La Subasta del Destino

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Jennie: Buenos días, Srta. Manobal. -saludé algo incómoda.

Lisa: Kim.

"Al fin se aprendió mi apellido, ¿qué cambio?"

Lisa: Tú vas a manejar. -le entregó las llaves del auto, y yo las cogí y le abrí la puerta para que subiera.

Jennie: ¿A dónde nos dirigimos? -la miré a través del espejo retrovisor.

Lisa: Vamos a un evento benéfico en Central Park. -evitaba mirarme.

Jennie: Bien. -conduje hasta el dichoso parque.

"Vaya, sí que hay mucha gente aquí."

Lisa: Sígueme, Kim. -pidió, y yo fui tras ella.

-Lisa. -nos saludó una mujer rubia de unos 40 años, que estaba con otras mujeres de su misma edad.

Lisa: Mía. -la saludó con algo de ironía y le dio dos besos en la mejilla.

-Estás preciosa, igual que tu madre. -la miraba de arriba abajo.

Lisa: A mi madre ni se te ocurra nombrarla. -la miró con odio.

-Ya, Lisa, fue solo un comentario. -se defendía la mujer.

"Creo que aquí se va a armar un problema, la rubia se ve enojada."

Lisa: Pues no me... -no terminó de hablar porque intervine.

Jennie: Srta. Manobal, creo que tenemos que ir a su mesa. -la miré.

-¿Y tú quién eres? -me preguntó la mujer, mirándome con asco.

Lisa: Mi acompañante.

"¿Su acompañante?"

-¿Tu acompañante? -volvió a mirar a la castaña como si fuera poca cosa.

Lisa: Sí, ¿tienes algún problema? -la miró desafiante.

-No, no, nada que ver, Lisa. -se puso nerviosa.

Lisa: Vamos, Jennie. -agarró mi mano, lo cual me sorprendió, al igual que a las otras mujeres que comenzaron a murmurar cosas.

"¿Me llamó Jennie? ¿Me cogió la mano? ¿Qué está haciendo? Todos nos están mirando."

Jennie: Srta. Manobal, ¿esa señora? -señalé a la mujer.

Lisa: No le hagas caso, es una perra a la que odio, desde que comenzó a querer meterse por los ojos a mi padre.

Jennie: Srta. Manobal.

Lisa: Olvídate de ella, sí.

Jennie: No es que todavía tiene agarrada mi mano. -señalé nuestras manos y Lisa también lo hizo.

Lisa: Ah... no, disculpa. -se soltó rápidamente y comenzó a mirar hacia otro lado.

Jennie: No... no es...

Lisa: Vamos a buscar mi mesa. -comenzó a caminar sin darme oportunidad de hablar.

Jennie: Sí, Srta. Manobal.

"Dios, ¿qué me pasa contigo, Kim? Tengo que sacarte de mi cabeza, tu mano se sentía tan suave."

"Cálmate, Jennie, solo te cogió la mano por compromiso, nada más, solo eso, no te hagas ideas."

Lisa: Aquí es. -señaló la mesa.

-Hola, Lisa. -me saludó una mujer que ya estaba en su mesa.

Lisa: Ella, no sabía que iba a estar aquí, qué bueno que me pusieron contigo. -se acercó a dejarle unos besos en la mejilla y se sentó.

Ella: Pues sí, no quería que me sentaran con la odiosa de Mía. -puso una mueca de fastidio.

Lisa: Ni a mí.

Ella: ¿Y quién es la joven? -miró a la castaña que se había quedado parada a un lado de la mesa.

Lisa: Ah, ella es Kim Jennie, mi guardaespaldas.

Ella: Vaya, ahora también hay guardaespaldas mujeres, qué sexy. -la miró de arriba abajo y le guiñó un ojo.

"Bien simpática la mujer, como diría mi abuelito, "gallina vieja da buen caldo", aunque seguramente si le digo ese piropo es probable que me mande a hacer aguado con mi madre, así que mejor me callo."

Lisa: Siéntate, Kim. -le señaló una de las sillas.

Jennie: Eh, no, no, yo estoy bien así.

Ella: Vamos, no seas tímida, sería un honor que una mujer tan hermosa como tú se sentara con nosotras, ¿verdad, Lisa? -miró a Lisa.

Lisa: Sí. -respondió sin mirarla.

"¿No pudiste decir otra cosa?, lindo Manobal."

Jennie: Bueno. -justo cuando iba a sentarme, mi teléfono comenzó a sonar - Diga, ¿qué pasa? ¿Dónde? -comencé a mirar a mi alrededor - Ya te vi, ¿qué haces aquí? -parecía enojada - No voy a ir. -me rascaba la nuca - Ya... ya quédate ahí. -colgué la llamada - Disculpen, tengo que ir a hablar con una compañera de trabajo que está allá. -señalé a una muchacha.

Lisa: Claro, Kim. -dijo no muy convencida, viendo cómo la castaña se alejaba.

Ella: ¿Te gusta? -le preguntó.

Lisa: ¿Quién? -seguía mirando a la castaña.

Ella: Tu guardaespaldas, se ve que te gusta. -señalaba a la castaña.

Lisa: No, claro que no. ¿Por qué dices eso? -esta vez sí la miró.

Ella: Por cómo la miras. -se encogió de hombros.

"¿Me gusta Kim? No, claro que no. A mí no me gustan las mujeres, pero... ¿y si me gustara ella?"

Jennie: ¿Qué quieres, Hyun-ji?

Hyun-ji: Deja el mal humor, solo quería saludarte.

Jennie: Mira, no estoy para bromas. ¿Qué haces aquí?

Hyun-ji: Soy policía, al igual que tú, y este es un evento de ricachones, así que lo estamos cubriendo para evitar cualquier contratiempo.

Jennie: Bien, si eso era todo, me voy.

Hyun-ji: ¿Viniste con ella? -señaló la mesa donde estaba Lisa.

Jennie: ¿La conoces?

Hyun-ji: Sí, pero no. Es decir, nunca la he visto en persona, así como ahora, pero he escuchado hablar de ella.

"¿Hyun-ji ya la conocía? Y yo no, ¿también fue su guardaespaldas? No lo creo, me hubiera enterado."

Jennie: ¿Y cómo has escuchado mucho de ella?

Hyun-ji: Pues, porque no eres la única agente del NYPD que ha trabajado para ella como su guardaespaldas.

Jennie: ¿Cómo?

Hyun-ji: ¿Qué? ¿Simon no te lo ha dicho?

Jennie: No.

Hyun-ji: Pues sí, no has sido la única. Tú vendrías siendo la número... -hizo que pensaba- cuatrocientos en dos años.

Jennie: ¿Qué?

"¿Qué es esto? ¿Por qué Simon no me lo ha dicho? En su expediente no contaba esa cantidad y no decía que otros agentes del NYPD hubieran trabajado para ella."

Hyun-ji: Yo creí que lo sabías.

"¿Por qué conversa tanto Kim con esa desconocida? Y ¿por qué me miran tanto?."

Jennie: No... no lo sabía. ¿Y tú sabes por qué necesita guardaespaldas?

Hyun-ji: Según lo que escuché, hace dos años pasó algo con su familia. Creo que fue un secuestro o algo así, donde perdieron a alguien importante.

"¿Alguien importante? ¿Quién? ¿Su padre? No... no lo creo, ella siempre lo nombra. Además, él me contrató. ¿Será su mamá? Nunca la he visto."

Jennie: ¿Y sabes por qué han renunciado los otros agentes?

Hyun-ji: Les ha hecho la vida imposible. El más perjudicado fue Jungkook.

"¿El imbécil de Jeon trabajó para ella?"

Jennie: ¿Qué le hizo a Jeon?

Hyun-ji: Deberías preguntarme qué no le hizo. -se reía- El primer día, creo que le hizo comer tierra con lombrices y lo dejó botado en la parte más oscura del Bronx. En el segundo, tuvimos que ir a buscarlo a las cinco de la mañana a un bar gay. El pobre estaba atado y desnudo en una silla. Fue muy chistoso. Tengo fotos si quieres verlas.

Jennie: No... no quiero verlas.

"De seguro vomitaría viendo esas fotos."

Hyun-ji: Y todavía me sorprende el hecho de que no hayas renunciado. Todos en el NYPD te idolatran por aguantar a esa.

"Ganas no me han faltado."

Hyun-ji: ¿No te ha hecho nada, verdad?

"La pregunta es: ¿qué no me ha hecho? Si supieras, Hyun-ji, si supieras."

Jennie: No, nada. -mintió.

Hyun-ji: Vaya, eso es raro. -volvió a mirar a la rubia.

"¿Por qué me mira tanto esa que está hablando con Kim? ¿Será su novia?"

Jennie: Eh... yo me voy, ya va a comenzar el programa. -señaló el escenario.

Hyun-ji: Sí, sí, nos vemos.

Jennie: Disculpen la demora. -se sentó en la silla.

Ella: ¿Y quién es ella? -le preguntó, y sintió la mirada de Lisa sobre ella.

Jennie: Una compañera de trabajo.

"Bueno, fue mi novia, pero me engañó."

-Buenos días a todos, gracias por estar aquí. Comenzaremos con la subasta. -anunciaba una mujer parada en medio del escenario, por un micrófono. La subasta comenzó, muchas cosas iban y venían.

"¿Quién será esa tipa que hablaba con Kim? Tengo que averiguar quién es. Llevo rato observándola y no le quita la mirada de encima."

"¿A quién perdió la rubia? ¿Si se lo pregunto? No, eso sería meterme en su vida privada y de seguro se enojaría."

-Como ustedes saben, todos los años escogemos a una linda dama del público para ser subastada. El o la que logre comprarla será dueño de un día completo con ella. El dinero recaudado será donado a algunas de las fundaciones de las que somos parte. -anunciaba feliz la mujer- En este año, hemos escogido a la Srta. ¿Kim Jennie? -leía el papel algo confundida.

Jennie: ¿QUÉ?

Lisa: ¿QUÉ?

"No... no, esto es una broma."

Jennie: Fuiste tú. -miró a la rubia.

Lisa: No, de verdad, yo no fui. Ni siquiera me gustan estas cosas.

"No está mintiendo, lo veo en sus ojos. Pero si no fue ella, ¿quién? Espera, ¿por qué Hyun-ji se está riendo? Fue ella, fue la maldita. La voy a matar."

-Srta. Kim, la estamos esperando. -la llamaba la mujer.

Ella: Ve, ve.-la mujer la incitaba y a la morena no le quedo de otra que pararse y caminar al escenario.


-¿Usted es la Srta. Kim? -la mujer la miró de arriba abajo.

Jennie: Sí, ¿algún problema?

-No... no. -cogió el micrófono de nuevo- Bien, ¿quién ofrece 250 dólares?

"¿250 dólares? ¿Eso es lo que valgo? ¿Quién se cree esta mujer?"

Hyun-ji: Yo. -dijo Hyun-ji muy sonriente. Jennie rodó los ojos.

-¿Quién ofrece más? -la mujer miraba al público.

"Maldita Hyun-ji."

"¿Esa estúpida, qué se cree? ¿Con qué derecho se atreve a ofrecer dinero por Kim?"

Ella: Vamos, Lisa, ofrece más. Te va a ganar.

Lisa: Lo hago o no lo hago, al demonio, no voy a permitir que Kim se vaya con ella.

Lisa: 500 dólares. -ofreció Lisa, todo el público la miró, Hyun-ji la miró, Jennie la miró.

Jennie: ¿Qué estás haciendo?

Hyun-ji: 600 dólares.

Lisa: 700 dólares.

Hyun-ji: 800 dólares.

Lisa: 900 dólares.

"Vamos, Lisa, tú puedes, tú puedes."

Hyun-ji: 1000 dólares. -el público estaba en un partido de tenis, mirando a Hyun-ji y a Lisa.

Lisa: 2000 dólares.

Hyun-ji: 3000 dólares.

Lisa: 4000 dólares.

Hyun-ji: 5000 dólares. -dijo firmemente, mirando molesta a la rubia.

Lisa: 50,000 dólares y en este mismo momento les firmo el cheque. -se levantó de la silla decidida, sacando su chequera.

-¿Alguien ofrece más? -preguntó la mujer al público- Bien, vendida a la Srta. Manobal.

"Sí, en tu cara, Hyun-ji. No te saliste con la tuya. Ahí, Lisa, creo que te amo. Espera, ¿yo dije eso? Bueno, no, estoy feliz de que por fin hayas hecho algo bueno por el prójimo."

-Srta. Manobal, acérquese a recoger su premio. -le señalaba a la castaña, la rubia muy sonriente con el cheque en la mano se acercaba al escenario.

Lisa: Aquí tiene. -le entregó el cheque a la mujer y desvió su mirada a Hyun-ji, que la miraba con cara de pocos amigos.

Jennie: Gracias. -le susurró la castaña.

Lisa: De nada. -le sonrió.

"Vaya, quién diría que cuando sonríe con sinceridad se ve más hermosa."

La mujer: Bien, señores y señoras, gracias por sus colaboraciones y por venir. -se despidió la mujer, bajando del escenario.

Toda la gente comenzaba a irse, todavía preguntándose ¿qué había sucedido entre Hyun-ji y Lisa? Murmuraban cosas y sacaban sus propias teorías de lo que había pasado.

Ella: Creo que Lisa se ha llevado el mejor premio. -la mujer subía al escenario y abrazaba a la castaña. Lisa solo sonrió, bajó del escenario y caminó hasta su mesa.

Hyun-ji: ¿Qué te traes con Jennie? -le preguntó.

Lisa: ¿Disculpa?

Hyun-ji: ¿Qué te traes con mi chica? -señaló a la castaña que conversaba animadamente con Ella.

Lisa: Nada que te importe. -se puso borde.

Hyun-ji: Pues más te vale que no quieras nada con ella, porque te aseguro que no querrás problemas conmigo. -la amenazó.

Lisa: ¿Disculpa? Pero tú a mí no me amenazas.

Hyun-ji: No te estoy amenazando, te estoy advirtiendo.

Jennie: ¿Qué está pasando aquí? -se paró al lado de las dos, mirando de mala manera a Hyun-ji.

Hyun-ji: Nada.

Lisa: Aquí tu chica que me está amenazando. -cogió sus cosas y comenzó a caminar.

Jennie: ¿Qué se supone que estabas haciendo? -le recriminó.

Hyun-ji: Nada.

Jennie: Pues no te creo, Hyun-ji. Por última vez, te pido que me dejes en paz y no vuelvas a meterte con ella. ¿Me oíste? Porque si lo vuelves a hacer, sabrás de lo que soy capaz. -le dio una última mirada y se fue tras la rubia.

"Demonios, ¿por qué Hyun-ji tiene que seguir fastidiándome la vida? ¿Qué le habrá dicho? ¿Dónde está? Mmm, allá está el coche, no se ha ido. Claro que no, estúpida, tú tienes las llaves."

Jennie: Disculpe, Srta. Manobal. -se subió al auto.

Lisa: Como sea, Panin, no me interesa.

Jennie: De verdad, Srta. Manobal...

Lisa: ¡YA TE DIJE QUE NO ME IMPORTA! -gritó, sobresaltando a la castaña que por un momento se quedó callada.

"No debí gritarle. Pobrecita, la cara que ha puesto. Pero es que esa tal Hyun-ji me ha sacado de mis casillas."

Jennie: Ella no es nada mío, es decir, sí lo fue, pero le aseguro que no tenemos nada.

Lisa: Bien. -la rubia sonrió un poquito, lo suficiente para que la castaña no se diera cuenta.

Jennie: Nuevamente, gracias por lo de la subasta. No quería tener nada que ver con Hyun-ji.

Lisa: No cantes victoria, Kim. Me debes un día completo gratis y tendrás que pagármelo. -la miraba por el espejo retrovisor.

Jennie: Como usted diga, Srta. Manobal...

Yo cuidare de ti (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora