía.

Diana notaba en el rostro de Albert lo nervioso que se le veía, no parecía muy cómodo al recordar lo sucedido, ella estaba apenada, suponía que él también debía estarlo, aunque en apariencia no quería hablar del asunto, así que Diana asomo una sonrisa y suspiro al pensar que al menos por ese lado podía sentirse más tranquila.

De vuelta en la mansión Cavendish estaba Julián, hundido en su soledad dentro de su habitación, acabándose el resto de una botella de whisky que había dejado antes de mudarse definitivamente a su apartamento. Mientras estaba ahí los recuerdos comenzaron a agolparse en su mente.

Entre ellos, la traición de su mejor amigo Jackson y también de los sentimientos que este sentía por su ex novia, Julián estaba más que solo, ahora ya ni amigos tenía, sus padres se habían mudado a Londres y él le había dado el día libre a los empleados en la casa, no quería que nadie lo interrumpiera, deseaba esclarecer sus pensamientos.

A cada momento recordaba las palabras de Diana haciendo eco en su mente, en donde decía que lo que habían hecho la noche anterior no era más que una equivocación, además también rememoro lo fría y distante que lucía, mayormente interesada en lo que pensara Albert que en sus sentimientos.

— Creo que te he perdido Diana, sin duda lo he hecho, jamás me perdonaras por haberme equivocado como lo hice, y te comprendo, siempre fui imbécil que disfruto jugando con los sentimientos de las mujeres que conocía, ahora solo sufro, sin duda amar es sinónimo de sufrir – diciéndolo Julián le dio el último sorbo a su botella, sentado en medio de la sala, en la alfombra frente a la chimenea, observando con detenimiento las brasas de fuego ardiente que se reflejaban en sus profundos ojos azules.

Decidido a que Diana ya no lo amaba y decepcionado consigo mismo por su actitud y por haber fracasado en su relación, situó su mirada sobre la mesa de centro en su sala y distinguió su teléfono móvil, recordó que en él había guardado el número de Lucas, el mejor amigo de Diana.

El motivo por el cual recordó a Lucas, fue porque había tomado una decisión respecto a Diana y deseaba hacérsela saber a través de este chico.

— Hola, ¿Lucas? – exclamo Julián al teléfono.

— Si, ¿Quién habla? – cuestiono Lucas al notar que, en la pantalla de su móvil, el número aparecía como desconocido.

— Yo, Julián.

— ¡¿Qué demonios?! – exclamo Lucas exasperado al escuchar que era Julián, ya que él tenía entendimiento de lo que este le había hecho a Diana.

— Lucas sé que te desconcierta escucharme, pero en serio, necesito hablar contigo.

— ¿Conmigo? ¿Para qué?, creo recordar que la última vez que nos vimos te dije que, si sabía que le hacías algún daño a Diana, te la verías conmigo ¿Qué pretendes Julián?, que me encarcelen por tu culpa.

Deseo y sacrificioWhere stories live. Discover now