Capítulo 18

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Christian.


¿Qué mierda es esta? Tomo mi celular y llamo a Welch.


Responde al tercer timbre. Para ser mi asesor de seguridad no hace su trabajo rápido.


—Sr. Grey—. Responde aprensivo- ¿Qué puedo hacer por usted?


—Recibí un correo con remitente desconocido, tómalo como una amenaza, llama a Barney. Quiero saber quién diablos es y cuáles son sus intenciones—. No espero respuesta y cuelgo.


Genial, no es la primera vez que recibo una amenaza desde que tome posesión de la empresa y tampoco será la última mientras esté involucrado en el mundo de los negocios. Pero, con Anastasia viviendo conmigo debo tener más cuidado, cualquiera podría darse cuenta que ella es importante en mi vida y utilizarlo en mi contra.


Mi dulce y pequeña Anastasia.


Tomo un momento para recordar nuestra actividad de hace apenas unos minutos —¡Dios! Es realmente hermosa—. No puedo dejar de pensar en cómo sus pechos rebotaban por cada embestida; la forma en que mordía su labio para ahogar sus gemidos y su va...


Un pequeño beso es depositado en mi nariz sacándome de mis libidinosos pensamientos. —¿En qué momento empecé a soñar despierto?.


—La cena esta lista, Sr. Grey—. Dice con una pequeña sonrisa, toma mi mano tratando de levantarme —¡Oh! Vamos Christian, me muero de hambre—.


—Si mal no recuerdo, hoy en la mañana no tenías mucha hambre—. Se ruboriza.


—Han pasado más de doce horas, Christian. Tengo mucha hambre—. Tira de mi mano nuevamente sin conseguir moverme.


—Preferiste saltarte la comida y hacer algo más placentero conmigo—. Le guiño un ojo y rueda los ojos.


La halo a mi regazo.


—No hagas eso, Anastasia. Es de mala educación—. Muere por reírse de mí —¿Te divierto?—. Asiente con la cabeza.


—Eres muy joven y tan enojón, prometo no hacerlo de nuevo, pero de verdad tengo hambre y la cena se está enfriando— Besa mi nariz.


—No lo soy—. No lo soy, digo, ciertos gestos son de mala educación y rodar los ojos es uno de ellos. Pero no puedo evitar sentirme mal por haberle hecho una reprimenda. —Tienes razón, vamos a cenar—. Sonríe y se levanta de mi regazo.


Va por delante de mí, dándome una vista espectacular de su trasero y en un descaro de mi parte le doy un palmazo en el trasero.


Chilla y da la vuelta.


—Eso dolió— Dice dando un débil golpe en mi pecho. La tomo entre mis brazos y chilla. —¡Bájame!— Trata de parecer disgustada pero su dulce risa retumba a nuestro alrededor.

Yo te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora