You and me

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Lisa Lisa caminaba en dirección a la oficina de su padre, pero esta vez había algo diferente en ella: su sonrisa. Una sonrisa que dirigía a cada una de las personas que trabajaban para el señor Manobal. Las personas se miraban entre sí, preguntándose si se acercaba el apocalipsis o si la amargada Manobal o la detestable señorita Manobal se iban a morir. Ver a Lisa Manobal sonreír y saludar era algo que no se veía todos los días.

Lisa: Hola, Sana - saludó a la asistente de su padre, quien la miró confundida - ¿Está mi padre? - le preguntó.

Asistente: ¿Tu padre? - la asistente no podía creer que Lisa estuviera siendo amable.

Lisa: Sí, mi padre. ¿Está? - le sonrió.

Asistente: Sí, sí - todavía no podía creérselo.

Lisa: ¿Podrías preguntarle si puede atenderme? - la asistente pensó que algo malo le estaba pasando a la rubia.

Asistente: Claro, señorita Manobal - cogió el teléfono - Señor Manobal, su hija está aquí. Dice que si puede atenderla. Claro, como usted diga - colgó el teléfono - Puede pasar, señorita Manobal.

Lisa: Gracias - le sonrió a la asistente y entró a la oficina de su padre - Hola, papá - se acercó a darle un beso y un abrazo a su padre, quien se levantó confundido. Hacía mucho tiempo que Lisa no hacía eso.

Señor Manobal: Hija, no sabía que ibas a venir - sonrió - Pero siéntate - le señaló la silla - ¿Qué te trae por aquí? ¿Necesitas dinero? - fue lo primero que pensó.

Lisa: No, necesito 100,000 dólares - su padre abrió los ojos sorprendido - Estoy bromeando - soltó una carcajada y Marcos se preguntó qué le estaría pasando a su hija. Hacía mucho que no la veía así.

Señor Manobal: Creí que hablabas en serio - se acomodó en su silla.

Lisa: Pues no - sonrió - ¿Te acuerdas del puesto que me ofreciste la otra vez? - preguntó.

Señor Manobal: ¿Para escribir la columna? - Lisa asintió - ¿Qué pasa con eso?

Lisa: ¿Está disponible todavía? - ahora sí Marcos estaba confundido.

Señor Manobal: Hija, ¿estás bien? ¿Tienes fiebre? - la rubia sonrió. Era lógico que su padre pensara eso.

Lisa: Estoy bien, papá, y no tengo fiebre.

Señor Manobal: Pero... pero me estás diciendo que ¿quieres el trabajo?

Lisa: Sí, lo quiero, y por eso quiero saber si está disponible.

Señor Manobal: Claro que sí, hija. Ese puesto siempre ha estado disponible para ti - estaba feliz.

Lisa: ¿Cuándo comenzaría a trabajar?

Señor Manobal: Ahora mismo, si quieres - se emocionó.

Lisa: Me parece bien, pero creo que tengo que reorganizarme un poco. ¿Qué te parece si comienzo la próxima semana?

Señor Manobal: Por mí no hay problema.

Lisa: Bien, creo que me voy - miró su reloj - Todavía tengo que hacer algunas cosas - se levantó de la silla, se acercó a su padre y le dio un beso en la mejilla - Te quiero, papá - lo abrazó.

Señor Manobal: Y yo a ti, hija - unas lágrimas empezaban a salir. Lisa se separó del abrazo y comenzó a caminar hacia la puerta, pero un llamado de su padre la detuvo.

Señor Manobal: Hija - la rubia se giró para mirar a su padre.

Lisa: Dime.

Señor Manobal: ¿Te pasa algo? - preguntó sin poder creer todavía la actitud de su hija.

Yo cuidare de ti (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora