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              __Sung Mi Soo__

— ¡Tía! — corría hacia el menudo cuerpo de la niña, la cual se tiró sobre mis brazos y apretarla contra mi pecho, sonriendo en dirección a mis padres y a mi hermana, quienes se acercaban junto a sus maletas a mi dirección — ¡Te extrañé mucho! Era muy aburrido sin ti.

Reí ante el berrinche que mis ojos presenciaban, cargándola entre mis brazos y acercarme hacia mis familiares, y dejarme abrazar por los tres.

— Te extrañamos un montón mi niña — negué entre sonrisas al separarme de ellos y tomar camino fuera del aeropuerto.

— ¿La tía Sung nos espera en casa? — asentí a su dirección, tomando su mano con la mía y caminar hacia el taxi que nos esperaba en medio de la noche y sin poder evitarlo, mis ojos se posaron en una cabellera negra, deteniendo todos mis pasos y pestañear varias veces ante mi ilusión.

¿Seguiría pensando en él a pesar de tantos años?

No tenía sentido alguno.

Nuestros cuerpos se adentran al auto, tomando sobre mis piernas a mi sobrina, analizando como jugaba con el dobladillo de mi saya y sonreír.

— Haneul, deja a tu tía en paz — y sí, a petición mía le habíamos colocado aquel nombre, teniendo entre mis recuerdos aquellos ojos claros y un hermoso cabello rubio.

— ¡Mamá! No he visto a la tía durante un mes — mi mano se posa sobre la de mi hermana, negando al verla querer retirar a la menor.

Durante estos cinco años habían cambiado muchas cosas, y de la única de la que me arrepentía, era haberme alejado de aquel chico, que era un mero recuerdo de la joven yo.

Una joven que había quedado enterrada entre los escombros de su pasado.

Había dejado aquella vida para mudarme a Busan junto a mis padres, donde me encontré con la sorpresa de tener una hermana tres años menor que yo, dejándome algo sorprendida ante ese hecho, pero aún así, habíamos logrado formar una hermosa relación que nos costó trabajo, algo que duró años para ser una nueva yo y ahora, sólo me quedaba mirar atrás y detallar el polvo que mis pies habían soltado en este largo camino.

— Hemos llegado cariño — salgo de mis pensamientos ante el toque de mi madre, adentrándonos a nuestra casa y observar la espalda de mi tía bailar en la cocina.

¿Otro hecho del que me encontraba orgullosa?

Mi tía había vuelto a encontrar la felicidad, y creo que eso había sido un motivo más por el que luché para dejar mis miedos atrás.

¿Mi tío?

Aquel hombre había quedado entre las cenizas de mi mente, y de seguro pagando una condena tras las rejas.

Mi cuerpo se lanzó al sofá de la gran sala, detallando el exceso de amor que abundaba por todo el terreno, mis padres, mi tía y su nuevo esposo y más atrás, mi hermana junto a mi cuñado..

Incluso la pequeña Haneul tenía una vida amorosa más interesante que la mía, pero mi mente sólo me llevaba a un viaje donde el dueño era aquel chico de hermosa sonrisa y que de seguro, ahora debía de ser un hombre por completo.

▪No te enamores de la Luna...Enamórate de mí ▪KTH✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora