Mi complemento.

Extra: Soltando todo.

Nota: este extra tiene spoiler grandes del final de otras historias (especialmente de: "¿Y nuestro final feliz?" y de "Reencuentros"). En caso de que tengas pleaneado leerlas, te recomiendo saltarte este extra y regresar cuando las hayas terminado  :)

Chloe.

¿Yo era tan inútil cuando empece?

Nah, eso es imposible.

Suspiro viendo como a Kevin, mi nuevo empleado, le tiemblan las manos mientras sostiene la máquina para apuntarla a la piel falsa.

—Me pones más nervioso si solo me sigues viendo.—afirma.

—Dijiste que te ponía nervioso si te daba indicaciones o hablaba, ¿ahora también si analizo lo que estás haciendo?

—Eres una persona muy intimidante.

Bufo, aunque hago un intento por entenderlo un poco, pues sigo esforzándome en ser más empática.

Kevin solía estar en la misma situación que Liam. Es decir, que también se prostituía. De hecho fue Liam quien le consiguió trabajo con Josh para ayudarlo.

Se niega por completo a atender a cualquier mujer mayor, no importa el área del cuerpo en que sea el tatuaje o si solo le pido que limpie el espacio. No lo hará si es sobre la piel de cualquier persona del género femenino.

Y también con algunos hombres mayores.

Con sinceridad, es un asistente fatal.

Pero Josh me pidió que lo contratara, pues se estaba quedando estancado como mesero en su restaurante y Kevin le preguntó a él como le hice yo para poder dedicarme a esto.

Además, aunque en la vida lo voy a decir en voz alta, me recuerda un poco a Liam cuando trabajábamos hace años en la cafetería de Alex.

Sin embargo, él asegura que se siente cómodo conmigo, así que no entiendo su comentario.

—Ya, entonces te dejo mi estudio para ti solo mientras me voy a dar una vuelta para que te calmes un poco.

—Sería útil. Gracias.—me responde en tono sarcástico, incorporándose y dejando la máquina sobre la mesa.

—Quisieras —por muy incómoda que pueda ser para él la conversación, necesito preguntárselo y así saber que es lo que en realidad sucede—. ¿Es un día pesado?

Asiente casi imperceptiblemente.

—Aún tengo el síndrome de abstinencia. No es fácil dejar las drogas que me obligaban a consumir... Por favor no me despidas. No hay muchos lugares en los que quieran contratar a alguien sin experiencia o estudios... Juro que voy a mejorar, solo dame tiempo. Por favor, te lo pi...

—No te voy a correr, Kevin.—le interrumpo rodando los ojos y sintiendo pena por él.

Al menos una vez a la semana me pide que no lo despida.

Bien. Tampoco me voy a levantar y darle un fuerte abrazo. No soy esa clase de persona aunque desee serlo.

—Si quieres tomarte el día, hazlo —murmuro rascándome la ceja con incomodidad—. De todos modos, ahorita solo van a venir Sam y Alex. No hay más citas.

Hace unas semanas fue la boda de Samantha y Santiago —de la que Josh fue uno de los padrinos y yo una de las damas al igual que Alex—. Ellos están de visita desde Los Ángeles, pues quisieron vacacionar un poco.

No suelo ser una persona cursi ni nada por el estilo, pero, con sinceridad, la boda fue hermosa.

Fue algo grande, pues ellos conocen a mucha gente. No obstante, para Sam y Santiago parecía que no importaba nada ni nadie mientras lloraban al decirse sus empalagosos, pero lindos votos. Incluso a Josh se le escaparon algunas lágrimas.