Capitulo 5.- Sentimientos

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Créditos al autor: Mateeens


- ¿Qué sucede Hinata? – Preguntó el Jinchuuriki, a su compañera quien lo observaba tímidamente y sonrojada pero con determinación en su mirada.
- Naruto-kun... Necesito hablar contigo sobre algo... Algo que tengo dentro mío desde hace varios años... - Susurró, bajo la atenta mirada del rubio – Yo... Desde niños te he observado, he visto como te esforzabas para superar todas las adversidades que se te han presentado y vi como conseguías todas tus metas. Siempre te he admirado... Admiro tu determinación y tu valor para enfrentarte a cada obstáculo que se cruza en tu camino... Naruto-kun... Yo... Te amo... - Musitó por último, observando el suelo totalmente sonrojada, esperando la respuesta del Uzumaki.
- Yo... Me siento halagado porque sientas eso por mi Hinata – Comentó, provocando que la ojiperla lo observe fijamente a sus ojos – Pero lo siento, no puedo corresponderte. Como ya debes saber yo amo a alguien más... Lo lamento – Susurró, para luego sorprenderse por el semblante de la Hyuuga.
- ¿A quién amas? ¿¡Hablas de esa chica que no le importó para nada tus sentimientos!? ¿¡Hablas de esa chica que se dio el lujo de traicionar a nuestra aldea!? - Exclamó Hinata, logrando aturdir totalmente a Naruto debido a la agresividad de la ojiperla – No seas tonto Naruto-kun, tú no puedes amar a esa traidora. Nunca le importaste, y seguramente si logras convencerla a ella junto con Sasuke-san para que regresen a la aldea, te dejará de nuevo por él. ¡Despierta Naruto-kun! ¡Madura de una vez! - Gritó, ganándose la mirada más gélida que pudo imaginarse de parte del rubio.
- Si, yo amo a Sakura. La amo perdidamente. ¿Sabes por qué la amo a ella y no a ti? Porque mientras como tú dices, observabas como superaba las adversidades, ella no se escondía para mirarme. No, ella me daba fuerzas para seguir adelante. Ella fue de las pocas personas que se acercó a mi cuando nadie lo hacía. Cuando tenía cinco años, ella fue mi primer amiga, la primer persona que se acercó a jugar conmigo cuando todos me odiaban y me observaban con odio. Desde ese día no pude dejar de amarla. Mientras que tú me observabas, ella me hacía reír junto con Sasuke, era parte de los únicos momentos de mis días en donde no estaba solo. Ella apartó la soledad de mi, mientras tú me observabas escondida detrás de un árbol – Susurró el rubio, manteniendo su mirada fría hacia la Hyuuga, quien había comenzado a llorar - ¿Creíste que nunca me había percatado de tu presencia? ¡Claro que lo hice! Y muchas veces esperé y esperé para que te acerques y me hables, pero eso nunca pasó. Por más de que ella haya tomado decisiones que me hayan hecho doler, eso no quita que en gran parte es gracias a ella que soy lo que soy y no un estúpido buscando venganza y odiando a todo el mundo. Sakura me demostró que todo el mundo debe tener una segunda oportunidad. Ella fue la que me rescató de la maldita soledad y de mi mismo. Por eso ahora es mi turno de salvarla. Y por más de que ella no sienta lo mismo que yo y prefiera estar con Sasuke, lo entenderé. Si ella es feliz con él, yo también lo seré, porque lo único que me importa es su felicidad, porque la amo con todo lo que soy -Sentenció, descargando todo lo que tenía dentro ante la mirada de la ojiperla - No soy quién para juzgar los sentimientos de los demás como tú tampoco lo eres. Pero si no puedes entender que yo amo a otra persona, estoy totalmente seguro de que lo que tú dices sentir por mí no es amor, quizás sea admiración, no lo sé, pero no es amor. Por lo tanto eres tú la que necesita madurar Hinata. Debes distinguir la admiración del amor, no busques en mi algo que no te puedo dar y tampoco te obsesiones, porque quizás pierdas a alguien que te ama de verdad y luego no podrás arrepentirte... - Culminó el Uzumaki, dándole la espalda a la chica pelinegra, para comenzar a retirarse hacia su hogar, mientras que la chica no paraba de llorar aún en la puerta de la barbacoa.

Luego de esa "emotiva" conversación, el rubio llegó a su departamento y se fue directo a su habitación, donde se propuso dormir después de un día totalmente exhaustivo. Le alegraba haber visto a sus amigos luego de tres años, pero el hecho de saber que era el único miembro del equipo siete en la aldea lo angustiaba, al mismo tiempo que también lo amargó la discusión que mantuvo con Hinata... Quizás había sido un poco duro, pero sin duda las palabras de la Hyuuga lo habían fastidiado en sobremanera. Además, sinceramente creía que ella no sentía amor por él, no como el si lo sentía hacia Sakura, sino más bien aseguraba que era admiración. Al mismo tiempo recordó las miradas que le dedicaba Kiba a la ojiperla en la cena... Realmente esperaba que su compañera se diera cuenta de los sentimientos del Inuzuka hacia ella. Tras esos pensamientos termino rindiéndose al sueño, mañana sería otro día, el sabía que se acercaba la tormenta...

Mientras tanto, muy lejos de Konohagakure, más precisamente en los alrededores de Otogakure se encontraba la joven pelirrosa, dueña de todos los pensamientos del Uzumaki, encadenada y exhausta. Hacia unos momentos había sido víctima de los juegos macabros del discípulo de Orochimaru, Kabuto Yakushi, la habían azotado y torturado de muchas formas, como también este se encargaba de realizar diversos experimentos científicos utilizando su cuerpo. Incluso en algunas ocasiones había sido abusada por él. Sin duda era un infierno para ella. Sentía como su cuerpo se debilitaba día a día, a veces pensaba que ya no había razón para resistir... Quería rendirse y tomar el camino fácil, una decisión cobarde quizás pero en su situación actual era una idea que se le cruzaba diariamente por su mente. Había sufrido demasiado. Desde niña había sufrido el bullying de los otros niños de la aldea debido a su amplia frente y su extraño color de cabello. Luego le había tocado sufrir el rechazo del que creía era el chico del cual estaba enamorada, y también se había sentido una inútil, un estorbo para todos sus conocidos. Pero ahora era distinto, no había comparación. Sabía que lo que estaba viviendo era un calvario, nadie se merecía esto, ni siquiera ella que había tomado tantas decisiones erradas en su vida. Cada vez que recordaba los rostros de sus carceleros sentía como comenzaba a irradiar un profundo odio en su interior. Cada vez que pensaba en su antiguo compañero de equipo, la persona por la cual se había escapado de la aldea, sentía asco. Tanto por él como por ella misma. Los únicos momentos en los que se tranquilizaba un poco era cuando recordaba las anécdotas que había vivido en Konohagakure... Las peleas con su amiga Ino y sus padres, las enseñanzas de su sensei Kakashi y las aventuras vividas con Naruto... Naruto... Cada vez que pensaba en él un hilo de luz surgía en su alma, la esperanza que tenía en su corazón llevaba su nombre marcado a fuego...

- Naruto... ¿Qué estarás haciendo ahora? ¿Te encontrarás bien? Espero que no me odies por la decisión que tomé, aunque si lo haces te entendería completamente... Es egoísta pero sueño con que tú seas quien me salve... - Susurró para ella misma, cuando de repente comenzó a recordar.

Flashback.

Una niña con un extraño color de cabello se dirigía al parque de Konohagakure. Se encontraba sola, ya que sus padres habían ido a hacer unos mandados, por lo tanto, para no aburrirse había conseguido el consentimiento de sus padres para ir a jugar un rato al parque. Estaba emocionada, quien sabe, quizás ese día conseguiría algún amigo. Muchos niños y niñas la molestaban por el tamaño de su frente y por su extraño color de cabello, lo cual la hacía sentirse muy insegura de sí misma y le dolía.
Al llegar al parque pudo observar en el centro como un niño de pelo rubio se hamacaba, estaba solo, mientras los demás niños y adultos lo rodeaban y lo observaban de una manera extraña. En ese momento la niña no entendió el porqué de esas miradas, solo vio que ese niño parecía muy triste. Luego de unos minutos, cuando todos se fueron del parque vio que ese niño seguía inmóvil en la hamaca, por lo que decidió acercarse.


- ¡Hola! - Exclamó la niña pelirrosa, tomando por sorpresa al niño rubio.
- Ho... Hola... - Contestó con timidez el niño, observándola algo sonrojado.
- ¿Quieres jugar conmigo? Mis padres están ocupados y para jugar al sube y baja se necesitan dos personas... - Comentó la pequeña, con una sonrisa inocente.
- Deberías alejarte... La gente dice que soy un monstruo... - Contestó el rubio, mirando al suelo muy triste.
- ¿Monstruo? Los monstruos son feos y dan miedo y tú eres un niño bastante guapo. No creo que seas un monstruo. - Respondió la niña, sorprendiendo al rubio y provocando una gran sonrisa en el.
- ¡Entonces claro que quiero jugar contigo! - Exclamó muy animado, levantándose rápidamente de la hamaca, para dirigirse hacia la niña – No te he visto nunca por la aldea... ¿Cómo te llamas? - Preguntó sonriendo.
- Me llamo Sakura Haruno ¿Y tú? - Contestó, repreguntando.
- Naruto... Naruto Uzumaki. Encantado de conocerte Sakura-chan – Musitó el niño, con una gran sonrisa.

Así ambos niños comenzaron a jugar en el sube y baja, luego en las hamacas y también jugaron a los ninjas. Pasaron un buen rato divirtiéndose juntos, la estaban pasando genial cuando de repente un grupo de cinco chicos se les puso en frente a ambos y comenzaron a molestarlos.

- ¡Miren! ¡Los dos monstruos de la aldea son novios! - Exclamó uno de los niños, que parecía ser el líder del grupo.
- ¡Sí! ¡Ese niño y el monstruo de la frente gigante son novios! ¡Deberíamos golpearlos a los dos para que aprendan que los monstruos como ellos no pueden venir a jugar aquí! - Gritó otro de los niños, incitando a los demás a seguir molestando al pelirrubio y a la pelirrosada.
- ¡Basta! ¡Dejen de molestarme por mi frente! - Exclamó la niña pelirrosa, comenzando a llorar ante la atenta mirada del rubio.
- ¡Nunca! ¡Te lo mereces por tener esa frente tan grande! - Contestó otro de los niños, provocando la carcajada de los suyos.
- Idiotas, hicieron llorar a Sakura-chan... váyanse ahora... - Susurró el pelirrubio, con su cabello tapando sus ojos, mientras apretaba sus puños.
- ¿O sino qué maldito monstruo? - Preguntó el líder del grupo quedándose justo en frente del jinchuuriki.
- ¡Si no se las verán con mis puños! - Exclamó, golpeando fuertemente en el rostro al niño que tenía en frente, provocando la sorpresa de sus amigos, quienes veían como su líder era golpeado fácilmente por el niño rubio.
- ¡Jefe! ¡Retirada chicos, el monstruo nos matará! - Gritó uno de los niños mientras lloraba y comenzaba a irse corriendo seguido de los demás integrantes del grupo.
- ¡Le contaré a mi mamá maldito monstruo! - Exclamó el líder mientras se iba junto con los demás, con su ojo morado y cubierto de lágrimas.
- Idiotas... - Susurró el rubio, viendo como los brabucones se iban, para luego mirar a Sakura con una sonrisa - ¿Por qué lloras Sakura-chan? - Preguntó, sin entender los motivos de las lágrimas de la pelirrosada.
- Porque ellos tienen razón... Mira mi frente... ¡Soy un monstruo! - Exclamó la ojijade, sin parar de llorar.
- ¿Pero qué cosas dices Sakura-chan? Los monstruos son feos y dan miedo, y tu eres la niña más guapa que he visto... - Contestó el Uzumaki, rememorando las palabras que hacia unas horas la pelirrosa le había dicho a él, provocando su sonrojo, mientras limpiaba las lagrimas de sus mejillas – Además tu frente no es fea... Pienso lo contrario, creo que tienes una frente hermosa – Comentó el niño, provocando la sorpresa de la niña, ya que nunca nadie le había dicho algo parecido – Y no le tengas miedo a esos tontos, si vuelven a aparecer ¡Yo te protegeré, es una promesa de por vida! - Exclamó, con una gran sonrisa.
- Gracias Naruto-kun... - Respondió, con un notorio sonrojo en su rostro y con una sonrisa sincera hacia el rubio.
- ¡Sakura! ¡Hija ven, debemos volver a casa, ya está oscureciendo! - Exclamó una mujer mayor de cabello pelirrosado al igual que la niña, por lo que Naruto pudo suponer que se trataba de su madre.
- ¡Ya voy mamá! - Exclamó la pelirrosa – Naruto-kun... Espero que pronto volvamos a jugar juntos y gracias por defenderme de esos tontos – Susurró la niña, con una sonrisa mirando a los ojos del rubio – Espero volver a verte, adiós... - Se despidió la pelirrosa, dándole un pequeño beso en la mejilla al niño, provocando un gran sonrojo en el.
- ¡Adiós Sakura-chan! - Exclamó el jinchuuriki con una gran sonrisa, saludando a la niña que, sin saberlo había alegrado su corazón roto.

Así la niña se acercó a sus padres, donde cada uno la tomo de una de sus manos para comenzar a dirigirse a su hogar. Antes de alejarse del parque la pelirrosa miró hacia atrás y pudo ver al niño rubio observándola y saludándola con sus manos, lo que le provocó una gran sonrisa. Finalmente había llegado el día en el que pudo conocer a su primer amigo, fue la primera vez que alguien no la juzgó por su frente... Algo insignificante, pero para la niña pelirrosada significaba mucho, tanto que a partir de ese día comenzó a estar mucho más segura de sí misma gracias a ese niño...

Fin del Flashback.

- Ahora lo recuerdo... ¿Cómo pude olvidarme de ese día? ¡Soy una tonta! - Exclamó para sí misma, mientras las lagrimas comenzaban a aparecer en sus ojos – Naruto fue mi primer amigo... Fue el primero que me defendió de esos niños que me molestaban... Y fueron sus palabras las que me dieron seguridad en mi misma. Luego conocí a Ino, pero eso fue antes. Lo había olvidado por completo. - Susurró, mientras apretaba su pecho sin dejar de llorar – Naruto... Ahora estoy segura que tú me rescataras. Ese día... Prometiste que siempre me protegerías, y tú nunca rompes ninguna promesa... Mira por lo que tengo que pasar para darme cuenta de lo que en verdad siento. Soy una niña tonta. Te extraño mucho Naruto, por favor sálvame... - Musitó mientras observaba el oscuro techo de su celda, al mismo tiempo en el que no dejaba de pensar en su rubio compañero.

Fanfic NS: Naruto: Una Segunda Oportunidad [+16][Terminado]Where stories live. Discover now