CAPITULO 59

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Habían pasado cuatro días, cuatro días sin saber nada de Thomas, sin oler su perfume ni verle sonreír cuando nuestros ojos coinciden. Ni un mensaje, ni una llamada ni un ramo de flores al puro estilo Luca.

Habían pasado cuatro días, cuatro días en los que casi no me había movido de la cama, bajo el edredón esperando escuchar a alguien llamar a la puerta y un perdón que terminase con un apasionado beso o quizá algo más.

Pero nada de aquello sucedió, nada de las mil escenas que habían deambulado por mi mente pasaron, no hubo flores, ni perdones con finales románticos.

¿Habíamos terminado? ¿Aquella noche lluviosa en la que nos vimos por última vez fue una despedida?

-Ada…-Linda llamó a la puerta de mi habitación asomándose lentamente- ¿No vas a prepararte?

La miré de reojo y negué con la cabeza.

-No iré…-susurré.

Ella sin darse por vencida caminó hasta mi cama y se sentó soltando un suspiro.

-Es la boda de tu padre, hay un precioso vestido en mi habitación esperándote y seguro que tu padre le encantará verte en su boda.

Negué con la cabeza.

-Además- sonrió pasando su mano encima de la mía- ¿Quieres dejar a tu mejor amiga sin acompañante?

Me giré esta vez para mirarla.

-¿Y Luca?

-Quiero ir con mi amiga-contestó frunciendo el ceño- quiero disfrutar por un día solo con mi amiga, como en los viejos tiempos ¿Recuerdas?

Miré la puerta abierta y sonreí con tristeza.

-¿El vestido lo has elegido tú?- pregunté.

-Un hermoso vestido negro, perfecto para la ocasión-contestó.

-¿Para la ocasión?

-Claro- río poniéndose de pie- veremos a Margaret, casándose con tu padre.

Se encogió de hombros.

-Es un funeral para ella- continuó hablando- tiene toda la vida por delante y aún así prefiere lo que tu padre pueda darle al amor verdadero.

Me puse de pie escuchándola con atención.

-Me da lástima…-susurré caminando fuera de mi habitación- por eso se merece que estemos perfectas para su funeral y el comienzo de su "no vida".

Linda río detrás de mí mientras agarraba el vestido negro que había encima de la cama y me lo mostraba.

-¿No te parece idóneo?- sonrió de nuevo - un hermoso vestido negro para una preciosa chica.

Le devolví la sonrisa y cogí el vestido imaginándome con él.

-¿Crees que aún pueda convencer a mi padre de que no se case con ella?

Linda negó con la cabeza.

-Creo que ya no hay nada que hacer.

Suspiré.

-Bueno…- me encogí de hombros- al menos espero emborracharme como si no hubiera un mañana.

Ella soltó una sonora carcajada.

-¿Para que vomites encima de todo el mundo?- me empujó hacia el baño- no, gracias, te estaré vigilando.

Me reí cerrando la puerta del baño dispuesta a ducharme cuando me bombardearon recuerdos de mi madre mostrándome sus álbumes repletos de fotos de su boda.

¿Mi padre se sentiría igual? ¿Estaría tan enamorado de Margaret como lo estuvo de mi madre?

Tragué saliva.

La pregunta no era esa, la pregunta era.. ¿Estuvo alguna vez enamorado de mi madre?

Apoyé mis manos en el lavabo y me miré al espejo.

Si lo estaba, si ella fue su hilo rojo ¿Por qué ahora borraba la historia con ella para crear una nueva?

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓWhere stories live. Discover now